Por: Diego Rodarte
Barrio de Xaltocan, Xochimilco
En medio de un ambiente festivo y con la presencia del Niño de Belém, el Niño Dormidito y el Niño de San Pedro, los fieles del barrio de Xaltocan celebraron la solemnidad de Corpus Christi con una procesión con el Santísimo Sacramento que partió de la capilla de San Pedro hacia la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Xaltocán.
Enmarcado por el brinco de los chínelos y acompañados por niños y adultos vestidos con el atuendo tradicional que recuerda a los campesinos que acudían con sus mulas cargadas de flores y frutos a la fiesta grande de Corpus Christi, la procesión avanzó por las calles hasta llegar a la capilla del barrio de Belém donde se dio la bendición con el Santísimo, para continuar hasta la Parroquia de Xaltocán, donde se recibió al Santísimo Sacramento con un tapete de aserrín.
La Misa Solemne fue presidida por Monseñor Salvador Gonzáles Morales, quien en su homilía señaló que en el día de Corpus Christi todo nos habla de fiesta y alegría, expresada a través de la música y la danza que acompañaron los pasos de Jesús Sacramentado por las calles de Xochimilco.
Ante la presencia de las advocaciones del Niño Jesús presentes en la celebración y engalanados con trajes tradicionales mandados a hacer para esta ocasión, Mons. Salvador González destacó:
«El misterio de la Eucaristía, que es el centro de nuestra celebración, está muy vinculado con el misterio de la Encarnación. Dios se ha hecho uno como nosotros, Dios se ha hecho hombre, es decir, ha tomado cuerpo, carne, sangre humanos.
Y esto también está en el corazón de nuestro Xochimilco; las imágenes del Niño Jesús que están en todos los barrios nos hablan justamente de este misterio. Para Xochimilco, la Encarnación de Dios es un motivo de alegría, de fiesta, y de acción de gracias».
Señaló que la presencia de María Dolorosa en la fiesta de Corpus Christi debe animarnos a vivir en la esperanza y en la alegría, pues como primer sagrario recibió en su vientre a Dios encarnado y en sus brazos el cuerpo herido sin vida de su hijo:
«En este Santuario, en esta Parroquia – Santuario tenemos una advocación muy especial de nuestra Madre: Nuestra Señora de los Dolores. Si bien es cierto que María ha experimentado como ninguna esta realidad de la encarnación del Hijo de Dios al llevarlo en sus entrañas, en esta advocación que ustedes tienen, de manera muy especial recordamos como María ha recibido no solo el cuerpo del infante, el cuerpo del niño tierno de Nuestro Señor Jesucristo que tanto nos emociona aquí en Xochimilco, sino también ha recibido el cuerpo herido, el cuerpo muerto de Nuestro Señor y eso a nosotros, como comunidad, como Parroquia debe de animarnos en lo que ha vivido Nuestra Señora: ha vivido el dolor de la muerte de su hijo, el tener en sus brazos el cuerpo sin vida de su hijo, pero ha experimentado la esperanza en la vida nueva».
Ante los hechos violentos que han sido noticia en los últimos días, Monseñor Salvador manifestó que para cambiar esta realidad, debemos ser una comunidad Eucarística, que en todo momento lleve la presencia de Cristo a aquellos lugares donde falta vivir la alegría del evangelio. Al término de la homilía se bendijo a todos los niños presentes en la celebración.
Cabe señalar que durante la Santa Misa se interpretaron cantos solemnes en latín y durante el ofertorio las ofrendas fueron presentadas con la danza Xochipitzahuatl, como un signo de alegría y como antiguamente lo hacían las comunidades indígenas para elevar su oración al verdadero Dios por quien se vive.