Por: Diego Rodarte
San Gregorio Atlapulco, Xochimilco
Los días 12 y 15 de marzo, el pueblo de San Gregorio Atlapulco celebró a su Santo patrón, San Gregorio Magno, de acuerdo a la tradición marcada por las hermandades y mayordomías del pueblo que ponen a los pies de San Gregorio sus promesas junto con su gratitud al santo que los acompaña en sus momentos de mayor necesidad.
Durante la Misa Solemne de la fiesta, el Párroco Arturo Román López se refirió a San Gregorio Magno como un hombre sabio y muy capaz:
“San Gregorio fue el Papa número 64 en la historia de la Iglesia Católica… pasó directamente de ser Diácono a ser Papa, no tenía el camino sacerdotal, de hecho, Gregorio fue Prefecto de Roma, algo parecido a lo que hoy es un Jefe de Gobierno, puesto al que aspiraba todo hombre en aquel tiempo, sin embargo, desistió de la Prefectura de Roma y se convirtió en monje”.
A pesar de que su salud era frágil, San Gregorio Magno realizó grandes obras a nivel civil y religioso, como lograr el diálogo entre la Iglesia Católica de Roma y la Iglesia de Vizancio que se encontraban en conflicto, separó el poder del Imperio Romano de la Iglesia Católica y durante una devastadora peste que azotó a Roma, alimentó a todo el pueblo. Entre sus obras destaca el Canto Gregoriano y organizó el calendario que nos rige actualmente: El Calendario Gregoriano.
Es considerado uno de los cuatro Padres de la Iglesia junto con San Agustín de Hipona, San Ambrosio de Milán y San Jerónimo de Estridón.

Atlapulco, “Donde revolotea el agua” o “En las tierras del fango”, con profundas raíces prehispánicas, fue fundado después de la conquista el 30 de noviembre de 1550 bajo el patrocinio de San Gregorio Magno; desde entonces, cada 12 de marzo el pueblo se viste de fiesta, pues en todos los hogares se prepara comida, que va desde el mole tradicional, tamales de frijol, hasta carnitas y barbacoa, para celebrarla fiesta del pueblo, cuyo centro es precisamente el templo parroquial donde se venera una antigua imagen a la que los fieles llaman cariñosamente San Gregorito.
La fiesta se prepara días antes con un novenario que ofrecen los barrios y mayordomías del pueblo, que llegan hasta el templo con los estandartes, como la Mayordomía del Niño de las Azucenas, del Santísimo, de Nuestra Señora del Carmen, La Purísima y La Virgen de Guadalupe, acompañando la imagen peregrina de San Gregorio Magno.
Las tradicionales mañanitas en el primer minuto del 12 de marzo marcan el inicio de la fiesta, acompañado de una gran cantidad de cohetes que resuenan en la madrugada. Durante el día se celebran misas y decenas de fieles suben al altar para saludar a San Gregorio, mientras que en el atrio la danza de moros contra cristianos y los Arrieros Atlapulquenses, hacen presencia alegrando el ambiente de la celebración.
La fiesta principal se traslada al domingo más cercano al 12 de marzo, y es en las vísperas cuando se coloca la portada en la entrada del templo, mientras que el domingo se desarrolla entre bandas de música, salvas, mariachis y recorridos por las calles del pueblo, en que comunidades hermanas como San Cristóbal Cocoyoc, llegan a San Gregorio a presentar sus ofrendas.
El día de la fiesta principal se congregan frente a la parroquia grupos de danza de concheros y aztecas que rememoran el origen prehispánico del pueblo y se reúnen danzantes provenientes de otros lugares. El grupo de Concheros Atlapulquenses, originario de San Gregorio Atlapulco está al frente de la danza y lo encabeza el señor Arturo Xolalpa como herencia de su señor padre, quien junto con los señores Alfonso Godoy y José Serralde, fundaron este grupo de danza conchera hace más de 50 años:
“Mi papá fue uno de los iniciadores, y a mí por ser su único hijo varón me dejó estas enseñanzas que seguimos trasmitiendo… Mi papá tenía un grupo de mucha gente, él participaba muy poco en danza, pero en velaciones sí… me fue gustando y me iba con él, casi toda mi vida he sido danzante y se lo he enseñado a mis sobrinos, a mis hijos… no quisiera que un día yo falte, que me muera y se quede hasta ahí no’más. Porque ha sucedido que hay compañeros que nada más danza el padre o la madre, y los hijos no participan, pero después de que mueren, a los hijos les nace el deseo de continuar con la herencia de sus padres, que es la danza”.
Como una bandera que los identifica, don Arturo siempre porta un estandarte que tiene como imágenes principales a San Gregorio Magno y al Señor de Chalma, y distribuidas en las esquinas las imágenes del Señor de los Milagros de San Juan Nuevo Michoacán, la Virgen de los Remedios, la Virgen de Guadalupe y el Señor de Sacromonte:
«Donde quiera que me presento, ya sea en algún estado de la república, en eventos religiosos y culturales, lo que me identifica es mi estandarte con la imagen de mi patrón que es San Gregorio Magno, porque de aquí soy, de San Gregorio. Es lo que nos identifica y como no lo vamos a querer si es el patrón del pueblo, es como nuestra bandera…»
Para don Arturo, su fe en San Gregorio Magno es el motor que lo mueve a continuar con la tradición que quiere perpetuar transmitiendo sus conocimientos a las nuevas generaciones, y pide a San Gregorio que le permita seguir adelante:
“Que nos de fuerza, que nos siga dando esa luz, que nos siga dando mucho ánimo para seguir adelante y mucha fe que es lo mas importante y trabajo, porque también dependemos del trabajo”.

Otra de las danzas que no puede faltar es la de los Arrieros Atlapulquenses, traída del Estado de México y que se estableció en San Gregorio Atlapulco con arrieros originarios del pueblo, convirtiéndose en parte de las danzas tradicionales del pueblo durante las festividades desde hace más de cincuenta años.
En esta danza se representa al ritmo del violín y recitando versos o coplas, a un grupo de arrieros que se organiza para las fiestas en honor de San Gregorio, y para ello tienen que torear a un toro bravo, cuya carne servirá de alimento para todos los convidados a la celebración, lo que se representa lanzando dulces a los asistentes una vez que el toro a caído después de batallar contra los arrieros que bailan y beben alegremente.
Es costumbre del pueblo abrir las puertas de la casa y compartir los alimentos con propios y extraños, pues a pesar de distinguirse por ser gente de carácter «recio», los habitantes de San Gregorio tienen un corazón generoso por lo que no dudan en ofrecer un «taquito» incluso al que no conocen, pues se trata de compartir un poco de lo que San Gregorio les da a lo largo del año.
Las personas de San Gregorio Atlapulco suelen ser de carácter terco y un tanto difícil, principalmente para defender su tierra, su fe y sus tradiciones, por lo que se les ha dado el sobrenombre de «chicuarotes», y que hace referencia a un chile grande, largo y muy picoso que crece en las chinampas del pueblo, y que es el sello que le da identidad a los Atlapulquenses.
Cabe señalar que con el Concilio Vaticano II, la fiesta de San Gregorio Magno se traslado para toda la Iglesia al 3 de septiembre, sin embargo, los fieles Atlapulquenses decidieron mantener como fiesta grande el 12 de marzo y el 3 de septiembre celebrarlo como la fiesta chica, aunque hay otras celebraciones importantes como la fiesta de la Candelaria el 2 de febrero, el Sagrado Corazón en el mes de junio, el Santo Jubileo, con fecha movible, la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, el 16 de julio, la Purísima, entre otras.