«Celebramos esta fiesta sabiendo que Ella viene presurosa hacia nosotros, no nos deja solos…»
Por: Diego Rodarte
«Me quedé sin trabajo por la pandemia y ahora trabajo como repartidor para poder subsistir… vengo a darle las gracias porque tengo salud, porque teniendo salud se pueden hacer muchas cosas y vengo a pedirle que me ayude a encontrar un trabajo donde pueda desempeñarme…», es una de las voces de los peregrinos que llegaron a la Basílica de Guadalupe en medio de la contingencia sanitaria por covid-19 y en el marco del aniversario 489 de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe en el cerro del Tepeyac.
Desde el pasado 25 de octubre, Mons. Salvador Martínez Ávila, Rector de la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe (INBG), informó mediante un video difundido en las redes sociales del Santuario, la suspensión de las celebraciones los días 11 y 12 de diciembre en la Basílica, por lo que exhortó a los fieles a evitar las peregrinaciones al santuario, celebrar a la Virgen desde las casas, capillas, ermitas o parroquias, y visitar a la Virgen de Guadalupe de manera escalonada en los meses de noviembre y enero.
En aquella ocasión, se informó que durante los días principales, los fieles sólo podrían pasar por las bandas móviles frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe y retirarse, por lo que no podrían permanecer en el atrio ni en las inmediaciones.
Sin embargo, la afluencia de peregrinos al Templo de San Hipólito el 28 de octubre, fiesta de San Judas Tadeo, puso en alerta a las autoridades civiles y religiosas, por lo que el lunes 23 de noviembre, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), informó mediante un comunicado, la decisión en común acuerdo con las autoridades federales y del gobierno de la Ciudad de México, de cerrar la Basílica de Guadalupe y sus inmediaciones del 10 al 13 de diciembre, con el fin de evitar movilizaciones masivas que pusieran en riesgo a la población por contagio del virus sars cov 2.
El 24 de noviembre, en una conferencia de prensa en la que participaron la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el Arzobispo Primado de México, Cardenal Carlos Aguiar Retes, el Rector de la Basílica, Mons. Salvador Martínez Ávila y a distancia el Presidente de la CEM, Mons. Rogelio Cabrera López, el Secretario General de la CEM, Mons. Alfonso Miranda Guardiola, las autoridades dieron a conocer las acciones que se tomarían para evitar aglomeraciones en la Basílica, como el cierre de calles aledañas y un operativo para disuadir las intenciones de los fieles de acercarse al santuario, al mismo tiempo, se invitó a los fieles a celebrar a la Virgen de Guadalupe desde casa y en las parroquias, siguiendo las actividades transmitidas por el santuario en redes sociales, así como en canales de televisión abierta y cobertura nacional.
«La Virgen irá ahora a nuestras casas, en lugar de esperarnos en su casa, Ella irá a nuestras casas a través de los medios con los que gracias a Dios contamos, con las tecnologías de comunicación», expresó Mons. Carlos Aguiar Retes durante la conferencia de prensa.
Por su parte, Mons. Rogelio Cabrera, hizo extensivas las medidas de seguridad sanitaria a las parroquias y santuarios de las ciudades de todo el país e invitó a celebrar de manera creativa, con las debidas precauciones a la Virgen de Guadalupe:
«También Ella fue a saludar a Bernardino en su cama cuando estaba sufriente, ya sabemos que la Virgen se mueve, y se mueve a donde están sus hijos y sus hijas, especialmente los más dolientes. Nos unimos al dolor de todo el pueblo de México a causa de esta pandemia, por los que están enfermos, los que ya murieron y queremos colaborar con nuestras autoridades a implementar por todo el bien de México estas medidas que son necesarias y que para nada tratan de minar el fervor, la devoción y la fe de quienes celebran a Santa María de Guadalupe», señaló Mons. Cabrera.

Las reacciones de los fieles no se hicieron esperar, y conforme se acercaban las fechas esperadas, fueron llegando a los pies de la Virgen Morena. Mientras tanto, en el santuario mariano más importante de América, se reforzaron las medidas de seguridad sanitaria que las autoridades de la Basílica implementaron a finales del mes de julio con la reactivación del culto público en los templos, como el acceso controlado a las celebraciones litúrgicas, con aforo máximo de 500 personas en el interior del recinto, toma de temperatura, aplicación de gel antibacterial y uso obligatorio de cubrebocas.
En el caso de las peregrinaciones agendadas, solo podían acudir un grupo reducido de representantes, o bien, seguir las celebraciones de manera virtual. Cabe señalar, que desde el mes de agosto, meses antes que se diera a conocer la cancelación de los festejos guadalupanos, sociedades y mayordomías de diferentes puntos del país, dieron a conocer mediante comunicados publicados en sus redes sociales, la suspensión de las peregrinaciones a la Basílica y los festejos a la Virgen como medida para evitar la propagación del virus.
El domingo 6 de diciembre, al finalizar la misa dominical de medio día en la Basílica de Guadalupe, el Cardenal Carlos Aguiar dio a conocer que el Papa Francisco aprobó que se concediera la indulgencia plenaria a quienes celebraran a la Virgen de Guadalupe desde casa:
«Le he pedido al Santo Padre, Papa Francisco, que nos concediera para motivación , aliento y esperanza, que los devotos reciban en su casa la indulgencia plenaria, con la cual pueden unirse en favor de sus hermanos difuntos. Como un consuelo, el Papa lo ha concedido», anunció el Arzobispo de México.
Las condiciones para recibir la indulgencia fueron:
- Preparar un lugar de oración a la Santísima Virgen de Guadalupe en casa.
- Participar a través de los medios de comunicación, siguiendo como si lo hicieran de forma presencial, las Misas de media noche y la Misa Solemne de las Rosas, que se celebraron en la Basílica de Guadalupe el 12 de diciembre.
- Cumplir con las condiciones habituales para lograr las indulgencias: orar por las intenciones del Santo Padre, estar en gracia de Dios habiéndose confesado, asistir a misa completa y comulgar.
DEVOCIÓN ANTE EL COVID

Desde los primeros días de diciembre, se incrementó de forma fluida el número de peregrinos que llegaron a visitar a la Virgen de Guadalupe, la mayoría de ellos con una fuerte necesidad espiritual y del consuelo de la Madre de los mexicanos, pues todos han sufrido de alguna manera el golpe de la pandemia: familiares enfermos debido al contagio, la muerte de uno o varios seres queridos, pérdida de empleo, quiebre de negocios o violencia familiar.
Ana es una de las peregrinas que con una veladora en las manos oraba frente a las vallas que impiden el acceso al interior del recinto: «Vine a darle las gracias porque tuve un hermano que se contagió de coronavirus, estuvo muy grave, pensamos que se nos moría, pero gracias a la Virgen logró recuperarse…le pedimos a Ella que lo aliviara y gracias a Dios mi hermano salió del hospital».
No faltaron las expresiones de fervor en el Atrio de las Américas, pequeños grupos de mujeres que danzaban y que a su atuendo agregaban un cubrebocas, cocheros que de manera individual interpretaban alguna alabanza, fieles que recorrían el atrio de rodillas para llegar aunque sea a la entrada y mirar desde ahí la imagen de la Morenita, otros, con la música del celular, danzaban por un momento o con sus instrumentos en mano entonaban cantos a la Guadalupana, mientras otros, de rodillas, rezaban el Santo Rosario.
No faltaron los que pese a la pandemia, abandonaron sus comunidades y emprendieron el viaje a pie para cumplir su promesa anual de visitar a la Virgen en las vísperas de su fiesta, y que ante el anuncio del cierre del santuario, adelantaron su viaje para encender la Antorcha Guadalupana que llevan a sus comunidades y que de acuerdo con sus tradiciones, deben renovar el fuego cada año y bendecirlo en la casa de la Guadalupana.

Sobre el Puente Papal y la Calzada de los Misterios, se colocaron filtros sanitarios monitoreados por personal de la Alcaldía Gustavo A. Madero, en los que se colocaron despachadores de gel antibacterial y se tomaba la temperatura a los fieles que llegaban a la Basílica, además, se obsequiaban cubrebocas a las personas que no lo llevaban y se repartieron folletos con información para orientar a los peregrinos sobre la pandemia.
El miércoles 9 de diciembre, la Basílica de Guadalupe cerró sus puertas en horario habitual, y aún desde la reja algunos fieles se acercaron a saludar aunque sea de lejos a la Virgen de Guadalupe: «Sabemos que con esto de la covid no se nos permite llegar, pero tenemos en el corazón a nuestra jefecita y ella sabe que aunque sea a unos cuantos pasos de su santuario estamos presentes de todo corazón”, expresó Édgar González, peregrino proveniente del estado de Puebla.
A las 00:00 horas del jueves 10 de diciembre, elementos de la policía y de la Guardia Nacional, hicieron presencia en las inmediaciones del santuario para implementar el operativo «Peregrino quédate en casa» y vigilar que se cumpliera el protocolo anunciado por las autoridades. Aún así, durante los días 10, 11 y 12 de diciembre, en un número muy reducido, peregrinos provenientes de diferentes puntos, como Tlaxcala, llegaron por la Calzada de Guadalupe, y hasta donde los retenes les permitieron llegar cumplieron un año más con su promesa de visitar a la Guadalupana:
«Por lo menos llegamos hasta en frente y con eso nos vamos más que satisfechos… traigo un pequeño grupo de ocho personas, nada más venimos ocho… por todo lo que está pasando no pudo venir la demás gente, entonces nosotros optamos por hacer este pequeño grupo y venir nosotros. No permitimos que vinieran niños ni adultos mayores, por eso venimos la mayoría jóvenes, para evitar que se enfermen», expresó un peregrino proveniente de Tlaxcala, después de caminar cuatro días, solo se les permitió persignarse y retirarse del lugar.
«Yo tengo fe y creo mucho en Dios y vine con la fe con la que siempre vengo, yo siento que no hay ningún problema», explicó Cristian Ramírez, proveniente de Puebla.
SIGNOS DE TU PRESENCIA

Desde el anuncio de la suspensión de los festejos guadalupanos, Mons. Salvador Martínez anunció una serie de actividades, ritos y dinámicas con las que los fieles pudieran interactuar desde casa o bien, hacerse presentes de manera simbólica los días que el santuario permanecería cerrado, como llevar durante el mes de noviembre una veladora a los pies de la estatua de San Juan Pablo II en el atrio de la Basílica o llevar diferentes flores que se trataron para su conservación y hacer un tapete monumental en el atrio.
Durante los días previos a la gran celebración, cientos de veladoras se fueron acumulando, la mayoría con una etiqueta con las intenciones de quienes las ofrecían, la mayoría para dar gracias o pedir por un enfermo, así como una forma de implorar a la Virgen el fin de la pandemia.
El 11 de diciembre, muy de mañana, 20 artesanos de Huamantla, Tlaxcala, comenzaron a trabajar en la elaboración del tapete monumental conformado con 80 mil flores, que combinadas con aserrín pintado, formaron la imagen de la Virgen de Guadalupe y un pasillo que llegaba hasta la Puerta Mariana, dispuesta para el Año Jubilar por los 125 años de la Coronación Pontificia de la Virgen de Guadalupe.
Al rededor y formando varias figuras, se colocaron las más de 14 mil veladoras que fueron encendidas la tarde del mismo 11 de diciembre por empleados del recinto mariano, y aunque una sorpresiva lluvia que cayó sobre el valle de México, provocó que se apagaran, fueron los mismos empleados los encargados de mantenerlas encendidas como un signo de esperanza.

A través de las redes sociales de la INBG comenzó la transmisión del tradicional Homenaje a Santa María de Guadalupe, que este año se hizo de manera virtual, en el que fieles de distintos puntos del país y de Latinoamérica ofrecieron su canto a la Virgen Morena, a través de un video que enviaron previamente de acuerdo a la convocatoria emitida por los organizadores. En punto de las 12:00 de la noche, como es tradición, el Mariachi Gama 1000 interpretó las tradicionales Mañanitas a la Virgen, acompañando al cabildo de Guadalupe.
Al término de las mañanitas, comenzó la Misa de Gallo, presidida por el Arzobispo Primado de México, Cardenal Carlos Aguiar Retes, quien, en su homilía, recordó que la Virgen de Guadalupe quiso llegar a tierras mexicanas para «manifestar su amor, ternura, consuelo y auxilio a quienes desean conocer a su Hijo, a quienes quieren ser fieles discípulos de su Hijo Jesucristo y corresponder a su vocación, también a quienes se encuentran agobiados, atribulados, desamparados, sin esperanza».
Basado en el Evangelio de San Lucas, Aguiar Retes resaltó que ante la situación actual que impidió que millones de peregrinos encaminaran sus pasos al Tepeyac, es la propia María la que se encamina presurosa a los hogares que quieran recibirla: «En este inesperado y terrible año, debido a la Pandemia, sabiendo que no hemos podido venir a visitarla, sin duda alguna ella se encaminará presurosa, y entrará a nuestras casas para que nosotros, como Isabel, quedemos llenos del Espíritu Santo, y convirtamos nuestro hogar en una casita sagrada, con la presencia de nuestra querida madre, María de Guadalupe».
Por su parte, el Nuncio Apostólico en México, Mons. Franco Coppola, presidió la Misa Solemne de las Rosas, al medio día del 12 de diciembre. En su homilía, el Nuncio recordó que a su llegada a México como representante del Papa, conocía poco sobre la Virgen de Guadalupe, y lo primero que hizo al llegar a suelo mexicano fue visitar a la Virgen en su Basílica para encomendar su misión en estas tierras: «Es un gran regalo estar aquí bajo la mirada de nuestra madre y celebrarla en su día».
Mons. Coppola señaló que la Virgen María al recibir el anunció del Ángel sobre la encarnación del Hijo de Dios en su ser, no se queda donde está, sino que se pone en camino, acción que repite en cada uno de nosotros cuando tenemos alguna necesidad:
«María se encaminó presurosa, hemos escuchado en el Evangelio, no se queda donde está… se mueve, se encamina presurosa, es lo mismo que la Virgen hace con cada uno de nosotros, no se queda, se pone en camino para venir a nuestro encuentro. Hasta cuando nos alejamos, porque Juan Diego, nos dice la historia, el también tenía sus preocupaciones y pensaba que perdía tiempo al pasar por este camino, la Virgen de todas maneras se hace presente para consolarlo, se hace presente también para resolver su problema, para sanar a su tío».

El Nuncio expresó que en estos tiempos muchas angustias pesan en nuestro corazón y que la pandemia ha sido como un flagelo que ha golpeado a violentos e inocentes:
«Quien entre nosotros no ha tenido o no tiene como Juan Diego un tío o un papá, o una mamá, un hermano, un hijo, un familiar, un amigo que ha sido contagiado, con la angustia de ver si sus síntomas se agravan, si es necesaria su hospitalización, si su cuerpo reacciona o no, si se muere sin poderse ni siquiera despedir.
¿Quién no ha padecido o no padece las consecuencias del bloqueo de las actividades económicas que ha sido necesario? Cuantos tenían bastante seguro su pan y ahora no están tan seguros. Cuanta angustia en el corazón de las personas, de los papás, de las mamás de familia que tienen que salir cada día para buscar trabajando el pan para sus hijos, conscientes que se están exponiendo y no saben si esta noche, junto con el pan, no llevarán consigo también al contagio.
A todos nosotros se para delante, hoy como siempre, como cada, día Santa María de Guadalupe y nos repite: Oye y ten entendido, hijo mío, el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, ni te inquiete cosa alguna, ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?…
…Celebramos esta fiesta sabiendo que Ella viene presurosa hacia nosotros, no nos deja solos», conluyó Mons. Coppola.
En contraste con la Basílica vacía, en los hogares católicos de todo México, aún en las comunidades más humildes, los mexicanos creyentes celebraron a su patrona en casa, con un altar, un rosario, una oración y un canto a la Virgen de Guadalupe. En las calles sonaban las mañanitas y algunas alabanzas a la Virgen, y en los templos católicos los fieles acudían a celebrar con gozo a la Emperatríz de América, con la súplica de que el 2021 sea un año mejor para todos y que para el año siguiente podamos celebrarla en su santuario con salud y mucha alegría.
Fotografías del tapete: Arquidiócesis Primada de México