“A las 12 de la noche será tu peregrinar, llevaremos santa dicha, pues el pueblo a visitar, cantaremos rezaremos, lloraremos tu dolor…”
Por: Diego Rodarte
El Señor de la Columna, venerado en el Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco, es una de las imágenes predilectas de la devoción de los habitantes de esta región perteneciente al municipio de San Miguel de Allende en el estado de Guanajuato.
Desde 1823, esta sagrada imagen visita la ciudad de San Miguel el Grande, hoy San Miguel de Allende, por un milagro concedido al señor Cayetano Vargas. Desde entonces, la imagen sale en peregrinación del santuario de Jesús Nazareno hasta el templo de San Juan de Dios la madrugada del quinto domingo de cuaresma, para participar en las procesiones de Semana Santa y regresar a Atotonilco la madrugada del jueves de Pascua.
De autor desconocido, la escultura de tamaño natural del Señor de la Columna fue realizada principalmente en madera de colorín, papelón y telas encoladas entre 1750 y 1775, época en la que el Padre Remigio Ángel González era capellán de Atotonilco.
El Cristo, ligeramente encorvado, apoya sus brazos en el capitel de una columna ensangrentada; descalzo, su cuerpo descansa sobre su pierna izquierda, mientras que su pierna derecha en genuflexión, toca levemente la base en la que descansan las puntas de los dedos.

Bañado en sangre por la flagelación, lo cubre un cendal y lo coronan tres potencias metálicas, su rostro mantiene una expresión doliente, mientras su cuerpo lacerado muestra una espalda terriblemente llagada por el martirio recibido.
Esta condición sufriente del Señor ha despertado durante más de dos siglos la compasión de aquellos que recurren a Él para el alivio de sus necesidades. Uno de estos devotos fue el señor Cayetano Vargas, quien era benefactor del santuario de Jesús Nazareno y de la Casa Santa de Ejercicios Espirituales, fundados por el Padre Luis Felipe Neri de Alfaro en 1748.
Siendo un comerciante influyente de la región, tenía negocios en la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores, y como Atotonilco era paso natural desde Dolores a San Miguel, los viajeros solían detenerse en Atotonilco, por lo que es probable que Don cayetano, en una de esas paradas, haya decidido convertirse en benefactor.
Una noche, el capellán del Santuario de Atotonilco, Don Ángel Remigio Gonzales y Palacios, recibió la noticia de que Don Cayetano se encontraba gravemente enfermo y pedía que fuera llevada a San Miguel el Grande la imagen del Señor de la Columna, a quien le tenía una particular devoción.
El Señor de la columna fue preparado y provisto de forma sencilla pero cuidadosa para protegerlo durante el traslado. Eran casi cuarto para las diez de la noche del sábado de la semana de Lázaro, cuando los miembros de las hermandades y cofradías salieron del Santuario de Atotonilco con rumbo a San Miguel, a donde llegaron pasada la media noche para buscar a Don Cayetano en el Hospital Real de San Juan de Dios, que era el lugar donde se atendía a los enfermos graves de aquel tiempo, pero por tratarse de un personaje influyente, Don Cayetano fue hospedado en el convento de las Madres Concepcionistas a donde los miembros de las hermandades llevaron la sagrada imagen.

Fue en ese lugar y en ese momento, en que, teniendo frente a él al señor de la Columna, Don Cayetano empezó a mejorar de la enfermedad que le provocaba fiebres altas y un dolor insoportable en el cuerpo.
Gracias a este hecho, la portentosa imagen del Señor de la Columna ha visitado de forma ininterrumpida la ciudad de San Miguel de Allende, aún con la turbulencia de la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera, en que la imagen tuvo que ser escondida entre los muros del templo de la Santa Escuela, o trasladado enrollado en petates, ocultándose entre los matorrales para que nadie sospechara que ahí lo llevaban.
El Señor no siempre llegó al templo de San Juan de Dios, pero sí al barrio, a una casa con una capillita que alojaba al Señor de la Conquista, ubicada en la calle Beneficencia.
Incluso, la gripa española en 1918 y la pandemia por Covid-19 entre 2020 y 2022, no fueron obstáculo para que el Señor de la Columna visitara la ciudad. Existe un documento enmarcado entre 1918 y 1920, que habla de una visita discreta del Señor de la Columna, en el que se solicita que no se haga procesión y la imagen fuera debidamente cubierta.
Ante la crisis sanitaria de 2020, la imagen del Señor de la Columna fue trasladada en vehículo desde Atotonilco al templo de San Juan de Dios, donde permaneció los 19 días que visita ese lugar, y fue trasladada de regreso al santuario en las mismas condiciones para evitar aglomeraciones y el aumento de contagios, y pese a las restricciones de las autoridades civiles y religiosas, los fieles devotos sintieron la cercanía del Señor en su ciudad.
200 AÑOS CAMINADO EN LA FE

El 26 de marzo de 2023, quinto domingo de cuaresma, el Señor de la Columna cumplió 200 años de visitar la ciudad de San Miguel de Allende, considerado uno de los acontecimientos más importantes de la región, y tras llevarse a cabo durante tres años con restricciones por la pandemia, el Señor cumplió puntual su cita con los san miguelenses.
Fue a la media noche cuando el repique de las campanas y el estruendo de los cohetes anunciaron la salida del Señor de la Columna, acompañado de las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Apóstol, cubiertos con lienzos y pañoletas para protegerlos de la intemperie. Después de incensarlos y rezar las debidas oraciones, el sacerdote oficiante entregó las sagradas imágenes a los devotos encargados de su traslado, muchos de ellos portando un cojín para amortiguar el peso de las andas.
A las afueras del santuario esperaban los fieles, algunos para saludar y despedir al Señor y otros para acompañarlo en peregrinación en medio de cantos y oraciones durante todo el camino, sin importar las inclemencias del tiempo y el cansancio de la noche.
A las tres de la mañana, los caminantes detuvieron su paso frente a la Cruz del Perdón, ahí participaron de la Santa Misa que les sirvió de descanso para reanudar el viaje.
Iluminados por la luz de las farolas, que antaño eran ocotes, teas de durmiente de ferrocarril, mechones o antorchas, los peregrinos llegaron al punto de encuentro, donde ya los esperaban centenares de fieles que a lo largo del camino colocaron coloridos tapetes, arcos floridos, hileras de papel picado y globos para dar la bienvenida al Señor de la Columna.


Una vez en el punto de encuentro se procedió a develar las sagradas imágenes en presencia del Obispo de la Diócesis de Celaya, Monseñor Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, el padre Dante Gabriel Jiménez, los sacerdotes Pablo Figueroa, de San Antonio de Padua; Josué Rodríguez, de la Congregación del Oratorio y Jesús Celestino Cervantes, de la Diócesis de Cuernavaca, Morelos.
Amenizado por la banda de música de los Hermanos Mota y el Coro Infantil del Oratorio de San Felipe Neri, una a una fueron desprendidas las sábanas, servilletas y mascadas que cubrían la sagrada imagen y que de acuerdo con los relatos, en algún tiempo eran utilizadas como mortaja para los difuntos y los más gastados cendales eran cortados en trozos y repartidos como reliquias.
Finalmente, las imágenes fueron descubiertas, al Señor de la Columna le fueron colocadas las tres potencias que lo coronan y tras ser incensados, entraron las sagradas imágenes a San Miguel escoltadas por soldados romanos que portaban capas, cascos, corazas, escudos, lanzas y espadas, como si guiaran preso al divino salvador.
Minutos después de las 8:00 de la mañana, el Señor de la Columna ingresó al templo de San Felipe Neri para ser entronizado en el altar principal y presidir las celebraciones litúrgicas en su honor, además de recibir la visita de fieles de diferentes puntos de la República Mexicana que ponen bajo su amparo sus necesidades y aflicciones.
Para conmemorar los 200 años de esta tradición, el gobierno municipal develó una placa en la plaza pública frente al templo del barrio de San Juan de Dios, también una escultura conmemorativa del Señor de la Columna de 2 metros de alto, y una nueva campana jubilar de bronce que pesa 200 kilos, además se colocaron azulejos conmemorativos por todo el circuito por el que transita la sagrada imagen.
Podría decirse que la visita del Señor de la Columna se abre y se cierra con pirotecnia, repique de campanas y música de pasión, además de plegarias, cánticos y flores que adornan su estancia en la ciudad, que espera la mañana del Viernes Santo para caminar nuevamente acompañando al Señor camino del Calvario.
FUENTES:
EL SEÑOR DE LA COLUMNA. LA TRAÍDA A LOS 200 AÑOS. Padre Dante Jiménez Muñoz Ledo. México, 2023.
ATOTONILCO. SANTUARIO DE DIOS Y DE LA PATRIA. RELICARIO DEL BARROCO MEXICANO. Samuel Rangel Gómez. San Miguel de Allende, Gto., México, 1998.