Nuestra Señora de la Soledad de Puebla

«Vosotros, los que pasais por el mundo con dolor, decidme si lo sabeis, quien sufre igual que yo»

Por: Diego Rodarte

En el año de 1560, en Madrid, España, Doña María de la Cueva, condesa viuda de Ureña y camarera mayor de la reina Isabel de Valois, dona un traje de luto para vestir la imagen de la Virgen de la Soledad que labró Gaspar Becerra a instancias de la reina. Tal fue el impacto de esta nueva iconografía que pronto se extendió a las Dolorosas de toda la Península y los territorios conquistados por España. Es así como surge la devoción a la Soledad de la Virgen María:

«La Soledad de María contempla lo que vive María después de dejar a su Hijo muerto en el sepulcro. María regresa sola a casa, acompañada por Juan, pero sin su Hijo, y Juan regresa a su casa acompañado por María, pero sin su Maestro. Espiritualmente, la soledad de María es la soledad de la Iglesia. No se nos olvide que el concilio vaticano II en el Lumen Gentium nos dice que María es figura de la Iglesia. Luego entonces, lo que vemos en María, la discípula fiel, también lo vemos por extensión en la Iglesia… María acompaña a la Iglesia y la Iglesia contempla a María», explica el Pbro. Miguel Arcángel De Simone, Párroco del templo del Sagrario Metropolitano y de Nuestra Señora de la Soledad, en la ciudad de Puebla, donde se venera una de las imágenes de Nuestra Señora de la Soledad, considerada una de las más bellas y queridas por los poblanos, que de acuerdo con la tradición, llegó de Sevilla, España en 1704.

Cuenta la historia que el capitán don Diego Fernández de Santillán y Villegas, Conde de Casa Alegre, debía viajar a España para cumplir compromisos con la corona y no le sería posible regresar a la Nueva España. Es por eso que preguntó a su criado de más confianza, el mulato Manuel de los Dolores, qué era lo que deseaba como recompensa por tantos años de servicio y lealtad con él, a lo que el humilde criado respondió que quería una imagen de la Virgen de la Soledad.

Una vez en el Puerto de Cádiz, el Conde buscó en varios talleres de escultura una imagen digna de la Soledad, pero las que le ofrecían no parecían agradarle del todo, hasta que fue llevado con un escultor, Terciario de la Orden de Santo Domingo en la ciudad de Sevilla, donde encontró la cara y manos de una Virgen de la Soledad.

El capitán tuvo un inconveniente y no pudo enviar la imagen de inmediato a su criado, por lo que determinó guardarla momentáneamente en un lugar digno, y por recomendación del escultor, la imagen fue llevada al convento de las Agustinas Recoletas en Cádiz, donde su hija profesaba como religiosa. Una vez en el convento y en presencia de la comunidad religiosa, el Conde abrió la caja y las religiosas quedaron prendadas de la belleza de la escultura solicitando permiso para colocarla en la capilla conventual.

Nuestra Señora de la Soledad venerada en la Parroquia del Sagrario

Las monjas se enfervorizaron tanto con la imagen de María Santísima en su Soledad, que decidieron quedarse con ella, intención en la que la hija del escultor estuvo de acuerdo, ignorando las indicaciones del Conde de Casa Alegre, pero los designios del cielo eran otros, pues se cuenta que la Virgen misma tomó la determinación de que su imagen debía atravesar el mar para llegar a la Nueva España.

Por aquellos días, la Madre Superiora del convento enfermó gravemente, y por tal efecto soñó que la Virgen le decía: «Si tu salud quieres recobrar, debes enviarme en el primer barco hacia la Nueva España«.

Mientras tanto, en la ciudad de Puebla de los Ángeles, el mulato Manuel de los Dolores, en unión con Juan Sánchez y otros vecinos, obtuvieron en 1698 licencia del Obispo Don Manuel Fernández Santacruz, para fabricar una modesta capilla con el fin de albergar la imagen de la Virgen de la Soledad, y que desde antes de la llegada de la imagen funcionaba como Escuela de Cristo para la evangelización y catequización, contando con numerosos colegiales que acudían regularmente a los ejercicios piadosos. 

Fue hasta el año de 1704 cuando al fin llegó a la ciudad de Puebla de los Ángeles, y junto con ella llegaron las historias de los sucesos en Cádiz y la forma como milagrosamente quiso llegar la Soledad hasta la ciudad de Puebla; fue grande el júbilo de aquel mulato que vio cumplido sus más caros deseos, sobre todo la fama que había adquirido la bendita imagen que rápidamente se esparció por toda la ciudad.

Muchas personas acudieron para admirar la imagen de la Soledad; aún así, faltaba completar el pedestal de la escultura que tardó algún tiempo para su elaboración y que se concluyó hasta el año siguiente de su llegada. El primer vestido que lució la sagrada imagen fue de terciopelo bordado en plata y oro hecho por las niñas vecinas del barrio de El Carmen, bajo la dirección de la señorita Soledad Franco que costeó los materiales para su elaboración.

Traslado de Nuestra Señora de Nuestra Señora de la Soledad el 25 de febrero de 1748.

La imagen fue colocada en el altar el Domingo de la Sexagésima, es decir, el segundo domingo antes de la Cuaresma, el 12 de febrero de 1708, previa a una procesión de personas de todas las clases sociales que concurrieron a ella con luces en las manos.

La felicidad del pobre mulato no duró mucho, pues los congregantes de la Escuela de Cristo estaban mezclados con otras cofradías de la ciudad y había discrepancia entre sí, ya que todos se sentían con derechos sobre la capilla y lógicamente sobre la imagen de la Virgen de la Soledad, a tal punto que, para evitar algún problema mayor, la capilla junto con la imagen fueron declaradas propiedad de la Sagrada Mitra, quedando el pobre mulato sin su imagen.

Manuel de los Dolores murió de pena al verse despojado de lo que consideraba su único tesoro, y se dice que fue sepultado en la capilla que él mismo había edificado para honrar a la bendita Señora en su soledad.

Una vez confiscada por la Mitra, la imagen de la Soledad se trasladó al Templo de las Capuchinas, ubicado actualmente en las calles 16 de septiembre y 9 oriente, y la devoción creció tanto que cuarenta años después se construyó un nuevo templo donde se estableció el segundo convento de Carmelitas Descalzas de la ciudad, motivado por don Juan Francisco de Vergalla, quedando la imagen bajo el cuidado espiritual de las religiosas carmelitas que se hicieron llamar Carmelitas de Nuestra Señora de la Soledad.

El 26 de febrero de 1748, la imagen de Nuestra Señora de la Soledad fue traslada solemnemente al templo que actualmente la resguarda, en una suntuosa procesión que marcó la historia de Puebla:

«Hay un cuadro a la entrada del templo, obra de Pablo José Talavera, que retrata la solemne procesión en donde la imagen fue trasladada desde catedral hasta el actual templo de la Soledad acompañado de las primeras cuatro religiosas de claustro, carmelitas que custodiarían la imagen… fue una fecha tan solemne que en la gran pintura mural aparece el Virrey de la Nueva España… no porque necesariamente haya asistido el Virrey, pero los grandes acontecimientos debían estar sancionados por la autoridad más alta, en este caso sería el Virrey», explica el padre Miguel Arcángel.

Proseción de Viernes Santo en la Ciudad de Puebla.

Antiguamente, cada Viernes Santo llegaban al templo las damas de la alta sociedad de Puebla, presentadas con su familia, todos rigurosamente vestidos de luto, hasta los niños, para dar «el pésame a la Virgen», y devotamente arrodilladas ante la imagen de María Santísima de la Soledad, previa confesión y absolución, rezaban siete Salves que en diversas épocas del año se aplicarían por el eterno descanso de algún familiar difunto, como si se tratara de un depósito espiritual que quedaba bajo el resguardo de la Abogada de los pecadores.

Se dice que estas oraciones resultaban más valiosas y efectivas por haber sido rezadas en un día tan grande como el Viernes Santo.

La imagen de la Virgen de la Soledad también participaba en la Procesión de Viernes Santo de la Angelópolis, por lo que se conformó una cofradía de damas nobles, quienes ofrecían su esfuerzo para poder alcanzar un favor del cielo y con esto, prestaban sus joyas a la imagen de la Virgen para que las luciera por ellas en ese día. 

Con la aplicación de las Leyes de Reforma desaparecieron la procesiones y las cofradías, sin embargo, la devoción a la Virgen de la Soledad de Puebla siguió vigente por su valor histórico y espiritual, de tal manera, que en 1992 fue incorporada a la actual Procesión de Viernes Santo como una de las imágenes de mayor veneración en la ciudad y era llevada en andas por mujeres que fungían como porteadoras, apoyadas por hombres que transportaban el palio.

Sin embargo, este grupo de porteadores solo aparecían durante los preparativos y la procesión del Viernes Santo, pero no había un compromiso más allá, lo que inspiró al párroco Miguel Arcángel De Simone a fundar una nueva cofradía entre los devotos de la Virgen de la Soledad:

«Como devoción había muy poca, eso me llevó a fundar una cofradía en forma, a invitar a los devotos de la Soledad a cargar a la Virgen no solo una vez al año, buscando que la gente vaya tomando conciencia de lo que es esta devoción», explicó el párroco.

Los miembros de esta cofradía pueden ser hombres y mujeres mayores de 15 años que deseen comprometerse a custodiar la bendita imagen, reuniéndose como cófrades el último sábado de cada mes para rezar el Santo Rosario, tener una reunión de cófrades, celebrar la Santa Misa y tener una formación espiritual.

«También les vamos a pedir a los cofrades que acomoden sus horarios habituales para ir al templo a dirigir el Santo Rosario una vez al mes, porque la idea es que en ese templo se rece el Santo Rosario todos los días del año.

Vamos a darle una cartilla a los cofrades para ir sellando su asistencia a la reunión mensual, así como su compromiso de dirigir el rezo del rosario», señaló el padre Miguel Arcángel.

Otra iniciativa del párroco del Sagrario Metropolitano y Nuestra Señora de la Soledad es una fiesta patronal propia de Nuestra Señora de la Soledad de Puebla, ya que la fiesta principal de la parroquia es el 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de María, que junto Nuestra Señora del Sagrado Corazón y Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, forma parte de la devoción mariana de la parroquia:

«Toda devoción tiene su fiesta litúrgica… cuando pregunté cuando era la fiesta patronal de la iglesia de la Soledad, me dijeron que el 15 de agosto… me puse a investigar cuando se celebra una fiesta de la Soledad y encontré que no existe una fecha específica.

Propiamente la fiesta de la Soledad debería ser el sábado Santo, cuando Jesús está en el sepulcro, cuando María empieza a sufrir su soledad, sin embargo, el Sábado Santo no se puede celebrar nada, ni la misa…

Imagen de «La Porterita», que se venera en la Parroquia del Sagrario Metropolitano.

La fiesta de la Soledad en todo el mundo se celebra en una fecha significativa para la imagen, para la devoción o para la cofradía que custodia la imagen, y así es como tenemos que la fiesta de la Soledad de Oaxaca es el 18 de diciembre porque fue la fecha en que se encontró la imagen. Entonces, tomamos la fecha en que la imagen de la Soledad de Puebla fue solemnemente entronizada en su templo…», destaca el padre Miguel Arcángel en entrevista para EL COLOR DE LA FE.

Es así como el 26 de febrero de 2022 se celebró por primera vez la fiesta patronal de Nuestra Señora de la Soledad venerada en la Parroquia del Sagrario, sin dejar de lado la fiesta del 15 de agosto ni las devociones propias de la parroquia, sino buscando enriquecer esta devoción, por lo que, además de la procesión del Viernes Santo, el Padre Miguel Arcángel impulsó otra procesión con la sagrada imagen de la Soledad con el rezo del Vía Matris por las calles del Centro Histórico de Puebla el Sábado Santo, y está en proyecto otra procesión para la fiesta patronal del 26 de febrero que salga rezando el Santo Rosario con otra imagen de especial veneración que se encuentra a la entrada del templo del Sagrario y que los fieles llaman cariñosamente «La Porterita», por lo que la cofradía tendrá una actividad constante con el privilegio de salir en procesión tres veces al año.

La devoción a Nuestra Señora de la Soledad sigue cobrando fuerza entre sus devotos, no solo de la Angelópolis, si no de otros puntos de la República Mexicana que le guardan respeto y especial veneración, no solo por su valor histórico, sino por la riqueza espiritual que regala a todos aquellos que buscan consolar su soledad bajo el amparo amoroso de la Reina de Cielo.

AGRADECIMIENTOS:

  • Pbro. Miguel Arcángel De Simone, Párroco del Sagrario Metropolitano y Nuestra Señora de la Soledad.
  • Fernando Spencer Romo, Cófrade de Nuestra señora de la Soledad.

Colaboración: Lic. Humberto Raí Ramírez Jiménez, Cronista Comunitario y R.P.

Fuente: Nuestra Señora de la Soledad, Templo del Exconvento de la Soledad. Tacho Juárez Herrera.

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