«Reina de los chapulines y de nuestros corazones, dulce Madre no te olvides de tus hijos pecadores».
Por: Diego Rodarte
Teocaltiche, Jalisco
Identificado como el pueblo de los chapulines, Teocaltiche es uno de los rincones de la zona norte de los Altos de Jalisco en los que la fe se desborda durante el mes de noviembre para celebrar a la Virgen de los Dolores, que desde 1774 es la Soberana Patrona de esta comunidad que clamó su amparo y protección cuando la furia de la naturaleza parecía incontenible.
Su nombre proviene de la palabra Teocaltech que en lengua náhuatl significa «lugar junto al teocalli» o «lugar junto al templo». Se dice que es uno de los asentamientos más antiguos de la Sierra Madre Occidental, pues de acuerdo a los descrubrimientos arqueológicos, se sabe que fue fundado en el año 1187 por la tribu de los Caxcanes, quienes combatieron a los Tecuexes hasta conquistar su territorio.
Los Caxcanes tenían como oficios principales la elaboración de cerámica, la fabricación de ropas con fibras de maguey y piel de animales como coyotes, venado, pochotl y pelo de conejo. Fueron conquistados por los españoles en 1530 estando al mando el capitán Cristóbal de Oñate y Miguel de Ibarra.
Después de la Gran Rebelión Caxcana, en 1542, comenzó la evangelización a cargo de Fray Juan de Badillo y Fray Antonio de Segovia, quienes lograron pacificar a los indígenas y estabilizar a la población que tuvo como primer patrón principal a San Pedro Apóstol, cuya parroquia fue edificada en 1550 y fue una de las primeras cuatro parroquias edificadas en la Nueva Galicia, por lo que el pueblo tomó el nombre de San Pedro Teocaltiche.

No se tienen datos sobre el origen de la Virgen de los Dolores y su llegada a Teocaltiche, aunque se creé que pudo haber sido traída de España. Lo que sí se sabe, gracias a la tradición oral, es que ya se le rendía culto en la población, principalmente el Viernes de Dolores y la Semana Santa.
A finales de octubre de 1774, una serie de terremotos azotó Teocaltiche, provocando serios daños y pánico entre los habitantes. La fuerza de la naturaleza era tal que la antigua Parroquia de San Pedro estaba tan afectada que podría desplomarse en cualquier momento.
Asustados, los fieles comenzaron a invocar al Patrón San Pedro, pero parecía que sus oraciones no eran escuchadas, ya que los sismos no cesaban en la zona.
Ante esta situación, el Párroco de San Pedro Teocaltiche, Pbro. Daniel Espinoza de los Monteros mandó llamar a los principales vecinos del lugar para elegir un nuevo patrón que los protegiera de las calamidades y desde la fe dominar los efectos de la naturaleza.

Ante la petición del señor cura, los vecinos propusieron diferentes advocaciones, entre ellas la pequeña imagen de la Virgen de los Dolores. A ciencia cierta no se sabe como se realizó el sorteo, pero resultó seleccionada la Virgen de los Dolores, por lo que el 11 de noviembre de 1774 fue sacada en procesión solemne por las calles principales de Teocaltiche.
De acuerdo con el relato de algunos testigos, durante el recorrido se formó una nube en forma de arco blanco que destacaba en el cielo azúl, lo que fue interpretado como señal de que el periodo sísmico había terminado. Cuentan los Teocaltichenses que desde entonces no tiembla en la región o los sismos son imperceptibles.
El 22 de noviembre de 1774, el Obispo de Guadalajara autorizó al Padre Espinoza de los Monteros para que el 11 de noviembre de cada año se celebre con solemnidad y bajo juramento la fiesta de la Virgen de los Dolores de Teocaltiche como Patrona contra los temblores.
Ante este suceso, y con la aprobación de las autoridades religiosas correspondientes, la devoción a la Virgen de los Dolores fue creciendo, a tal grado que su primer patrono, San Pedro, quedó en segundo plano y en octubre de 1845 inició la construcción de la nueva parroquia que alberga actualmente la imagen de la Virgen de los Dolores, que permaneció en la capilla de San José hasta que concluyó la edificación de su nueva casa.

El entonces Arzobispo de Guadalajara Don Pedro Loza y Pardavé quiso erigir una nueva Diócesis teniendo como sede Teocaltiche, por eso, el nuevo templo fue construído con la arquitectura de una catedral, destacando por sus dos torres y su fachada, pero la Guerra de Reforma y la Guerra Cristera, no permitieron que los planes de la nueva Diócesis se concretaran, quedando como templo parroquial perteneciente a la Diócesis de Aguascalientes.
En noviembre de 1945, el Obispo de Aguascalientes José de Jesús López y González realizó la Coronación Diócesana de Nuestra Señora de los Dolores de Teocaltiche y el 10 de noviembre de 1966, con autorización del ahora Beato Papa Paulo VI, se llevó a cabo la Coronación Pontificia a cargo del Señor Obispo Salvador Quezada Limón, reconociendola así como Madre, Reina, Patrona y Soberana Protectora contra los temblores de Teocaltiche.
EL CHAPULÍN

En el último tercio del siglo XIX, una plaga de chapulines azotó Teocaltiche, por lo que fue combatida a «sombrerazos» por los Teocaltichences y derivado de esto, vecinos de otras comunidades comenzaron a llamarlos en tono de burla «chapulines» o «chapulineros», lo que en su momento generaba molestia en la población.
En 1948 se celebraron 50 años de la dedicación del actual templo parroquial con una procesión con la imagen de Nuestra Señora de los Dolores por el centro de Teocaltiche.
Al pasar por las calles de Victoriano Salado Álvarez y Pedro Moreno, un chapulín saltó al vestido de la Virgen, y aunque los religiosos lo retiraban una y otra vez, el chapulín siempre regresaba al vestido de la Dolorosa.
Al pasar frente a la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, el insistente animal se posó sobre el brazo de la Virgen, entonces, los sacerdotes decidieron dejarlo ahí. Así, la Virgen de los Dolores entró a su templo con un chapulín en su vestido, el cual se quedó ahí hasta que murió, por lo que le fue retirado y colocado, según testimonios, en una cajita donde fue conservado por algún tiempo.

Gracias a este acontecimiento, el chapulín se convirtió en un signo de identidad para los Teocaltichenses, pues en una procesión, uno de los vivas fue «¡Viva la Reina de los chapulines!» refiriéndose a los habitantes de Teocaltiche, quienes lo tomaron como un alago, adoptando el sobrenombre de «chapulines» o «chapulineros» y desde entonces, la Virgen de los Dolores porta en su vestido un chapulín dorado en recuerdo de aquel curioso insecto que se quedó junto a Ella.
LA FIESTA
El 31 de octubre de cada año inician los preparativos para la fiesta del 11 de noviembre con la bajada de la Virgen de su altar a la sacristía para ser revestida con su nuevo ajuar y ser engalanada con su corona que solo usa durante su fiesta y en ocasiones de especial reelevancia.
Así comienza el oncenario dedicado a Nuestra Señora de los Dolores de Teocaltiche, que consiste en la llegada de peregrinaciones de los 11 barrios, que acompañados por un carro alegórico, llegan a rendir homenaje a su Patrona.
Los días de mayor afluencia son el 10 y 11 de noviembre, pues estos días llegan las peregrinaciones de «los hijos ausentes», conformada por peregrinos nacidos en Teocaltiche, que por alguna razón tuvieron que dejar su pueblo y ahora radican en Guadalajara, Aguascalientes, San Juan de los Lagos o que se aventuraron a buscar el Sueño Americano, siendo precisamente la peregrinación más emotiva la de los hijos ausentes que radican en Estados Unidos.
Entre danzas, música de banda, cohetones y flores abundantes que adornan el altar se desarrolla la fiesta que inicia a las 12:00 de la noche con las tradicionales mañanitas que interpretan diferentes grupos como estudiantinas, mariachis y bandas que se van turnando para ofrecer su homenaje a tan amada Señora.

Las celebraciones Eucarísticas también son presididas por sacerdotes y Obispos nacidos en Teocaltiche y como hijos ausentes, acuden a postrarse ante la Madre de su pueblo de origen.
Los festejos culminan la noche del 11 de noviembre con la tradicional Romería en la que participan los once carros alegóricos de los barrios que representan una temática en específico que va desde un acontecimiento importante en Teocaltiche o la Diócesis de Aguascalientes, o algún pasaje bíblico; además de contar con la participación de danzas, bandas de música y los grupos que realizan algún apostolado en la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores.
La procesión se cierra con el carro triunfal decorado con elementos representativos de Teocaltiche, como zarapes y sombreros, coronado con una imagen de la Virgen de los Dolores que a modo de reliquia porta el vestido que usó la imagen original el año anterior, pues la escultura principal de la Patrona solo sale en años en los que se recuerda algún acontecimiento importante, como algún centenario o cincuentenario, esto con el fin de evitar el deterioro de la sagrada imagen.
La Romería culmina en el templo parroquial con la bienvenida entre vivas, porras y aplausos a la Virgen de los Dolores y la bendición con la sagrada imagen. Es así como el pueblo de Teocaltiche renueva su juramento de fidelidad y amor a su protectora, pues bajo su amparo los «chapulines» sienten seguridad y encuentran remedio a sus necesidades.
Con información y fotografías de: Gabriel López