Puntadas de amor y caridad

«Madrecita linda, de la Caridad, remedia mis penas, alivia mi mal…»

Por: Diego Rodarte

Huamantla, Tlaxcala

Dentro de los preparativos previos a la Noche que Nadie Duerme en honor a la Asunción de María, los fieles de Huamantla engalanaron a la Virgen de la Caridad con un vestido y un manto bordado con motivos alusivos al Año Jubilar Eucarístico celebrado en Tlaxcala por los 500 años del encuentro de dos mundos y la llegada del Evangelio a tierras mexicanas.

Fue la Señora Carito Hernández Castillo, quien a raíz de un milagro concedido por la Virgen de la Caridad de Huamantla, inicia con la tradición de bordar año con año los vestidos que la Virgen luce durante sus festividades, labor que inició como una tradición familiar y que con el tiempo se consolidó formando un grupo de mujeres bordadoras que han seguido con esta tradición, pese a la ausencia de Carito, quien falleció hace tres años y medio.

Laura Hernández, sobrina de Carito, es una de las herederas de esta tradición, pues desde niña ya se involucraba en los trabajos de confección y bordado del vestido de la Reina de Huamantla:

«Mi tía nos platicaba que su abuela era de Sevilla, entonces ella trae esta tradición de los bordados estilo sevillano… y así se ha hecho durante 56 años, aunque en esos 56 años hubo tres que ella no bordó, los bordaron otras familias de Huamantla y otra familia de Jalapa, por eso se cuenta con 53 vestidos».

20190318145658_IMG_1619-01

El diseño del vestido que porta la Virgen de la Caridad consiste en una túnica blanca, un manto azul y una mantilla que lleva sobre la cabeza, elaborados con telas de seda, hilo de oro y piedras finas, pero el bordado depende del tema o el acontecimiento que la Iglesia celebre a lo largo del año:

«Es desacuerdo a lo que se esté conmemorando en el año dentro de la iglesia y si no, entre todas vamos aportando alguna idea de flores, jarrones, algunas grecas o algo histórico. Por ejemplo, cuando murió el Papa Juan Pablo II se hizo el vestido con el rostro del Papa para tenerlo de recuerdo del año en que murió. Hubo otro de que fue sobre la primera capilla que hubo para la Virgen de la Caridad, desafortunadamente esa la demolieron y por fotos que tenía mi papá fue que la plasmamos en uno de sus vestidos».

A modo de homenaje, el año que murió Carito, las bordadoras tomaron una de sus chalinas favoritas y copiaron el diseño de las flores para plasmarlo en el manto de la Virgen e inmortalizar la memoria de esta mujer a la que recuerdan con cariño y que tienen presente durante los tres meses de trabajo que dura la elaboración del vestido.

20190318150120_IMG_1647-01

Este año, el manto de la Virgen de la Caridad tiene bordadas las tres palmas de los Santos Niños Mártires de Tlaxcala y lleva plasmados en la cenefa  los motivos de la Eucaristía: cáliz, vid y espigas que representan el cuerpo y Sangre de Cristo. En los picos del manto destacan dos decenarios  compuestos por una corona de espinas y sobre de ella rosas que simbolizan el Ave María.

La túnica tiene bordado el logotipo establecido por la Diócesis de Tlaxcala con Motivo del año Jubilar Eucarístico y como margen una cenefa compuesta por cinco rosas, cada una representando un decenario de la Eucaristía en Tlaxcala. Las rosas tienen como significado: amor, pureza y la perfección de la Virgen.

«Cada año va saliendo una puntada nueva, alguien como que estudia y nos dice: oye ¿cómo se verá esa puntada? y la ponemos. Inclusive le ponemos nombre a las puntadas, que en realidad no es su nombre: la puntada borreguito, la puntada pavo real… entre todas hemos aportado algo, todas han ido dando su idea o van viendo si queda esa puntada o la cambiamos», comenta Laura Hernández.

La fe y la devoción a la Virgen de la Caridad es el motor que impulsa a estas mujeres a trabajar en el bordado de la Virgen, sin recibir nada a cambio, pues su mayor recompensa es la amistad que se va forjando en cada día de trabajo bajo la guía espiritual de doña Carito, cuya presencia permanece viva en su casa:

«Nosotros estamos en este taller de bordado que era su casa  y de esta manera nos sentimos muy cerca de ella, sentimos que sigue presente con nosotros y nos ayuda también porque todas dicen que al entrar aquí sienten mucha paz, empiezan a platicar, nos olvidamos de problemas cotidianos, venimos aquí y nos dedicamos totalmente a bordarle a la Virgen con el fin de que quede muy bien y es una emoción que no se puede explicar cuando la vemos pasar en la procesión, es algo muy especial».

20190318181000_IMG_1664-01

La mañana del 13 de agosto, la Virgen de la Caridad pasa de su Camarín a la Sacristía para ser revestida con su ajuar nuevo. El acceso es restringido, pues solo las mujeres pueden pasar para resguardar «la intimidad de la Virgen», y debido a que es un número grande de participantes, se van turnando por tiempos para limpiar la sagrada imagen y colocarle su atuendo:

«La emoción es verla a Ella y ver como cambia su rostro, desde que la estamos cambiando, la limpiamos, su expresión cambia muchísimo y nos sentimos agradecidas de poder estar ahí… es lo único que tenemos, sabemos que venimos a dedicar un tiempo que es para la Virgen, pero al mismo tiempo estamos dejando familia, hijos, nietos, otras diversiones, porque para nosotros la feria es esto, es bordarle a la Virgen y entregarle su atuendo el día 13 de agosto», explica Laura.

Una vez revestida, la Virgen de la Caridad sale en procesión sobre un tapete de aserrín que se coloca de la entrada de la Sacristía hasta la entrada de la Basílica, donde es recibida entre porras, aplausos, lágrimas y oraciones.

En esta ocasión, la Misa de acción de gracias fue presidida por Monseñor Julio César  Salcedo Aquino quien en su homilía destacó que la Virgen María le da identidad al pueblo y que no se puede concebir Huamantla sin la presencia de la Reina del Cielo:

«Hoy María estrena este vestido tejido con cariño, bordado con amor. Si les preguntara a las personas que bordaron este vestido cuantas puntadas dieron, responderían que muchas puntadas y María nos está diciendo con esto que la caridad se borda todos los días a través de muchas puntadas…Si María estrena un vestido nuevo, nosotros debemos estrenar nuestro deseo de bordar la caridad», señaló el Obispo.

LA SILLITA AZÚL

20190318150106_IMG_1642-01

Entre muchas de las anécdotas que se cuentan en el taller de bordado, una de ellas es que cuando una mujer tiene problemas para concebir un hijo o tiene el deseo de tener un bebé, acuden a ayudar en las tareas de bordado y las sientan en una sillita azul frente al bastidor del vestido en el que apenas caben de cuatro a seis personas, y mientras bordan, le piden a la Virgen el milagro de concebir y hasta ahora, todas las mujeres que han hecho esta petición al poco tiempo vieron cumplido este anhelo.

Otra costumbre es que mientras trabajan, rezan y cantan a la Virgen para que las ayude en sus labores y colocan un jarrón donde a lo largo de los días de trabajo se van colocando por escrito las peticiones que desean poner a los pies de la Virgen. Este jarrón se lleva a misa y por la tarde, para concluir un ciclo más de trabajo, queman las peticiones entre rezos y cantos, pero también con lágrimas en los ojos, pues cada una tiene en su corazón el deseo de poder continuar ayudando en la confección de este vestido, que más allá de los ornamentos de oro y plata, lleva bordado los sueños, los anhelos y las necesidades de quienes dedican horas de trabajo, cansancio y desvelos para alegrar a su patrona en el aniversario de su Asunción Gloriosa como modelo de perfección y plenitud eterna.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s