La fiesta de Xaltocán: entre lo sagrado y lo profano

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Por: Diego Rodarte

De acuerdo a lo que refiere la tradición, fue durante los días de carnaval en Xochimilco cuando una vieja imagen de la Virgen de los Dolores se renovó de manera milagrosa en el antiguo rancho de Xaltocán. Desde entonces, los pueblos y barrios de la demarcación peregrinan hasta el Santuario Parroquial de la Virgen de los Dolores de Xaltocán en medio de un ambiente festivo y profano que se combina con la fe y la devoción.

Y es que el carnaval es una fiesta pagana que, aunque no es admitida por la Iglesia como una fiesta de tono religioso, se fue combinando con algunas costumbres previas al tiempo de Cuaresma en el que se practica el ayuno y la abstinencia de los placeres mundanos, por lo que se aprovechaban los días de carnaval para comer, beber, festejar y satisfacer el cuerpo a fin de vivir la cuaresma como un tiempo para purificar el espíritu.

Es por eso que al ocurrir el milagro de la renovación de la Virgen de los Dolores durante el carnaval, los habitantes de los barrios de Xochimilco combinaron la fiesta pagana con la fiesta religiosa, naciendo así una de las celebraciones más grandes en la que destaca la presencia de huehuenchones, comida y bebida abundante, música, baile y la religiosidad representada en las imágenes de la Virgen que son transportadas en andas llenas de colorido.

LAS RUEDAS

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Un ejemplo claro es el recorrido que realizan las diferentes mayordomías del pueblo de Santa Cruz Acalpixca para llevar su promesa anual a la Virgen de los Dolores que consiste en enormes ruedas de pirotecnia que son quemadas a las afueras del Santuario Parroquial la noche del domingo de la fiesta.

Adornadas con papel picado y el arte de la cartonería, dichas ruedas son llevadas por grupos de hombres y mujeres que beben y bailan mientras giran las ruedas entre porras y aplausos a la Virgen que hace presencia en los estandartes y en las esculturas que encabezan la peregrinación. El sonido de la chirimía, instrumento artesanal proveniente de Europa y que llega a América a principios del siglo XVI, es el que predomina desde las vísperas de la celebración y es la que marca el ritmo durante el recorrido al que se suman cientos de personas.

EL BAILE DEL BARRIL

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El lunes de la fiesta, en la parroquia de Santa Cruz Acalpixca, con una Misa de acción de gracias se concluye el compromiso con la Virgen de los Dolores y se corona con flores a los mayordomos en función y a los futuros mayordomos. Concluida la celebración, en la plazuela del pueblo se realiza la tradicional quema de toritos en presencia de las imágenes y los estandartes de la Virgen. Este acto vino a reemplazar las corridas de toros que se realizaban durante las fiestas de la Virgen de Xaltocán y que se fueron perdiendo con el paso del tiempo, sin embargo, la emoción, la adrenalina y el nerviosismo se siguen haciendo presentes ante la cantidad de cohetones corredizos que vuelan por todas partes y que solo los valientes se atreven a «torear».

Mientras la quema se realiza, los mayordomos se retiran con sus estandartes hacia la casa donde continuará la fiesta, pues después de cumplir con la Patrona, hay que celebrar, y que mejor que con un buen trago de pulque, considerado en la época prehispánica como «la bebida de los dioses» y por tener un origen sagrado enraizado en la cultura mexicana es un buen elemento para brindar a «salud de la Virgencita».

Este ritual popularmente llamado «El baile del barril» o «El barrilazo de Santa Cruz» inicia con la entrega de presentes del mayordomo en función a los futuros mayordomos y mayordomos anteriores, que consisten en una canasta de galletas y una botella de rompope. Conforme son nombrados los mayordomos, estos se forman en circulo en torno a un maguey adornado con banderitas de colores, jarritos y barriles de pulque.

Aunque la presencia del maguey llama la atención, los abuelos cuentan que anteriormente el barril era adornado con flores de alelí, apreciada por su perfume que llenaba de armonía el entorno. Al ritmo de la chirimía, los mayordomos bailan en circulo en torno al maguey, mientras el mayordomo en función mueve el pulque con un carrizo y da el primer sorbo para después repartirlo entre los asistentes. Conforme se va sirviendo la bebida las mujeres hacen una rueda girando en un sentido mientras los hombres giran en sentido contrario.

De este modo el pueblo de Santa Cruz Acalpixca concluye su compromiso anual de celebrar en el pueblo a la Patrona de Xochimilco.

CUATRO BARRIOS

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Sin duda, una de las celebraciones más emblemáticas de la fiesta de Xaltocán y que marca el inicio de los carnavales en Xochimilco es la de los Cuatro Barrios en la que se hermanan los barrios de San Esteban Tecpanpan, La Guadalupita Xochitenco, San Diego Tlacoxpan y San Lorenzo Tlaltecpan, que peregrinan hasta el santuario de Xaltocán llevando una portada enflorada como promesa que colocan a la entrada del templo.

La procesión es acompañada por comparsas de huehuenches, personajes que se disfrazan, beben y bailan durante el recorrido. Se dice que durante mucho tiempo no se permitía que las mujeres participaran en los carnavales, así que los hombres se disfrazaban del sexo opuesto para representar a las parejas de baile. Por esta razón, durante la fiesta de Cuatro Barrios es común ver a hombres parodiando al sexo femenino con atrevidos y extravagantes vestidos que piden prestados a sus hermanas, primas o que conservan para esta celebración.

La juerga y las travesuras son parte de este carnaval en el que también se aprecian máscaras de monstruos, demonios o personajes del cine, las caricaturas y de la política actual, o bien, parodias de acontecimientos recientes que involucraron a cierto grupo de personas, haciendo una sátira del hecho que dejó huella.

Un elemento que resalta es la quema del barco y del avión elaborados con cartonería y pirotecnia y que recuerdan la participación del Escuadrón 201 durante la Segunda Guerra Mundial y recientemente se ha introducido la quema de toritos. Las imágenes y estandartes de la Virgen de cada barrio encabezan la procesión con solemnidad y respeto, mientras detrás la fiesta se desata por las calles del centro de Xochimilco.

Es así como lo sagrado y lo profano se combinan en estos días, algo visto como una catarsis para el pueblo que necesita celebrar para olvidarse de los problemas cotidianos, pero que no pierde de vista el objetivo de agradecer a la Virgen de los Dolores los favores que concede a sus fieles y que caminan hasta su santuario como un acto de fe, pues como Patrona de la Cementera Florida, protege y ayuda a quien implora su maternal intercesión.

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