«¡Oh María, salud del los enfermos del alma y del cuerpo, que para todos tienes entrañas de piedad y de misericordia! por ti los pecadores se mueven a penitencia y alcanzan el perdón de sus pecados; por ti las almas débiles obtienen la fortaleza para combatir las pasiones y triunfar de ellas; por ti los corazones tibios llegan a inflamarse en el fuego del amor divino; por ti los justos reciben extraordinarias gracias para alcanzar la perfección.»
Por: Diego Rodarte
Patzcuaro, Michoacán
Catalogada como Pueblo Mágico, la ciudad de Patzcuaro Michoacán fue una de las primeras poblaciones fundadas por los purépechas hacia el año 1300 y cayó bajo el dominio de los conquistadores en 1522. En ese tiempo se cometieron terribles injusticias en contra de las comunidades indígenas, hechos que llegaron a oídos de las autoridades de España quienes enviaron como visitador a Vasco de Quiroga en 1533, y que fuera nombrado primer obispo de Michoacán en 1537.
«Tata Vasco» como lo llamaban afectivamente los purépechas era un devoto fiel de la Santísima Virgen María, y bajo su guía trabajó en la evangelización de los naturales y luchó contra las injusticias que sufrían, además de impulsar grandes obras como escuelas donde los indígenas pudieran desarrollar sus habilidades artesanales vernáculas y tradicionales.
En 1536, Don Vasco encargó a los indígenas que realizaran una imagen de la Inmaculada Concepción de María, la cual fue elaborada con la técnica de pasta de caña, muy común entre los purépechas. La imagen de tamaño natural quedó terminada entre 1538 y 1539, y fue colocada en la capilla del Hospital Principal de Pátzcuaro donde comenzó a obrar curaciones milagrosas, razón por la que se le impuso el nombre de María Inmaculada de la Salud.
Fueron tantos los milagros que la Virgen realizó a través de esta advocación que la pequeña capilla del hospital resultó insuficiente para recibir a las multitudes de fieles que acudían a venerarla, por lo que en 1691 se inició la construcción del templo del Sagrario, donde permaneció 191 años hasta que fue trasladada a su Basílica actual a finales de 1880.
En 1690 la escultura de la Virgen fue modificada para poder revestirla con telas finas y colocarla sobre una nube y una peana de plata, tal como se observa en la actualidad, lo que generó la molestia de los fieles de aquel tiempo. Se dice que mientras era recortada buena parte de la túnica original, la Virgen cambió su rostro mostrando un gesto de aflicción y sudó profusamente, lo que quedó asentado en los archivos de la Basílica como un posible milagro.
El 5 de abril de 1898 el Papa León XIII decretó la coronación canónica de la Santísima Virgen de la Salud, acto consumado el 8 de diciembre de 1899 por el Arzobispo José Ignacio Árciga y Ruíz de Chávez quien colocó la corona a la sagrada imagen en medio de una imponente celebración.
Cada 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, cientos de fieles acuden a Patzcuaro para honrar a Nuestra Señora de la Salud, quien baja de su camarín para realizar una procesión en los alrededores de su santuario y recibir el saludo afectuoso de sus hijos que la aclaman como su Reina y protectora.
A pesar de las múltiples muestras de cariño, la sagrada imagen de la Virgen de la Salud fue blanco de un atentado el 22 de diciembre de 1962, cuando un individuo disparó 10 balazos con un rifle de largo alcance a poca distancia de la Virgen, tres de las balas iban dirigidas a su rostro y las siete restantes al cuerpo, pero la escultura no resultó dañada, pues varias balas se desviaron inexplicablemente y otras perdieron su fuerza y cayeron aplastadas frente al pedestal y el vidrio que cubre el camarín permaneció entero a pesar de los impactos de bala, hasta que un fuerte sismo lo despedazó sin dañar siquiera a la Inmaculada.
Como evidencia de este suceso, en la sacristía de la Basílica se conserva el rifle del atentado y pedazos del vidrio con la huella de los impactos. Este hecho milagroso reforzó la fe de quienes veneran con devoción a María Inmaculada de la Salud, pues año con año miles de fieles se dan cita para celebrarla con júbilo el 8 de diciembre, pero también el 15 de agosto, fiesta de la Asunción, el 1° de noviembre con motivo de la fiesta de Todos los Santos y el 12 de julio, día en que la Arquidiócesis de Morelia peregrina a sus plantas para renovar el patrocinio que le fue encomendado.