«¿Quién esa estrella que a los hombres guía? La Reina del cielo, la Virgen María»
Por: Diego Rodarte
Santa María Tepepan, Xochimilco
El pueblo de Tepepan fue fundado en la época preclásica, posiblemente por algunos habitantes provenientes de Teotihuacán y de algunos puntos del Golfo de México, por lo que se considera uno de los pueblos más antiguos dominados por el reino de Xochimilco, del que se independizaron en 1623 debido a que los xochimilcas los trataban como esclavos.
Cuando los primeros evangelizadores europeos llegaron a México, se encontraron con un pueblo profundamente religioso regido por sus deidades. Fray Pedro de Gante fue uno de los 12 primeros evangelizadores que llegaron a México durante la conquista y se sabe que vivió en Tepepan del 8 de octubre de 1523 al 20 de marzo de 1525. Movido por su profunda devoción a la Virgen María, Fray Pedro mandó hacer una escultura de la Virgen de los Remedios en piedra de alabastro policromada, semejante a la venerada en Naucalpan pero de mayor estatura que entronizó en una pequeña ermita que construyó sobre el cerro de Tepepan y que después se convirtió en un convento franciscano.
Así fue como comenzó la evangelización en Tepepan y bajo la mirada de la Virgen de los Remedios este pueblo fue uno de los primeros en convertirse al catolicismo, sin embargo, la imagen de la Virgen tuvo que cambiar su nombre debido a las diferencias que había entre indígenas y españoles.
DE LOS REMEDIOS A LA VISITACIÓN
Los conquistadores españoles trajeron consigo a su patrona, una Virgen de piel blanca, cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado y portando un vestido ampon, de acuerdo a las costumbres de España, pero en 1531 ocurrió la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac dejando su imagen plasmada en el ayate de Juan Diego, en el que los indígenas reconocieron a una Señora semejante a ellos: de piel morena, cabello negro y revestida con signos de su cultura que los naturales de estas tierras aceptaron con agrado.
Esto provocó una disputa entre razas, pues mientras los españoles rechazaban a la Virgen de Guadalupe, los indígenas no aceptaban a la Virgen de los conquistadores, y las pusieron a pelear como si fueran enemigas. Esta pugna llevó al pueblo de Tepepan a sufrir situaciones muy desagradables por parte de otros pueblos indígenas circunvecinos que los vieron como enemigos de la Virgen de Guadalupe, ya que seguían teniendo como patrona a la Virgen de los Remedios.
Fue entonces que los habitantes de Tepepan decidieron cambiar el nombre por el de Santa María de la Visitación, ya que la fiesta de la Virgen de los Remedios se celebraba el 2 de junio, mismo día en que se recordaba la Visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Este cambio, ocurrido alrededor de 1644, permitió que ambas advocaciones pudieran convivir en paz en el mismo templo, aunque los españoles la siguieron llamando Nuestra Señora de los Remedios.
El templo actual fue edificado en 1857 por Fray Francisco Millan y el Papa Urbano VIII le concedió a este templo las mismas indulgencias que al Santuario de Nuestra Señora de los Remedios en Naucalpan, Estado de México.
LA VIRGEN Y SAN FRANCISCO
Por el año de 1700, se le añadió a la escultura de la Virgen una imagen de San Fracisco de Asís como base, pues por aquellos años se decía que Dios estaba arrepentido de haber creado al hombre por su mal comportamiento y quería destruir la tierra, pero la Virgen intercedió por la humanidad, pidiéndole a su hijo Jesús que le diera una última oportunidad. Dios aceptó la propuesta de la Virgen y Ella le encarga a San Fracisco predicar a todo el mundo, es por eso que San Francisco lleva el mundo acuestas y la Virgen está de pie sobre el mundo como mediadora entre Dios y los hombres.
Otro símbolo que llama la atención en la imagen de la Virgen de la Visitación es que lleva al niño Jesús en el brazo derecho mientras toma su piecito con la mano izquierda en actitud de entregarlo: María entrega a su hijo para la redención de la humanidad.
La imagen de Santa María de la Visitación lleva un vestido dorado y un manto azúl que el mismo Fray Pedro de Gante mandó pintar a la escultura, pues en aquel tiempo no había en México telas de colores. Con el paso del tiempo, fueron los mismos fieles los que comenzaron a vestir a la Virgen con ropa de tela al estilo español, pero como no le alcanzaba el brazo para poner al niño Jesús, se le añadió uno falso, pero con la restauración a la que fue sometida, dichos ropajes le fueron retirados en 1970 dejando apreciar la imagen en su estado original.
LA FIESTA
En la actualidad, la fiesta de Santa María de la Visitación se celabra el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Este cambio de fecha se originó ya que un párroco consideró hacer la fiesta el mismo día de la patrona principal de la Arquidiócesis de México que es precisamente la Virgen de la Asunción, pero el día de la fiesta grande en Tepepan se recorre al domingo siguiente al 15 de agosto.
Durante la fiesta de la Asunción, Santa María de la Visitación es honrada con las tradicionales mañanitas, salvas de cohetes y la misa solemne del día, además de la tradicional quema de pirotecnia y toritos. Es hasta el sábado siguiente cuando la mayordomía, que este año estuvo a cargo de Montserrat Resendiz, acude en procesión con el estandarte y acompañada por el párroco de la comunidad para recoger la portada interior en la que será entronizada la imagen de la Virgen para su veneración durante los días de fiesta.
Al llegar al templo, la portada enflorada se coloca a un costado del altar y posteriormente los encargados, protegiendo sus manos con guantes bajan cuidadosamente la imagen de la Virgen de su nicho y la colocan en el altar dispuesto para Ella mientras la banda de música entona sus melodías.
Una vez entronizada la imagen, comienza la decoración del templo, se colocan los arreglos florales y comienza la elaboración de un tapete de aserrín donado por la niña Aranza Durán Escalona. Posteriormente inicia una procesión por las calles del pueblo para recoger las portadas enfloradas que se colocan en las entradas del atrio y del templo y que son elaboradas por familias que durante más de 20 años han servido a la Virgen con esta promesa.
El domingo, día de la fiesta grande, la jornada inicia con las mañanitas y la quema de salvas en el transcurso de la mañana. Al medio día, los fieles se congregan en el arco del pueblo entre las calles Hidalgo y 16 de septiembre para recibir las promesas de los pueblos de Santo Tomás y San Miguel Ajusco, San Miguel Xicalco, San Andrés Totoltepec, San Pedro Mártir, Tlalcoligia, San lorenzo Huipulco, Santa Úrsula Xitla y Santa Úrsula Coapa, pertenecientes a la alcaldía de Tlalpan, y los pueblos vecinos de Santiago Tepalcatlalpan, San Mateo Xalpa, Santa Cecilia Tepetlapa, San Lorenzo la Cebada, el Barrio de Tlacoapa, así como las comunidades que pertenecen a la parroquia de Santa María Tepepan.
Una vez congregados inicia la procesión con los estandartes rumbo a la parroquia acompañados por diferentes grupos de danzantes que alegran el camino con sus ritmos y los trajes que los distinguen. Cabe señalar que este año la procesión contó con la presencia del Niño Emanuelito y el Niño del Consuelo que se veneran en el pueblo de Santiago Tepalcatlalpan.
Concluida la procesión, da inició la Misa Solemne de la fiesta dedicada a la Asunción de María, presidida por el obispo de la VIII Vicaría, Monseñor Andrés Vargas Peña quien en esta ocasión señaló: «Toda fiesta católica tiene su raíz en Cristo, pero si no se acepta eso, las tradiciones pierden su raíz, y como cualquier árbol sin raíz, estas tienden a desaparecer, por eso es importante hacer como María, abrir todos los campos de nuestra vida a la voluntad de Dios, para que por medio de las tradiciones penetre su palabra y por medio de su palabra seamos llevados a lo más alto como la Virgen María».
Los festejos concluyen con el traslado de la Virgen de regreso a su altar la tarde del lunes, así el pueblo de Tepepan manifiesta su agradecimiento a quien por casi 500 años los ha cobijado bajo su amparo.