«Canta y danza conmigo, que detrás del cerro sale el sol, que la multitud está esperando a la Madre de los pobres y el amor».
Por: Diego Rodarte
En el año de 1693, Guadalajara fue azotada por fuertes epidemias de sarampión y viruela que cobraron la vida de cientos de personas. Ante esta situación, las autoridades religiosas determinaron llevar la imagen original de Nuestra Señora de la Expectación de Zapopan de su santuario a la Catedral de Guadalajara para pedir su intercesión y desaparecer la peste que asolaba la región.
Durante su estancia en la Catedral, se celebró un novenario de misas y otras devociones en honor a la Virgen de Zapopan, y en poco tiempo la epidemia comenzó a ceder, pues desde el primer instante en que la sagrada imagen de la Zapopana entró a la ciudad, comenzaron a aminorarse los estragos de la epidemia.
En 1721, una nueva peste azotó la Nueva Galicia, en especial la Ciudad de Guadalajara, afectando incluso la salud del señor Obispo Manuel de Mimbela y Morlans. La ciudad hizo rogativas y procesiones de penitencia; pero fue hasta la visita de la Santísima Virgen de Zapopan que se vio socorrida y aliviada, por lo que los fieles se dieron cita en la catedral para dar gracias a su bienhechora, y viendo que el espacio era insuficiente para recibir a tantos peregrinos, se tomó la decisión de llevar la milagrosa imagen a todas las iglesias de Guadalajara.
En ese mismo tiempo, fuertes tempestades acompañadas de numerosos rayos atemorizaron a los habitantes de Guadalajara, miedo que creció cuando los fuertes rayos cobraron la vida de Agustín Estrada mientras tocaba a rotativas en el campanario de la iglesia de San Juan de Dios y la del Padre Fray Bernardo Erangurri, a quien le cayó un rayo mientras administraba la extrema unción.
Consternado, el pueblo pidió que se dejara a la Virgen de Zapopan para que librara a Guadalajara de tantas calamidades, y fue tal el fervor con el que rogaba la gente, que no tardó en manifestarse el favor misericordioso de la Virgen, haciendo que cesaran las tormentas que acosaban a la ciudad.

Agradecidos por este nuevo prodigio, el Cabildo de Justicia y el Regimiento de la ciudad de Guadalajara, acordaron en la junta celebrada el 24 de junio de 1734 pedir la autorización debida para jurar Patrona y Abogada de la ciudad contra tempestades, rayos y epidemias a la Virgen de Zapopan, solicitud que fue aprobada por la Real Audiencia y las autoridades Eclesiásticas, concediendo también el permiso de que la sagrada imagen de la Expectación de Zapopan visitara anualmente la ciudad, y el 14 de noviembre de 1734 se celebró solemnemente la Jura del Patronato de Nuestra Señora de la Expectación de Zapopan.
En un principio, se había establecido que la Virgen de Zapopan visitara la ciudad de Guadalajara el 13 de junio de cada año y fuera devuelta a su santuario el 5 de octubre y se debía realizar una procesión pública del convento de Santa Teresa de Jesús a la Catedral de Guadalajara, pero fue el Cardenal José Garibi Rivera, Arzobispo de Guadalajara, quien determinó que después de visitar los templos tapatíos, la Virgen de Zapopan fuera llevada a la Catedral y que regresara a su santuario triunfantemente cada 12 de octubre.
Desde entonces, miles de fieles se congregan en la catedral de Guadalajara desde el 11 de octubre, para acompañar a la Generala en esplendorosa Romería de regreso a su santuario. A las 00:00 horas del 12 de octubre se entonaron las tradicionales mañanitas para dar los buenos días a la Virgen de Zapopan y a las 6:00 de la mañana, después de la misa de despedida, la Reina de Jalisco salió de la catedral entre vivas, aplausos, lágrimas y alabanzas.
Miles de danzantes encabezaron la procesión, creando un ambiente de color y misticismo, mientras que los músicos de diferentes bandas, organizados por instrumento, entonaban al unísono alabanzas a María. Una calandria adornada con una monumental corona de gardenias perfumaba el camino por el que habría de pasar la Generala, mientras las Guadias de Honor abrían paso con su marcha al carruaje que transportaba la bendita imagen de la Virgen. A la orilla del camino la esperaban sus fieles, algunos en sillas de ruedas, esperando la bendición de su Reina. Al verla era imposible contener las lágrimas y un grito de júbilo estallaba al paso de la «chaparrita», al tiempo que las oraciones y súplicas se elevaban al cielo.
Una vez llegada a los Arcos de Zapopan, la imagen de la Zapopana fue colocada en un anda que fue llevada en hombros por la plaza principal, en donde le dieron la bienvenida con pañuelos blancos, al grito de «Madre de Misericordia, alcánzanos la paz», lema de la Romería 2019, en el que se pide a la Virgen interceda por la paz en el estado que se ha visto azotado por una fuerte ola de violencia, y suplicando a su Patrona intervenga para desaparecer la epidemia de dengue que se ha reportado en Jalisco, y que no detuvo la presencia de los más de dos millones de peregrinos que ven en la Virgen de Zapopan el remedio de todos sus males.
El domingo 13 de octubre, más de 30 mil danzantes se dieron cita en la explanada principal, para ofrecer su danza a la Virgen de Zapopan, creando un mosaico de color y música que se percibía en los alrededores del santuario, mientras que una afluencia constante de peregrinos transitaba por el camino dispuesto hasta el altar de la Virgen de Zapopan.
Muchos de ellos, con los pies descalzos o de rodillas entraron a la Basílica para dar gracias o pedir algún favor a la Virgen Soberana. Con el dolor en el rostro y la esperanza en sus miradas, los fieles llegaron a los pies de la Generala en una conmovedora escena que tocaba hasta las fibras del alma, pues era el esperado encuentro de los hijos con su Madre del Cielo.
Cabe señalar que el vestido que este año engalanó la sagrada imagen de la Virgen de Zapopan fue diseñado con miras al Centenario de la Coronación Pontificia, utilizando diversos tipos de hilo de oro para honrar a la Virgen con la oración del Ave María y con elementos alusivos a la realeza divina de la Señora del Cielo, destacando en la capa dorada la frase AVE MARÍA y en el vestido azul celeste un monograma alusivo al nombre litúrgico con que es venerada la Virgen de Zapopan: María de la Expectación.
El ajuar fue elaborado por la diseñadora mexicana Diana Velasco y el rebozo que portó la sagrada imagen fue confeccionado por las Hermanas Carmelitas de Guadalajara.
Fuentes: BREVE HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DE ZAPOPAN. Fr. Ángel S. Ochoa V., OFM. Zapopan, Jalisco, 1961.
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