LA CORONACIÓN DE MARÍA SMA. DE GUADALUPE
El día 12 de octubre de 1895
Desde las primeras horas de la mañana, un número considerable de personas de todas las clases sociales y en su totalidad de la aristocracia, estaban en las puertas de la Colegiata esperando el momento de que abrieran, pues con ansia esperaban el momento feliz de la Coronación.
Por fin abrieron y al las 8:30 el Sr. Alarcón tomó asiento en el trono que al efecto estaba a lado del Evangelio; en las naves laterales se colocaron los seminaristas y en el altar mayor canónigos y sacerdotes, haciendo un total de más de trescientas personas.
Un cuarto de hora después comenzó la ceremonia descubriendo la imagen y comenzando el coro el canto de ritual.
37 Obispos y Arzobispos extranjeros ocuparon las escalinatas del altar mayor. Los señores canónigos vestían unos de negro y otros de morado, tomando los lados del baldaquino del altar mayor.
A las nueve fueron llevadas por las madrinas en unas andas de varillas de metal las dos coronas. En esos momentos era tanta la gente, que al llegar al altar las coronas hubo un tumulto por el lado de las señoras, resultando hecha pedazos una barandilla.
El Señor Plancarte entregó las coronas al Sr. Arzobispo, quien pronunció la siguiente oración:
«Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te hacemos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros, oh Virgen llena de gracia y de bendición.»
En seguida todos los obispos se descubrieron y pusieron en pie y se cantó el versículo.
V. Nuestra ayuda sea en el nombre del Señor.
R. Que hizo el cielo y la tierra.
V. El Señor sea con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos. Omnipotente y sempiterno Dios por cuya clementísima dispensación todas las cosas han sido hechas de la nada; rogamos instantemente a tu Majestad que te dignes bendecir y santificar esta corona destinada al ornato de la Sagrada Imagen de la Madre de tu Hijo. Por el mismo Jesucristo Señor Nuestro, que contigo vive y reina en unión del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos, Amen.
Roció el mismo prelado las coronas con agua bendita, y dio lectura a la acta de la entrega de la Corona, hecha por el P. Plancarte al V. Cabildo de la Villa, que levantó el notario D. Manuel Moterrubio y Poza. En seguida se leyó una larga lista de nombres de las personas que habían contribuido para la obra y la corona, y después dio principio la misa, en la que ya tomó parte el Orfeón, que se escuchó mejor que otras veces.
Concluida esta ceremonia, siguió la procesión de los señores Obispos y Arzobispos: todos estos con cruz alta y ciriales y el acompañamiento de los sacerdotes de sus Diócesis y asistencia de los pertenecientes a las iglesias y parroquias de la capital. Muchos sacerdotes y seminaristas les seguían: el cabildo de la Catedral de México y el de la Colegiata.
En esta procesión cantaron el himno Oh, Gloriosa Virginnum. Saliendo de la iglesia recorrió el atrio y al entrar ahí comenzó la oración.
«Oh, Dios, que te dignaste elegir para habitar el claustro virginal de la Bienaventurada María, siempre Virgen, te rogamos que nos concedas que amparados con su defensa asistamos con júbilo a su coronación. Que vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos, Amén.»
El Señor Arzobispo al llegar todos se arrodilló y entonó el himno Regina Caeli laetare allelluya. A las once y media subieron al tablado los Sres. Arzobispos Alarcón y Arciga y pusieron la corona…
CXXV ANIVERSARIO DE LA CORONACIÓN
Con un número reducido de fieles se llevó a cabo la Solemne Misa de las Rosas con motivo del CXXV Aniversario de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Guadalupe, presidida por el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, quien al inicio de la celebración expresó que en estos tiempos difíciles la corona de la Virgen se engalana con las obras de misericordia:
«Hoy ante su sagrada imagen, queremos en este tiempo de tanto sufrimiento y dolor engalanar su corona con las obras de misericordia que sus hijos e hijas han realizado en favor de las víctimas de la pandemia covid-19».
Durante su homilía, el Cardenal recordó el proceso que vivió María al seguir de cerca los pasos de su hijo Jesucristo, lo que le trajo grandes alegrías pero también sumisión a la voluntad de Dios en los momentos difíciles e invitó a usar la Indulgencia Plenaria concedida en este Año Jubilar que se extiende hasta el 12 de octubre de 2021 en favor de las almas de los fieles difuntos.
Como parte de la celebración y recordando los 270 años de la fundación del Venerable Cabildo de Guadalupe, el Pbro. Efraín Hernández fue investido como Canónigo de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe con los deberes y privilegios que este nombramiento implica.
Al final de la Santa Misa, el Cardenal Aguiar Retes bendijo las rosas que recuerdan la señal que la Virgen de Guadalupe entregó a Juan Diego como prueba de su aparición en el Tepeyac e impartió la Bendición Apostólica con Indulgencia Plenaria que concede el Papa Francisco.

Cabe señalar que debido a la contingencia por covid-19, el pasado 20 de septiembre, durante la Misa Dominical en la Basílica de Guadalupe, el Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola leyó el decreto en el que se dio a conocer que el Papa Francisco extendió el Año Jubilar Guadalupano Plancartino que inició el 8 de septiembre de 2019 y que concluirá el 12 de octubre de 2021, por lo que los fieles que acudan de manera gradual al Santuario y participen en la Santa Misa, podrán obtener la Indulgencia Plenaria y los beneficios espirituales que la Iglesia concede a quienes cumplan con los requisitos establecidos, es decir, estar en estado de gracia, confesión y comunión sacramental, el rezo del Credo y el Padre Nuestro con verdadero arrepentimiento de los pecados y haciendo oración por el Romano Pontífice.