«No tomes en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia».
Por: Diego Rodarte
Tepetlixpa, Estado de México
Después de permanecer más de un año en silencio, las campanas del santuario del Dulce Nombre de Jesús volvieron a sonar. A las 5:00 de la mañana del viernes 26 de octubre de 2018, el repique de las campanas anunciaba el amanecer del día en que el Rey regresaría a su casa. El sismo del 19 de septiembre de 2017 causó daños en el templo que alberga la sagrada imagen del Nazareno, por lo que fue necesario cerrar sus puertas y trasladar al Señor a un lugar seguro para reparar su casa.
Fue así que el sábado 9 de diciembre de 2017, en una solemne procesión, la imagen del Dulce Nombre de Jesús salió de su santuario para ser colocado en el altar que le fue construido en la casa del peregrino para que sus fieles pudieran visitarlo y honrarlo principalmente durante las fiestas de enero y agosto.
Aquella tarde todo el pueblo estuvo a la expectativa, pues el Señor no había salido de su templo desde hacía ya varios años; incluso días antes del terremoto se había anunciado que la escultura ya no bajaría de su altar durante la fiesta para evitar su deterioro, pero los designios del cielo eran otros.
Aquella tarde de diciembre el pueblo de Tepetlixpa pudo contemplar a su Rey por breves momentos en la calle que conecta el santuario con la casa del peregrino. El traslado era el pretexto, porque visto desde los ojos de la fe, Cristo, bajo la advocación del Dulce Nombre de Jesús, quiso salir a consolar a su pueblo, golpeado por la furia de la naturaleza y a su paso bendijo a quienes aquella tarde lo aclamaban con fervor.
Durante más de diez meses, los fieles de Tepetlixpa y los peregrinos provenientes de otros puntos del país sintieron la cercanía de su «Padre», pues el nicho y el lugar donde se encontraba permitían apreciar mejor la imponente figura de Jesús Nazareno.
Con mucho esfuerzo y con la participación de los mayordomos y de quienes apoyaron generosamente, se logró restaurar el santuario; no fue tarea fácil, pues se estimaba terminar las obras para la fiesta de la Transfiguración en el mes de agosto, pero la falta de recursos y los daños ocasionados por el sismo retrasaron la reapertura del templo.
Pero eso fue lo de menos, el viernes 26 de octubre la ilusión de volver a abrir el santuario se hizo realidad. Desde las 9:00 de la mañana los devotos comenzaron a congregarse en torno a la casa del peregrino, entonando cantos y alabanzas a su Señor. De acuerdo con el programa, poco después de las 10:30 de la mañana dio inicio el rito del traslado.
De rodillas ante el altar inició la oración encabezada por los mayordomos, en la que se pidió por la reconciliación, por los enfermos, por las necesidades del pueblo recordando la frase dicha en la Santa Misa: «No tomes en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia» y con esa misma fe se pidió perdón por los pecados pasados y se invocó al Espíritu Santo para que ilumine las decisiones del futuro.
Concluida la oración se abrió el nicho que protegía la sagrada imagen y como signo de respeto fue cubierta hasta los hombros con una sábana blanca permitiendo ver su rostro, al tiempo que los fieles comenzaron a cantar de manera improvisada la alabanza «Altísimo Señor». Algunos pedían silencio para solemnizar el momento, pero pudo más el fervor que salía del corazón de los fieles que emocionados esperaban la salida del Rey de Reyes; los niños eran los que estaban más atentos, pues tenían curiosidad de ver el paso de «Papá Dios».
El sonido discreto de las campanas anunció el momento anhelado y con un fuerte aplauso y los vivas de su gente, el bendito Nazareno, el Dulce Nombre de Jesús, custodiado por los mayordomos y los estandartes de las comunidades vecinas como Santa Ana Tlacotenco, salió de la Casa del Peregrino de regreso a su santuario.
En el rostro de los ancianos se veían lágrimas de gratitud, en el aire se escuchaban las plegarias de quienes suplicaban su favor y muchos cantaban y aplaudían a su paso. Victorioso, el Rey tomó posesión de su santuario después de un recorrido breve pero emotivo. Una vez adentro, las puertas del templo se cerraron para entronizar la sagrada imagen en su altar y realizar la bendición solemne del santuario por parte del Obispo Víctor Rene Rodríguez Gómez.
Concluido el rito de bendición, las puertas se abrieron nuevamente para el arribo de los fieles que participaron en la Misa Solemne de reapertura. Fue un día de júbilo para Tepetlixpa, las campanas a vuelo, los cohetes, las bandas de música, el brinco del chinelo y una comida de agradecimiento alegraron el día en que el Dulce Nombre de Jesús regresó a su casa para seguir bendiciendo al pueblo que un día lo acogió con música y alegría.
Ahora falta lo más urgente: restaurar los templos edificados en el corazón de todos los fieles.