Por: Diego Rodarte
Xochimilco – Chalma
Una tradición con poco más de 85 años, es el peregrinar del pueblo de Xochimilco al Santuario del Señor de Chalma, uno de los Cristos más queridos y venerados en todo el país y al que los habitantes de la «Cementera Florida» consideran uno de sus Santos Patrones junto con el Niñopa y la Virgen de los Dolores de Xaltocán.
Desde el 15 de agosto ya comienzan a observarse por las calles del centro de Xochimilco a los grupos de «Chalmeros» que llevan sobre sus espaldas los nichos y estandartes que los acompañan durante su peregrinar. Para el día 19 de agosto se realiza un recorrido por los 17 barrios al que se suman las diferentes sociedades y mayordomías que año con año organizan la peregrinación, velando las imágenes titulares de cada mayordomía y oficiando las misas propias de cada barrio, ya sea en la Parroquia de San Bernardino de Siena o bien en las respectivas capillas.
Los días 23 y 24 de agosto es la salida de las peregrinaciones a pie, principalmente la del barrio de Xaltocán y el pueblo de Santiago Tepalcatlalpan. La más numerosa y significativa es la salida del 24 de agosto, a la que se suman los peregrinos a caballo, que con una misa de despedida en la Parroquia de San Bernardino parten a su encuentro con el Señor de Chalma.
El primer día de jornada consiste en llegar hasta el pueblo de Santo Tomás Ajusco, cruzando por el pueblo de Santiago Tepalcatlalpan para salir a la carretera México Cuernavaca, donde tendrán un primer descanso en el que personas de buena voluntad ofrecen un plato de comida y un vaso de agua a los caminantes quienes prosiguen su paso por los pueblos de San Miguel Xicalco, La Magdalena Petlacalco, San Miguel Ajusco hasta llegar a Santo Tomás para pasar la noche.
Al día siguiente, por la madrugada, las caravanas continuan su viaje; este día es el más cansado y posiblemente el más penoso para algunos, pues desde antes que despunten los primeros rayos del sol, los peregrinos deben caminar por elevadas cuestas cruzando el Ajusco, algunos con los pesados nichos que llevan sobre sus espaldas, como una manda que ofrecen al Señor de Chalma para pedir algún favor, como penitencia o bien como acción de gracias por haberlos favorecido.
El primer descanso es en el paraje llamado Agua de Cadena, ahí familiares y amigos de los peregrinos los reciben con el desayuno caliente para cargar energías y subir la que es para muchos la cima más alta denominada Cansa Caballos, pues en más de una ocasión se ha visto sucumbir a los caballos ante el cansancio de subir esta cuesta «empinada» y rocosa que dificulta el paso de los equinos, lo mismo que los peregrinos a pie que sufren el cansancio y a veces las caídas de este camino, sin embargo, llegar a la cima es motivo de alegría, pues se logró subir aquella cumbre que los acerca más en su destino.
En este lugar llamado «Las Minas» se pueden apreciar cruces, cristos rotos, fotografías, playeras, incluso tenis que los peregrinos dejan para recordar a aquellas personas que han peregrinado a la Patria Eterna y que ahora contemplan el rostro de Dios, por lo que se considera «Un rincón cerca del cielo» en el que se detienen a orar por sus seres queridos.
Una vez fortalecidos con el descanso inicia la bajada del monte por el camino de «Los columpios» llamado así por ser un largo camino compuesto por subidas y bajadas que los llevará hasta el pueblo de Santa Marta donde pernoctarán nuevamente para bajar al día siguiente hasta el Santuario de Chalma.
La tercera y última jornada inicia nuevamente por la madrugada, la meta es llegar primero al Ahuhehuete del que brota un manantial en el que los peregrinos se bañan o bien se purifican antes de iniciar la bajada hacia el santuario del Señor de Chalma. Es en el Ahuehuete donde un padrino coloca una corona de flores a los peregrinos que van por primera vez a Chalma o que cumplen un aniversario importante tras realizar durante varios años esta peregrinación, bailando en la explanada tal y como lo indica la tradición.
Ahí también es el punto de reunión de los diferentes grupos provenientes no sólo de Xochimilco, también de Iztapalapa, Tláhuac, Culhuacán, Tlalpan y de otros estados que se suman a esta peregrinación acompañados con el ritmo de la banda y al compas de las comparsas de chinelos, caporales u otros grupos de danza ritual que celebran el haber llegado con bien a los pies del Señor.
Finalmente, después de haber padecido las inclemencias del tiempo, cansancio, incluso lesiones causadas por ampollas o caídas durante el camino, los peregrinos llegan al santuario para encontrarse con el Señor de Chalma, al que agradecidos, con lágrimas en los ojos ofrecen su esfuerzo y trabajos, encomendándole sus necesidades, contándole sus tristezas y buscando consuelo en su sagrada imagen que un día destruyó la idolatría, transformando el corazón de los habitantes de Chalma.
La peregrinación del pueblo de Xochimilco se realiza en el marco de la fiesta de San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia y patrono de la Orden de los Agustinos, custodios del Señor de Chalma desde su aparición, por lo que la fiesta grande se realiza el 28 de agosto y que los fieles asocian directamente al Señor de Chalma, por lo que las portadas enfloradas y los castillos de pirotécnia están dedicados a Él.
El 29 de agosto comienza el regreso de los peregrinos a su lugar de origen, muchos de ellos lo harán a pie, por lo que aún les falta recorrer la mitad del camino.