La Preladita y su Romería

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Por: Diego Rodarte

Municipio de Guadalupe, Zacatecas

Domingo de Cristo Rey en la ciudad de Zacatecas, un día especial para los fieles que madrugan para ir a misa a la Catedral Basílica y cumplir con una de las tradiciones de mayor arraigo en el estado, además de ser una de las expresiones de fe guadalupana más grandes en todo el país: acompañar en jubilosa romería a Nuestra Señora de Guadalupe, cariñosamente llamada «La Preladita», hasta su Santuario en el Municipio de Guadalupe.

La Misa Solemne de despedida fue presidida por el Obispo de la Diócesis de Zacatecas, Mons. Sigifredo Noriega Barcelo, quien señaló que esta celebración en una invitación de la Virgen a caminar con Ella al encuentro con Cristo:

«Levántense temprano… acompáñenme, recorran conmigo las calles, las calles de la vida. Vayan conmigo, acompañemos a tanta gente que ha peregrinado por estas calles… hoy nuestra Madre nos dice: vean a mi hijo, contemplenlo,  adorenlo, síganlo».

Terminada la celebración, los frailes franciscanos, custodios de La Preladita, trasladaron la imagen Guadalupana del interior de la Catedral a un carro alegórico que representaba una carruaje tirado por dos leones y conducido por San Francisco de Asís quien portaba la bandera de la Inmaculada Concepción en medio de flores que le adornaban. Entre cantos, porras y escoltada por bandas de guerra, inició el recorrido de nueve kilómetros por las calles del Centro Histórico de la Capital y la zona que conecta con el Municipio de Guadalupe.

A lo largo del trayecto se fueron sumando las danzas de los matlachines y la artillería de las Morismas de Bracho y Guadalupe, que segmentadas por bandos y disparando sus carabinas el cielo, representaban la batalla entre Turcos y Cristianos, blindados por las bandas de guerra y sus respectivas escoltas. Peregrinos de todas las edades esperaban a La Preladita a la orilla del camino, y a su paso la recibían con aplausos y vivas, para después unirse al contingente de peregrinos que a caballo, descalzos o en silla de ruedas, escoltaban a la Madre del Rey hasta su casa.

Uno de los momentos más emotivos fue el encuentro de la Virgen con los enfermos de la Unidad de Emergencias Médicas de Guadalupe, quienes ya la esperaban con la esperanza de recibir el consuelo y el favor de la Señora del Cielo. Al acercarse al centro del Municipio, la Banda de Música de Guadalupe dio la bienvenida a La Preladita con la Marcha de Zacatecas, al tiempo que de los balcones los fieles lanzaban confeti, globos y pétalos de flores, mientras que otros dispusieron un tapete de aserrín para honrar el paso de la Guadalupana.

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Llegada a la entrada de la plaza principal, La Preladita fue colocada en un anda y llevada en hombros hasta la entrada del santuario para ser entronizada en el altar y presidir la misa de bienvenida. Terminada la celebración litúrgica, la Virgen fue expuesta a la veneración de sus fieles que se acercaron a Ella con los sentimientos a flor de piel para poner en sus manos sus penas y dolores.

Una de las tradiciones que los frailes han retomado es la de imponer el manto de La Preladita a las personas que así lo deseen, tomando uno de los mantos que ha usado en años anteriores y colocándolo por un momento en la cabeza de los fieles como un símbolo de la protección y el amor materno de la Virgen de Guadalupe.

La Romería de Nuestra Señora de Guadalupe surge a raíz de una epidemia de Matlazáhuatl que azotó a Zacatecas en 1737, por lo que las autoridades civiles y religiosas invocaron la protección de la Virgen de Guadalupe, recién jurada Patrona Principal de la Nación y en 1738 mandaron traer para un solemne novenario la escultura que Fray Antonio Margil de Jesús colocó en el Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe en 1704, junto con el cuadro de la Virgen de Guadalupe, obra del Pintor Juan Correa.

La Romería se vio interrumpida en cinco ocasiones, en 1750, y de 1860 a 1863 con la exclaustración de los religiosos del convento, retomándose en 1864 y se realizaba el viernes siguiente al jueves de la Ascención, cuando era llevada al templo de San Juan de Dios para salir en procesión a la Parroquia Mayor, actualmente Catedral Basílica, donde se realizaba un novenario solemne que terminaba el Domingo de Pentecostés y después de varios oficios, procesiones y velaciones, el martes de la Octava de Pentecostés  era llevada de regreso a su santuario en un carro tirado por mulas acompañada por los frailes del Colegio Apostólico.

Con el establecimiento de la Diócesis de Zacatecas comenzó la tradición de visitar los templos de la ciudad, donde se ofrecían novenarios o triduos, según la voluntad de los padres encargados y fue a finales del siglo XX cuando se decide cambiar la fecha de inicio de las visitas al Domingo de Pentecostés y concluir último domingo de noviembre que suele coincidir con la fiesta de Cristo Rey o el primer domingo de Adviento, periodo en que La Preladita visita Parroquias y casas, llenando de alegría el corazón de quienes la reciben, pues su presencia es una extensión del Tepeyac en tierra zacatecana.

Un comentario

  1. Q BONITAS TRADICIONES TENEMOS EN NUESTRO BELLO GUADALUPE

    Y ÉSTE ES UNO DE LOS EVENTOS MÁS REGIOS DEL CONVENTO FRANCISCANO

    EN DONDE AÑO CON AÑO SE HACE ÉSTA HERMOSA ROMERÍA DE LA PRELADITA…

    GRACIAS MADRESITA X SEGUIRME DANDO FUERZAS PARA SEGUIR EN TU SANTO SERVICIO….

    Me gusta

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