«En el desierto conocí a uno que era tan santo como Juan el Bautista, era Pablo el ermitaño…»
Por: Diego Rodarte
Alcaldía Iztapalapa
Muy cerca de la Parroquia de San Lucas Evangelista, en el corazón del pueblo de Ixtapalapa, se encuentra el Barrio de San Pablo Ermitaño, única comunidad en la Ciudad de México que se encuentra bajo el patrocinio de San Pablo de Tebas, «El Primer Ermitaño», un eremita egipcio venerado por la Iglesia Católica y la Iglesia copta, considerado por la tradición cristiana como El primer ermitaño, por haber sido el primero que se fue a un desierto a vivir totalmente retirado del mundo, dedicado a la oración y a la meditación.
LA VIDA DE SAN PABLO

La vida de este santo fue escrita por San Jerónimo durante la segunda mitad del siglo IV con el título Vita Sancti Pauli primi eremitae. Nació en el año 228 en Tebaida, muy cerca del Río Nilo en el antiguo Egipto y que tenía por capital la ciudad de Tebas.
Pablo creció en el seno de una familia muy rica y cristiana, donde le dieron una esmerada educación en ciencias humanas; desde muy joven dominó el griego y el egipcio. Quedó huérfano a los 14 años, heredando los bienes paternos y cuando contaba con 20 años, la persecución de Decio le empujó a esconderse temeroso de ser obligado a renegar de su fe, y tras ser delatado por su cuñado que deseaba quedarse con sus bienes, Pablo se retiró al desierto.
En el desierto de Tebaida se instaló para siempre en una caverna, vestido con hojas de palmera, y alimentándose de dátiles y bebiendo agua de una arroyo cercano. Siempre en la soledad más absoluta, muerto para los hombres, rezando y meditando frente al misterio de Dios que llenaba toda su existencia.
Cuenta la tradición que cuando la palmera de la que San Pablo se alimentaba no tenía dátiles, un cuervo le llevaba medio pan con el que sobrevivía.
Así pasaron los años y cierto día, San Antonio Abad, también llamado a la vida de ermitaño, tuvo una tentación que le decía que en el desierto no había otro más santo que él, pero una revelación le manifestó que en el desierto vivía otro eremita que era un tesoro de virtud. Antonio no lo dudo y venciendo muchas dificultades entre el calor y la fieras, fue a rendirle homenaje. Al llegar al lugar donde habitaba Pablo, aunque no se habían visto nunca, se abrazaron y reconociéndose mutuamente sostuvieron coloquios espirituales mientras el cuervo, que diariamente traía medio pan al ermitaño, aquél día llevó un pan completo que ambos santos compartieron.

Poco antes de morir, Pablo le pidió a San Antonio que fuera a su monasterio para que le trajera el manto que el Obispo San Atanasio le regaló porque quería ser amortajado con aquella vestimenta. San Antonio, sorprendido por todo lo que sabía San Pablo, fue a traer el manto y cuando estaba de regreso contempló en una visión que el alma de Pablo subía al cielo rodeado de Apóstoles y ángeles.
Al llegar a la cueva del ermitaño, San Antonio encontró el cadáver de San Pablo arrodillado con los ojos mirando al cielo y los brazos en cruz. De esta manera, San Pablo murió en el silencioso y humilde servicio de la oración.
La tradición afirma que al no tener herramientas para cavar una tumba, llegaron dos leones que cavaron una sepultura con sus garras y San Antonio pudo enterrar allí a su amigo Pablo. San Pablo murió en el año 342 cuando tenía 113 años de edad y cuando llevaba 90 años orando y haciendo penitencia en el desierto por la salvación del mundo.
San Antonio Abad conservó siempre con enorme respeto la vestidura de San Pablo hecha de hojas de palmera, y él mismo se revestía con ella en las grandes festividades.
Su culto fue muy difundido en Hungría, y a partir del siglo XIII, se fundó la Orden de San Pablo o Paulinos, conocidos como “Hermanos de la muerte” en Francia. Es la primera Orden monástica fundada en Hungría y sus restos se trasladaron a Budapest. La Orden fue disuelta en el siglo XVIII por el emperador José II. Desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales, estableciendo su festividad el 15 de enero.
LA MAYORDOMÍA

Al igual que los otros siete barrios que conforman el centro de Ixtapalapa, el barrio de San Pablo Ermitaño fue un calpulli que congregaba grupos con estrechos lazos familiares, económicos, artesanales y de amistad, que formaron parte de lo que hoy conocemos como los medios pueblos de Axomulco y Atlalilco.
No se sabe la fecha exacta en que el pueblo de Ixtapalapa se dividió en ocho barrios, pero existe una referencia clara de la división en el expediente sobre el Fundo Legal de los Yndios de Yxtapalapa con fecha de 1806, documento localizado en el Archivo General de la Nación. El barrio de San pablo Ermitaño se encuentra en el medio pueblo de Axomulco y como todo barrio cuenta con una capilla dedicada a su santo patrono.
Siendo un barrio de pulqueros y canteros, porque ahí se concentraba la mayor parte de pulquerías del pueblo y señores que dedicaron su vida a la cantería, en el año de 1947, el señor Patricio Ramírez donó un terreno para la construcción de la capilla dedicada a San Pablo Ermitaño, obra que se inició en 1948 y que se concluyó en dos etapas, en 1952 y en 1979 cuando se terminaron de construir las torres.
En el interior del templo, en el altar principal, se venera una imagen de San Pablo de Tebas, El Primer Ermitaño, a quien los habitantes del barrio llaman cariñosamente San Pablito y cuenta con una mayordomía regida bajo las costumbres y tradiciones del pueblo de Ixtapalapa.
La mayordomía tiene un ciclo de un año y quien desea ser mayordomo debe acercarse a los encargados, es decir a la mesa directiva a cargo de la capilla y la mayordomía de San Pablo en función, y no hay mayor formalismo que acudir de buena voluntad a solicitar la mayordomía, entonces los encargados acuden a casa del voluntario para encender una cera y simbolizar así la aceptación de la mayordomía al servicio de San Pablo Ermitaño.

La persona o familia que tiene voluntad de servir como mayordomo de San Pablo, acude a la capilla el día de la fiesta para participar en la misa de función y debe llevar dos ceras que se encenderán al final de la misa cuando lo indique el sacerdote que preside y se presentan ante el barrio como los futuros mayordomos, formalizando frente a la comunidad su compromiso con el Patrón del barrio.
Como parte del protocolo, los futuros mayordomos acuden a casa del mayordomo en función y después de intercambiar palabras de agradecimiento, los futuros mayordomos obsequian un arreglo floral a la imagen de San Pablo que preside la mayordomía, un arreglo de fruta y vino que se obsequia al mayordomo en función, y al final se reparte fruta, refrescos y jugos a todos los asistentes
Por tradición, el último domingo de marzo, los nuevos mayordomos reciben en su hogar la imagen de la mayordomía de San Pablo Ermitaño, para el que se prepara un altar digno. Además, se reparten tamales y se ofrece un convivio con baile, orquesta, sonido o bandas que amenizan la celebración en cuyos preparativos participan los vecinos y amistades del barrio en general.
El compromiso principal de los mayordomo se cumple el domingo de la fiesta dedicada a San Pablo Ermitaño; si el 15 de enero cae entre semana, la fiesta se mueve al domingo siguiente y si el 15 de enero cae en domingo, ese mismo día se celebra la fiesta. El momento central de la fiesta es la Misa de Función a la que el mayordomo debe acudir a la capilla con la imagen de San Pablo Ermitaño y cumplir con el rito de presentar a los mayordomos que los sucederán en el cargo. Después, la imagen regresa a casa del mayordomo en función donde se realiza una fiesta de acuerdo a las posibilidades de cada familia y el último domingo de marzo, los mayordomos hacen entrega de la imagen, concluyendo con el compromiso de servir a San Pablito.
LA FIESTA PATRONAL

Los festejos en honor a San Pablo Ermitaño en Ixtapalapa inician con un dozavario que se lleva a cabo del 2 al 13 de enero, durante este periodo, la imagen de San Pablo que preside la Mayordomía visita las calles y callejones del barrio. La tradición establece que los encargados de la capilla acudan a casa del mayordomo en función para pedir prestada la imagen de manera formal y solicitar el permiso de que esta salga a bendecir a su barrio.
Durante los días del dozavario, la imagen de San Pablo se lleva a misa a las 8:00 de la noche a la capilla del barrio y se empieza a rolar la imagen entre las familias en base a un programa en el que se toman en cuenta todas las calles y callejones a modo de que San Pablo recorra todo el barrio.
Después de la misa, San Pablo visita el lugar asignado, donde permanece el resto de la noche y al día siguiente se entrega a la calle correspondiente al termino de la misa. Durante esos días, es común ver procesiones que llegan a la capilla entre cohetes, música de banda, mariachi o comparsas que acompañan a San Pablo.
El 14 de enero, la imagen de San Pablo regresa a la mayordomía en medio de los preparativos para la fiesta del día 15 de enero, pues mientras las señoras preparan la masa para los tamales, una banda ameniza la víspera. Si el 15 de enero cae entre semana, los mayordomos en función ofrecen mañanitas a San Pablo en la capilla del barrio a las 6:00 de la mañana. Por tradición es un mariachi el que da las mañanitas, mientras el estruendo de las salvas de cohetes anuncian el día de la fiesta, y se reparte atole y tamales a todos los asistentes. Si el 15 de enero cae en domingo, las mañanitas se ofrecen desde la media noche.
COLOCACIÓN Y ENFLORADO DE PORTADA FOTOS: JUAN PABLO CISNEROS MORALES
El viernes siguiente al 15 de enero se enflora la capilla como un obsequio de los mayordomos en función. El sábado de vísperas, a partir las 8:00 de la mañana, se comienza a preparar la portada enflorada que embellecerá la capilla que obsequian los fieles del barrio o de barrios vecinos. La familia que dona la portada ofrece de desayunar y de comer a todos los que apoyan en el enflorado y contratan una orquesta musical que ameniza los trabajos hasta la colocación de la portada.
Por la tarde, parte de la comisión de la capilla acude a la Parroquia de San Lucas Evangelista portando el estandarte de San Pablo Ermitaño, acompañados de una banda de música, cohetes y globos, para recoger las imágenes invitadas de los barrios y sociedades del pueblo de Ixtapalapa que acompañan en la fiesta patronal como un signo de hermanamiento y unidad, en la que hacen presencia demanditas del Señor de la Cuevita, del Patrón San Lucas Evangelista y los patrones de los barrios que acompañan al barrio anfitrión en su festividad.
Entrada la noche comienzan los tradicionales ¡Vivas! en honor a San Pablo, en que la imagen de la mayordomía y la imagen peregrina de San Pablo salen en procesión para recorrer las calles y callejones del barrio acompañados por música de banda, se queman cohetes y bombas de luz, mientras los vecinos de las calles los reciben con cohetes, incienso, globos, confeti, y se colocan pequeñas ermitas para que las imágenes aposenten un rato y continúen su recorrido para llegar a la capilla en punto de la media noche y dar las mañanitas a San Pablo en medio de salvas de cohetes y el repique de las campanas de la capilla.
El domingo, a las 10:00 de la mañana nuevamente se dan las mañanitas en la capilla y poco después del medio día, la comisión de encargados se dirige a casa del mayordomo para regresar en procesión por las principales calles del barrio y participar en la Misa de Función Pedida por la Mayordomía de San Pablo Ermitaño, en la que se lleva a cabo la Presentación Formal de los Futuros Mayordomos con el encendido de ceras y a la que acuden las familias que donaron la portada y el arreglo floral.

Terminada la misa inicia una nueva procesión por las calles del barrio con la imagen de la mayordomía y la imagen peregrina de San Pablo que se utiliza para hacerla presente durante los velorios del barrio como una forma de consuelo para la familia y un agradecimiento a las personas que apoyan en las celebraciones. A esta procesión acompañan comparsas que forman un cuadro colorido de ritmo y música que llega a casa de los mayordomos en función.
El resto de la tarde se desarrolla entre música y la tradicional feria del barrio, para cerrar los festejos del domingo con la quema de un castillo.
El lunes por la tarde, los fieles se reúnen nuevamente en la capilla de San Pablo Ermitaño para la tradicional Bendición de los Animalitos, a la que llega mucha gente del pueblo con sus mascotas bien bañadas y con un moño rojo, desde perros, gatos, peces y roedores, hasta caballos y animales de corral. Terminada la bendición, se prepara el Palo Encebado, un juego de habilidad en el que comerciantes del tianguis Unión San Pablo y gente del barrio, donan obsequios para colocarlos en la cima del palo, y grupos de jóvenes se organizan en cuadrillas representativas de las calles y callejones del barrio e intentan subirse para alcanzar los obsequios, que van desde un juguete hasta bolsas de dinero en efectivo.
Las celebraciones de este día terminan con la quema de toritos de dulce y vaquillas cargadas con abundantes corredizos que encienden la adrenalina entre los asistentes. El fin de semana siguiente se realiza una misa de acción de gracias por parte de los encargados de la capilla y se lleva a cabo una Feria del Pulque en la que participan pulqueros de diferentes partes del país. Para cerrar con broce de oro, se lleva a cabo otra corrida de toros de pirotecnia y un baile con banda, orquesta o sonido.
Cabe señalar que la fiesta en honor a San Pablo Ermitaño 2021 fue cancelada debido al aumento de contagios y defunciones por COVID-19, solo se ofrecieron las tradicionales mañanitas y la Misa de Función pedida por el barrio de San Pablo el 15 de enero, todo bajo los protocolos establecidos para evitar más contagios.
Con información de: Juan Pablo Cisneros Morales