Por: Diego Rodarte
Hablar de la Semana Santa en la Ciudad de México es poner los ojos en el oriente, en los ocho barrios de Ixtapalapa cuyos habitantes refrendan su promesa de representar la Pasión de Cristo en agradecimiento al Señor de la Cuevita por librar a la población de la epidemia de cólera morbus que azotó la región en 1833, promesa que con el paso de los años ha forjado la identidad de un pueblo fiel a su fe y a sus tradiciones.
Fue en el año de 1843 cuando los pobladores de Ixtapalapa comenzaron a organizarse en cofradías, mayordomías y hermandades que sacaban en procesión las imágenes de la Parrquia de San Lucas y del Santuario del Señor de la Cuevita con las que comenzó a representarse el Vía Crucis por las calles aledañas a la Parroquia de San Lucas Evangelista donde culminaba con la crucifixión.
No se sabe a ciencia cierta cuando comenzaron a representarse los pasajes bíblicos con niños y jóvenes de la comunidad, aunque hay quienes refieren que esta costumbre surgió durante los conflictos entre la Iglesia y el Estado, etapa en la que, para resguardar la dignidad de las imágenes sagradas, estas eran cubiertas y las personas se caracterizaban como los personajes principales para evitar problemas con las autoridades, incluso se dice que el presidente Benito Juárez respetó la representación, lo que permitió que continuara de manera ininterrumpida.
Durante la turbulencia provocada por la Revoución Mexicana, el pueblo de Ixtapalapa no contaba con los recursos para realizar la representación, por lo que se percibía cierto aire de desánimo en la comunidad. Al enterarse de esta situación, el General Emiliano Zapata, quien se encontraba en Santa María Aztahuacan, prestó los caballos de su tropa y puso los recursos necesarios para que los Ixtapalapenses sigueran adelante con la representación.
La persecución religiosa ocurrida entre 1926 y 1929 obligó a los fieles de Ixtapalapa a realizar la representación en el atrio de la Parroquia de San Lucas, debido a que fueron prohibidas todas las manifestaciones religiosas; fue hasta 1930 cuando la representación volvió a salir a las calles y es llevada al Cerro de la Estrella, donde se realizaba la crucifixión con el Cristo que actualmente se venera en el altar mayor de la Parroquia de San Lucas. Se dice que en aquellos tiempos se utilizaba una túnica que pertenecía al Señor de la Cuevita para revestir a la persona que cargaba la cruz representando a Cristo.
Fue a partir de a década de 1940 cuando la Representación de la Pasión de Cristo se extiende por los barrios, excepto el barrio de San Miguel que se integró al recorrido hasta la década de los 60’s, unificando así a los medios pueblos de Axomulco y Atlalilco.
La pavimentación de avenidas principales y el entubamiento de los canales de la Viga y Churubusco permitieron que personas de otras partes de la ciudad se acercaran a presenciar esta representación que se fue consolidando gracias a que año con año eran más las personas que se involucraban en la organización. Para la década de los 70´s el atrio de San Lucas era insuficiente para recibir a los fieles, por lo que se tomó la decisión de llevar la representación de la Última Cena y el Juicio de Jesús a la explanada del Jardín Cuitláhuac, respetando como escenario para la Crucifixión el paraje del Cerro de la Estrella.
Para la década de los 80’s la Pasión de Cristo ya se había consolidado como una de las actividades religiosas y culturales más importantes de la Ciudad de México durante Semana Santa; la difusión de los medios de comunicación y la asistencia de millones de visitantes contribuyó de forma importante.
En 1994, con el fin de preservar y defender la tradición, se establece el Comité Organizador de Semana Santa en Ixtapalapa como asociación civil, preservando la historia que se ha formado en torno a la representación y que pasará a las futuras generaciones.
A partir del año 2000 la representación comienza a modificarse buscando en todo momento realzar las escenas, es así que en 2001 se agregan escenas para el Domingo de Ramos como la sanación de los leprosos, la mujer adultera y la expulsión de los mercaderes del templo. En 2006 se retoman las escenas de la Resurrección y Ascención de Jesús para el Sábado de Gloria. En 2010 se aumenta un día más a la representación, el Martes Santo, día en que se representan el Sermón de la Montaña y la Resurrección de Lázaro, pero es en 2011 cuando se agrega la multiplicación de los panes y los peces.
LA PREPARACIÓN
La organización de la Pasión de Cristo en Ixtapalapa comienza meses antes de la Semana Santa con un trabajo previo por parte del Comité, pero es en el primer domingo de enero cuando se elige al cuadro femenino en donde será seleccionada la joven que representará a la Virgen María, junto con otras jovenes que darán vida a María Magdalena, La Samaritana Y Claudia Procla por mencionar algunas. Ese mismo domingo se abren las inscripciones para los aspirantes al papel principal: Jesús de Nazareth.
El segundo domingo de enero, después de una serie de pruebas físicas y verificar que se cumplan los requisitos solicitados por el Comité, se elige al joven que representará a Cristo, quien a partir de ese momento adquiere el compromiso de prepararse física, mental y espiritualmente para dar lo mejor de sí en los días Santos.
Entre los requisitos para aspirar a un papel principal, los candidatos deben ser nativos de alguno de los ocho barrios de Ixtapalapa, tener mínimo 18 años cumplidos, no tener ningún tipo de adicción, seR soltero y sin compromisos, además de gozar de buena salud y condición física.
Los ensayos se realizan en la casa ubicada en la calle Aztecas no. 7 y que es conocida por todos como la casa de los ensayos, que fuera hogar del fallecido Don Juan Cano Martínez, quien prestó su domicilio por más de 65 años y actualmente su familia sigue abriendo las puertas para la organización y preparación de la Pasión de Cristo.
A partir de enero y hasta el Viernes de Dolores, el joven que representa a Jesús de Nazareth realiza un arduo entrenamiento físico en el Cerro de la Estrella para cargar una cruz de alrededor de 90 kilos el Viernes Santo. Un tronco y una cruz de tronco son los elementos principales que ayudan en el entrenamiento, además de una dieta supervisada por los entrenadores para garantizar la buena salud del personaje.
Por más de 40 años, el encargado de labrar la cruz del Cristo de Ixtapalapa ha sido el carpintero Ángel Juárez, quien heredó esta costumbre de su padre, quien no cobraba por su trabajo, pero solicitaba al personaje que proporcionara la madera. Pero desde hace algunos años, Ángel Juárez decidió regalar la cruz y el cáliz que se usará durante la Última Cena.
La elaboración de la cruz lleva alrededor de tres meses, pues primero se compra la madera para ponerla a reposar, después comienza a labrarse la cruz, el descansa pies y el letrero con la sentencia de Pilatos: «Jesús Nazareno Rey de los Judíos». La cruz tiene que estar lista para el 19 de marzo, fiesta de San José, día en que se bendice con una misa en la carpintería de Don Ángel, quien considera un privilegio donar la cruz de la Pasión de Ixtapalapa.
Son muchos los elementos que conforman la representación de la Pasión de Cristo, los cuáles le han dado un valor cultural y de identidad, por lo que el 2 de abril de 2012, el Gobierno de la Ciudad de México declaró la Representación de la Semana Santa en Ixtapalapa como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México, y el pasado 11 de abril de 2019 se hizo la petición formal para que el gobierno federal solicite a la UNESCO que este Vía Crucis de Ixtapalapa sea declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Sin duda, estas declaratorias garantizan la continuidad de esta costumbré, que más allá de la tradición, es el testimonio vivo de la fe de un pueblo que expresa su amor y gratitud al Señor de la Cuevita, compañero del pueblo que camina bajo su amparo y que es un ícono importante de la Semana Santa en México.