«Que alegría de conocerte y que dicha de tenerte, mi Señor de Tepetlixpa, en mi ser te llevo siempre… salvador de nuestras almas, Dulce Nombre de Jesús…»

Por: Diego Rodarte
El santuario del Dulce Nombre de Jesús, ubicado en Tepetlixpa, en el Estado de México, es uno de los más visitados por peregrinos principalmente en los meses de enero y agosto en el que los habitantes, de acuerdo a sus usos y costumbres celebran a Jesús Nazareno bajo la advocación del Dulce Nombre de Jesús.
Aunque se dice que su historia se perdió, existe una versión que narra cómo fue que la imagen del Dulce Nombre de Jesús llegó a Tepetlixpa:
Cuentan que el 20 de enero de 1881 llegaron a Tepetlixpa un grupo de peregrinos que transportaban a pie un cajón que en su interior resguardaba una imagen de Jesús Nazareno que había sido restaurada en la Ciudad de México. Tras recorrer varias leguas de camino, los encargados de transportar la escultura llegaron a la iglesia de San Esteban Protomártir para pedir asilo, pero como esta no contaba con un párroco la encontraron cerrada, así que preguntaron a los habitantes donde podían descansar.

Los vecinos les indicaron que el mesón de “Chilinco” era el lugar apropiado donde podían pasar la noche. La llegada de estos viajeros despertó la curiosidad de las autoridades, así que se dirigieron al mesón para investigar sobre la carga que transportaban. Los peregrinos accedieron y proporcionaron toda la información requerida por las autoridades y mostraron la imagen a los presentes quienes se impresionaron por su realismo.
Fue así como se corrió la voz entre los habitantes de Tepetlixpa sobre la presencia de un hermoso Cristo, así que le llevaron música, quemaron cohetes en su honor y se organizaron para trasladarlo en procesión a la capilla del Carmen en la loma de Panchimalco para que reposara en un lugar digno.
Al día siguiente los peregrinos se despidieron y agradecieron las atenciones recibidas, pero al querer levantar la imagen para seguir su marcha, no pudieron levantarla, pues inexplicablemente pesaba demasiado. Después de varios intentos fallidos, los encargados decidieron ir por ayuda a su pueblo, ubicado en el estado de Morelos. Días más tarde regresaron con más gente, pero aun así no lograron levantarlo, por lo que muy tristes se marcharon, convencidos de que el Nazareno había elegido este pueblo como su nueva casa.

Desde entonces y bajo la advocación de Dulce Nombre de Jesús, el pueblo de Tepetlixpa celebra este milagroso acontecimiento con una gran festividad que inicia el 2 de enero y se caracteriza por la quema de castillos, la presencia de bandas de música y danzantes, así como numerosas peregrinaciones que llegan a su máximo esplendor el último domingo de enero, al que los habitantes llaman “el día grande”, concluyendo los festejos el martes siguiente.
La segunda fiesta y no por ello menos importante es la de la Transfiguración del Señor en el mes de agosto, fecha en la que el Dulce Nombre de Jesús cambia su túnica morada por una color blanco, recordando aquel momento glorioso ocurrido en el Monte Tabor, cuando Jesús mostró su gloria a tres de sus apóstoles: Pedro, Santiago y Juan.

Peregrinaciones a caballo, a pie y en pequeños grupos que suman una gran cantidad de fieles congregados, son la principal prueba de veneración a esta sagrada imagen a través de la cual elevan sus plegarias al cielo para pedir el favor de Dios, dando testimonio de los milagros que el Dulce Nombre de Jesús prodiga a quienes se acercan a Él con confianza.
El santuario del Dulce Nombre de Jesús, se levanta sobre la loma de Panchimalco, lugar dónde el Señor decidió quedarse para bendecir aquella comunidad que un día lo recibió con los brazos abiertos.