“Cuida tu, Madre, mi vida, cuando la juego en el ruedo, Virgen de Peña de Francia, Morena de sol y viento”.
Por: Diego Rodarte
Villa del Carbón, Estado de México

El poblado del Villa del Carbón, ubicado a las orillas del estado de México, es célebre por ser uno de los lugares favoritos de turistas, así como por la producción de artículos de piel y sus paisajes naturales, pero uno de sus mayores tesoros se resguarda en su templo parroquial y que hacia 1714 le dio su primer nombre a la región: Nuestra Señora de la Peña de Francia.
Esta advocación de la Santísima Virgen María tiene su origen en Salamanca, España, en la zona de la Sierra de Francia, donde en 1434, un joven piadoso llamado Simón Vela encontró una imagen de la Virgen María sentada con el Niño Jesús en brazos. Pronto, la devoción a Nuestra Señora se extendió por toda la comarca hasta llegar a Portugal, convirtiéndose en una de las devociones más populares del Reino de Castilla, y no faltaron los milagros obtenidos por intercesión de la Señora del Cielo, al grado que se empezaron a hacer reproducciones de la sagrada imagen que se veneraban en las casas de los pueblos aledaños.
En el siglo XIX, con la invasión francesa y con la expulsión de las órdenes religiosas, el santuario de Nuestra Señora de la Peña quedó en el abandono. El 17 de agosto de 1872, la imagen de Nuestra Señora fue robada y devuelta bajo secreto de confesión el 18 de diciembre de 1889, sin embargo, la escultura se encontraba bastante deteriorada, razón por la que, en 1890, se hizo una nueva imagen que en su interior guarda los restos de la original.
LA DEVOCIÓN SE EXTIENDE HASTA AMÉRICA

Con el descubrimiento de un “Nuevo Mundo”, varios grupos de españoles viajaron para explorar las nuevas tierras, y una vez consumada la conquista, empezaron a llegar familias enteras para empezar una nueva vida lejos de su tierra natal, trayendo consigo diferentes imágenes de la Virgen María en sus diferentes advocaciones, entre ellas la de Nuestra Señora de la Peña de Francia, a quien se encomendaron durante la larga travesía que tuvieron que afrontar:
“… en nuestro grupo nos conocemos casi todos, por lo que estoy seguro que formaremos una colonia muy próspera, pero no deja de preocuparnos los temores por los peligros que enfrentaremos, más encomendados, a la Madre de Dios Hijo, la Santísima Virgen María de la Peña de Francia, que en nuestra larga travesía nos habrá de acompañar, así bendiga nuestro camino y ayude a capitanes y marineros en cualquier desventura y contratiempo”.
Cuando Hernán Cortés hizo el reparto de tierras entre sus soldados, entregó una región conocida como Chiapan, en la que habitaban pueblos nahuas y otomíes, a Juan de Cuevas y Jerónimo Ruiz de la Mota, quienes poseyeron casi todo el actual territorio de Jiquipilco, San Bartolo Morelos, Chapa de Mota y Villa del Carbón.
Para finales de finales del siglo XVIII, en México existían más de 1,900 habitantes de la provincia de Salamanca, 31 de estas familias se establecieron en lo que fue el Señorío Otomí, en Xilotepec, encontrando en la explotación de los bosques y la agricultura un medio para vivir.
La ganadería fue una de las actividades fundamentales para que las colonias españolas lograran establecerse en la provincia de Chiapan y con el tiempo se fueron formando rancherías en las orillas de los pueblos otomíes de Zacapexco, Macabaca y Taxhimay.

Debido a que la población carecía de servicios espirituales y no contaba con un nombre oficial, las familias españolas comenzaron la ardua labor de construir un templo, y se crea la Congregación de Nuestra Señora Santa María de la Virgen de la Peña de Francia, ya que era una de las imágenes marianas que los acompañaban y pertenecía a la Cofradía de Chapa de Mota. Dicha fundación es concedida a 171 personas el 9 de diciembre de 1713 por el Virrey Fernando de Alencastre Noroña y Silva.
El 17 de enero de 1714, Don Juan de Mutio, un ilustre y sabio sacerdote, fue quien hizo las gestiones necesarias para que dicha congregación, en acuerdo con los pueblos circunvecinos, dejara de pertenecer a Chapa de Mota, adquiriendo por consiguiente la categoría de Parroquia y de Ayuntamiento. El templo se terminó en cuarenta años y fue abierto al culto religioso el 8 de diciembre de 1740, fecha en que se registró el primer bautizo.
En 1723, la Congregación fue llamada Santo Tomás de Villa Nueva; y en 1740, se le conocía también como Congregación de Nuestra Señora de la Peña de Francia. Debido a que por mucho tiempo una de las actividades económicas del lugar fue la explotación de carbón vegetal, que se distribuía en los alrededores y en la Ciudad de México, a la nueva población también se le denominaba Villanueva del Carbón de Nuestra Señora Santa María de la Peña de Francia, que finalmente se acortó a Villa del Carbón.
Es así como esta comunidad fue puesta bajo el Patrocinio de Nuestra Señora de la Peña de Francia, sin embargo, la piedad popular mantiene viva una leyenda en torno a la imagen “morena” de la Virgen, que se ha transmitido por generaciones.
LA VIRGEN DE LA PEÑA DE FRANCIA LLEGA A VILLA DEL CARBÓN

Cuando la comunidad aún llevaba el nombre de Santo Tomás de Villa Nueva, existían familias de carboneros que vivían en condiciones muy precarias y enfrentando diferentes problemáticas. Por aquellos días, un grupo de españoles pasó por el pueblo, llevando consigo una imagen de la Virgen de la Peña, y cuentan que la Señora, al ver las carencias de sus hijos, quiso quedarse con ellos para ayudarlos, y cuando los viajeros quisieron llevársela, Ella se escondió entre el carbón y fue imposible encontrarla.
Los españoles se retiraron con la intención de volver para recuperar la bendita imagen, y cuando regresaron, encontraron un templo levantado en donde se le rendía culto fervorosamente. Cuentan que cuando quisieron llevársela, la Virgen se hizo tan pesada que no pudieron siquiera levantarla, por lo que decidieron respetar su deseo de quedarse en el pueblo que cada 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, la celebra como su Santa Patrona, por ser el día que su templo parroquial abrió sus puertas.
VIRGEN DE ROSTRO NEGRO

Un detalle que llama la atención de la imagen de Nuestra Señora de la Peña de Francia es el color negro de su rostro, si bien, la piedad popular refiere que tomó ese color al esconderse dentro del carbón, hay que mencionar que de origen ese es el color de la escultura, como el de muchas imágenes medievales de la Virgen María que se veneran en España.
Se dice que, en la época medieval, la mayoría de las imágenes de culto se esculpían en madera, material que sufría variaciones con la humedad y los cambios de clima. Para protegerlas, los escultores cubrían la imagen con una capa de betún, una sustancia de color negro que hacía más resistente a las maderas corrientes de los ataques de insectos y la humedad, posteriormente, la escultura era policromada, dándole color a la piel y a los ropajes. Con el paso del tiempo, la policromía fue desapareciendo, quedando expuesto el barniz oscuro.
La imagen de Nuestra Señora de la Peña de Francia venerada en Villa del Carbón es copia de otras imágenes que fueron traídas de España. La Virgen descansa sobre una peaña con una media luna, revestida con un vestido y manto que la cubre, portando al Niño Jesús en sus brazos y una cabellera negra, rizada, muy al estilo de otras advocaciones como la Virgen de Juquila o la de San Juan de los Lagos.

Fuente: Villa del Carbón Pueblo Mágico