El Señor de la Salud

«Vengo en busca de Tu gracia, para encontrarme contigo, para pedirte como muchos que actúes en mí, que cures todas las enfermedades que me hacen sufrir y sanes todo lo malo que hay en mí…»

Por: Diego Rodarte

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En el interior de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, al centro de la capilla dedicada a los Santos Cosme y Damián, se encuentra entronizada la imagen del Señor de la Salud, un hermoso crucifijo tallado en madera en el siglo XVII y que desde la época virreinal era invocado como protector de la ciudad en caso de epidemias.

No se tiene una historia certificada con respecto a este crucifijo que mide casi dos metros de altura. Lo que sí se sabe es que era venerado en el templo de la Santísima Trinidad, en el Centro Histórico, y que ha participado en varias procesiones para librar a la Ciudad de México de sequías, epidemias e inundaciones, como la peste de viruela de 1691, cuando el Cristo fue colocado en el altar mayor de la catedral y la epidemia empezó a ceder, hecho que fue visto como un milagro, por lo que se le dio el nombre de El Señor de la Salud.

En el siglo XVIII, el Señor de la Salud volvió a salir para auxiliar a la población, esta vez fue llevado de la Basílica de Guadalupe a la Catedral, donde permaneció hasta que cesó la contingencia que en aquellos tiempos asolaba a la población. Su devoción tuvo tal arraigo que fue constituido como la imagen titular de la Cofradía de Maestros de Cirugía y Boticarios.

Fue durante la contingencia provocada por el brote del virus de influenza h1 n1 que puso en alerta a la Ciudad de México en el mes de abril de 2009, que las autoridades religiosas de la Arquidiócesis de México decidieron sacar nuevamente en procesión al Señor de la Salud por la inmediaciones de la catedral el domingo 26 de abril de 2009.

Aquella tarde, decenas de personas protegidas con cubre bocas acompañaron la procesión enmarcada por la rogativa de las campanas y el humo de incienso. Al paso del Señor, algunas personas se arrodillaban, mientras que otros miraban sorprendidos al grupo. Al término de la procesión, el Señor de la Salud fue colocado en el Altar del Perdón, donde permaneció hasta el fin de la contingencia.

Normalmente, la capilla de San Cosme y Damián permanece cerrada, pero durante el Jubileo Extraordinario de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016, la capilla fue abierta como parte del «Camino de la Misericordia» para que los fieles pudieran contemplar de cerca al Señor de la Salud y meditar sobre su compromiso de misericordia con el prójimo. Aunque la devoción al Señor de la Salud ha perdido fuerza con el paso de los años, este Cristo sigue siendo invocado como patrón de los médicos y de los enfermos.

Fotografías: Luis Humberto González. Ciudad de México 2009. LA JORNADA

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