«Aquel Jesús adorado que en el Calvario sufrió y la amargura apuró, ¡oh Jesús! tan resignado».

Por: Diego Rodarte
San Luis Taxhimay, Villa del Carbón, Edomex.
El 19 de agosto de 1919, el pueblo de San Luis de las Peras, fundado por indígenas Otomíes después de la conquista, fue declarado propiedad de la Nación, por lo que en 1933 los terrenos de los pobladores fueron expropiados con el propósito de iniciar la construcción de una presa de riego de tierras del Estado de Hidalgo. Aunque los habitantes se negaban a dejar sus hogares, no tuvieron más remedio que refugiarse en las partes altas para formar una nueva vida, quedando dividido el pueblo en dos comunidades: San Luis Anáhuac y San Luis Taxhimay.
En la actualidad, la llamada Presa de Taxhimay es uno de los principales atractivos turísticos del municipio de Villa del Carbón en el Estado de México y llama la atención por las dos torres que asoman en medio del agua y que pertenecieron a los templos de San Luis Rey de Francia, patrono titular del antiguo pueblo de San Luis de las Peras y del templo del Señor del Quejido, un Cristo que goza de especial veneración en San Luis Taxhimay.
Años después de la construcción del templo de San Luis Rey de Francia, edificado alrededor de 1594, una creciente de agua, producto de intensas lluvias, arrastró varios troncos que quedaron atorados a orillas del río de San Luis de las Peras. Se dice que un leñador de apellido Toribio quiso cortar uno de los troncos, pero cuando comenzó a darle los primeros hachazos, escuchó que se quejaban repetidamente.
Muy asustado, Toribio corrió a dar aviso al sacerdote y a la gente del pueblo, pero cuando regresaron, en lugar del tronco, encontraron un Cristo al que llamaron con devoción “El Señor del Quejido”.
Los pobladores junto con el sacerdote intentaron llevarse la imagen al templo de San Luis Rey de Francia, pero el Cristo pesaba tanto que no pudieron moverlo, por lo que decidieron construirle un templo en el lugar del hallazgo.
Con la inundación de San Luis de las Peras en el siglo XX, el Señor del Quejido fue sacado de su templo para ponerlo bajo resguardo, sin embargo, al quedar dividida la población, inició un conflicto por saber en cual de las dos comunidades quedarían las imágenes del Señor del Quejido y la del Santo Patrón San Luis, por lo que las autoridades civiles determinaron que la escultura de San Luis Rey de Francia junto con las pertenencias del templo del Señor del Quejido fueran a San Luis Anáhuac, mientras que el Señor del Quejido, junto con las pertenencias de la iglesia de San Luis Rey quedaran en San Luis Taxhimay.
Fue así como los pobladores de Taxhimay construyeron un nuevo templo para venerar a El Señor del Quejido, y aunque el patrono principal sigue siendo San Luis Rey de Francia, a quien sacan a recorrer la presa en lancha el día de su fiesta el 25 de agosto para visitar las ruinas del antiguo templo, el Señor del Quejido ocupa un lugar importante en sus vidas por haberlos acompañado en uno de los momentos más difíciles: cuando tuvieron que abandonar sus hogares amenazados por el agua que sepultó a San Luis de las Peras a una profundidad de casi 20 metros y bajo un manto de 100 hectáreas de terreno.
En la actualidad, el Señor del Quejido es considerado un Cristo milagroso por atender las necesidades de quienes imploran su protección y su fiesta se celebra con profunda devoción el 25 de diciembre.
Tomado del texto de: Alberto Cruz González