Por: Diego Rodarte
Durante el mes de julio, el Barrio de San Ángel, uno de los pueblos originarios de la alcaldía Álvaro Obregón se vistió de fiesta para celebrar a la Virgen del Carmen, patrona de esta localidad y cuya devoción fue difundida por los Carmelitas Descalzos que habitaron el Colegio de San Ángel Mártir fundado en 1613 y que dio origen al convento que ahora alberga el Museo del Carmen.
En el siglo XVI, San Ángel o Tenanitla ya era considerado un lugar de recogimiento, pero fue gracias al intenso trabajo de los Carmelitas que se convirtió en una villa llena de flores y frutos que hicieron famoso el lugar, y era precisamente las celebraciones en honor a la Virgen del Carmen en el mes de julio las que dieron pie a que el poblado se enjoyara con variados tipos de flores.
Aunque la famosa «Feria de las Flores» se ha institucionalizado, aún sigue presente la huella que dejaron los Carmelitas a su paso por San Ángel. Es por eso que los festejos para honrar a la Flor del Carmelo iniciaron el 13 de julio con los «Balcones enflorados» que consisten en adornar con flores naturales los balcones de las casas y edificios públicos que quisieron sumarse a esta celebración, colocando flores de diversos tipos entre los que destaca la flor de Dalia, así como algunos motivos e imágenes alucivos a la Virgen Carmelita.
Entre el 15 y 16 de julio, decenas de fieles se dieron cita para celebrar a Nuestra Señora del Carmen entre danzas y música. Sin duda, una de las tradiciones que ha perdurado y que atrae la presencia de fieles es la serenata a la Virgen del Carmen que ofrecen diferentes grupos de tunas y rondallas que interpretaron temas populares en el altar mayor del templo del Carmen.
Uno de los momentos más emotivos, fue cuando tunas, rondallas y fieles entonaron a una sola voz las tradicionales mañanitas y una vez concluida la participación de los grupos, de manera improvisada, los fieles entonaron cantos y alabanzas, dejando en claro su devoción hacia la Reina del Cielo, que parecía sonreir ante las muestras de cariño de sus hijos.
Los festejos concluyeron el domingo 29 de julio con la tradicional procesión con la imagen de la Virgen del Carmen por las calles empredradas del barrio de San Ángel acompañada por el brinco de los chínelos y el baile de los caporales al ritmo de la banda, pasando por el templo de San Jacinto, la colonia y el mercado de Tizapan y el mercado de San Ángel, donde la Virgen fue recibida por una lluvia de pétalos de flores y la música del mariachi.
Por su parte, el Museo del Carmen montó un altar con 95 ceras escamadas elaboradas por la Cerería de Jesús con el fin de recuperar esta tradición que ha ido quedando en el olvido, incluso se elaboró una corona en cera que fue ceñida sobre la cabeza de una imagen de la Virgen del Carmen de talavera, joya del museo.
Así como el Barrio de San Ángel, en muchos otros puntos de la Ciudad de México y de todo el país, honraron a la Virgen del Carmen el último domingo de julio como parte de los festejos y la devoción a la advocación mariana más antigua y arraigada en el corazón de los fieles católicos que abrazados al escapulario carmelita, reciben los dones y gracias prometidos por la Madre de Dios.