La octava de la Asunción

«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza».

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Por: Diego Rodarte

Con una procesión por las calles del centro de Milpa Alta y la misa de clausura en la Parroquia de la Asunción de María, concluyeron los festejos en honor a la Virgen de la Asunción en el marco de la fiesta de María Reina, en la que la Iglesia reconoce a la Virgen María como Reina de toda la creación.

Después de la Santa Misa de medio día en la que el párroco Jorge García Llanos hizo un llamado a la unidad y al trabajo en conjunto por la reconstrucción del templo dañado por el sismo del 19 de septiembre de 2017, la imagen titular de la Virgen de la Asunción que ha acompañado al pueblo de Milpa Alta durante casi 500 años, salió del atrio del templo acompañada por las imágenes de las mayordomías, visitando los barrios que integran la zona centro de la demarcación.

Los festejos iniciaron el pasado 6 de agosto con el novenario en honor a la Virgen de la Asunción y tuvieron su momento central los días 14 y 15 de agosto con el rito de la Dormición de María y el descenso de la imagen de la Virgen de la Asunción que fue honrada con las mañanitas, danzas, quema de pirotécnia, música de viento y las promesas de los pueblos y barrios que visitaron la sagrada imagen durante los días de la fiesta.

LA LEYENDA 

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Milpa Alta se viste de fiesta cada 15 de agosto porque en esa misma fecha, pero en 1532, Fray Sebastián Ramírez Fuenleal acudió a la región para bautizar a los habitantes y reconocer a los doce pueblos, fundando así el pueblo de Malacachtépec Momoxco, que más tarde sería llamado Villa Milpa Alta.

Cuentan que el antiguo pueblo de Malacachtépec Momoxco sufría de escasez de agua, lo que dificultaba la vida de los habitantes. Con la llegada de los los primeros misioneros franciscanos a Malacachtépec, comenzó la ardua tarea de proveer a la región del vital líquido.

Cierto día, un indígena recién bautizado con el nombre de Miguel Téllez vio a una hermosa mujer que lavaba en un manantial en el cerro de Tulmiac que le dijo: «Haganme una casa en la milpa alta  y tendrán agua». Fue así como se construyó el templo de la Asunción y en recompensa por su obediencia se abrieron canales desde el Tulmiac hasta Malacachtépec con los que la Señora abasteció a toda la región.

El templo y convento de la Asunción de María fueron construidos en 1585 con el esfuerzo de los habitantes y de los pueblos vecinos. En el lugar fue colocada una escultura de la Virgen de la Asunción que lleva en las manos una palma de oro, signo de su victoria sobre el pecado y un cetro de reina, pero una característica que llama la atención es que la Virgen es de tez morena, para que los pobladores de aquel tiempo se sintieran identificados con Ella.

La noche del 14 de agosto, una vez repartidas las manzanas y las rosas del altar de la Dormición, la Virgen de la Asunción desciende del altar para ser ataviada con los nuevos ropajes que usará durante la festividad de acuerdo a la usanza prehispánica de cubrir la imagen con una manta sujeta por varios ceñidores tejidos en telar de cintura, para después ser colocada en el anda en la que procesiona durante la octava, el 22 de agosto, fiesta de María Reina, fecha en la que la imagen regresa a su nicho, culminando así los festejos en su honor.

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