Por: Héctor Josué Quintero López
Zapopan, Jalisco
Desde hace más de cinco décadas, este santo Cristo se ha venerado bajo el nombre del Señor del Sacromonte por su parecido al venerado en Amecameca en el Edo. De México. Es de pasta de caña de maíz y se presume proceder del taller michoacano de Matías de la Cerda, aprovechando su material liviano para la Evangelización y los cultos de Semana Santa, pues su mecanismo de goznes facilitaba la catequesis en la celebración de las siete palabras.
Se tienen noticias de que este Cristo durante el siglo XVII estuvo en el convento franciscano de San Luis Potosí venerado bajo el título del “Cristo del descendimiento” y “Señor del Santo Entierro”. Estuvo permanentemente clavado en una cruz durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, hasta que, por motivos de seguridad y evitar su destrucción se envía al convento de Zapopan en el año de 1922, librándolo de la furia que comandaba el gobierno de Álvaro Obregón en contra de la Iglesia.
Al llegar esta Imagen a Zapopan, fue recibido por el insigne Fray Luis de Palacios, el cual lo mandó restaurar, resguardándolo en la casa de la familia donde se efectuaron dichos trabajos hasta que pasó la persecución religiosa. En 1932 es devuelto y colocado crucificado en el camarín de Nuestra Señora de Zapopan, posteriormente en 1942 se colocó en el refectorio durante la celebración de los ejercicios espirituales, este lugar se encontraba en mal estado por lo que pronto la imagen se deterioró, sobre todo porque el convento había sido expropiado y convertido en cuartel durante varios años.
Para el año 1960 que volvieron los cultos al lugar, se decidió quemar la efigie, pero gracias a la intervención de Fr. Maseo Salcedo Haro O.F.M. ante Fr. Manuel Romero, entonces guardián del convento, el santo Cristo se restaura, siendo colocado sobre una mesa. Cuando los trabajos de restauración terminaron, El Padre guardián, en compañía de Fr. Maseo y Fr. José María Bernal acudieron a verlo, siendo tal el asombro de este último fraile, pues era tal su belleza, majestuosidad y presencia que exclamó: “Quedó hermoso, se parece al Señor Jesús del Sacromonte de Amecameca” entonces el Padre Guardián Fr. Manuel Romero que también había quedado gratamente impresionado dijo: “Desde el día de hoy lo llamaremos: El Señor del Sacromonte de Zapopan” ocurriendo esto en 1961.
Cabe señalar que la fiesta de este Santo Cristo se celebraba anteriormente el 1ro de Julio en la solemnidad de la Preciosa Sangre de Cristo, pero al ser suprimida dicha fiesta, para el año de 1970 se cambia la fiesta al día 6 de agosto en que conmemoramos “La Transfiguración del Señor”
Desde entonces, este santo Cristo ha gozado de la veneración y del cariño de los fieles, siendo Fr. Manuel Romero devoto del Señor el cual, aún después de haber sido consagrado obispo venía todos los años a la fiesta hasta que sus fuerzas lo permitieron. Otro gran devoto, Fray Maseo quien fue uno de los grandes impulsores de la devoción de este santo Señor, esmerándose en solemnidades, fiestas o días ordinarios para que los cultos sean más vivos y estimulantes. A partir de 1970, todos los padres Guardianes unos más, otros menos, han sido devotos del Señor del Sacromonte y han apoyado su devoción y fiesta anual.
La Solemnidad Celebrada este 2018, retomó el rezo vespertino del Santo Rosario teniendo patente al Santísimo Sacramento contando con la presencia de la Guardia de Honor de Nuestra Señora de Zapopan que se encuentra en la celebración del año jubilar por 80 años de su fundación, acompañados de un nutrido grupo de fieles devotos. Al terminar el rezo, se impartió la Bendición con el Santísimo y se dio comienzo a la procesión por el atrio de la Basílica, la cual no fue impedida efectuar por la presente lluvia.
La cruz alta, los miembros de la tercera orden y los miembros de la Guardia de Honor, precedieron el anda que portaba al Señor del Sacromonte, algunos fieles acompañaron la procesión tras la Imagen y otros más aguardaban bajo las arquerías del convento, pero no se hicieron esperar los cantos, vivas y aplausos que son tan característicos de la devoción tapatía. Una vez terminada la procesión, se colocó la Bendita Imagen en su altar de Cultos para la festividad, se incensó y se dio la bendición, dando espacio para que los fieles devotos se acercaran a contemplarle y orar ante su hermosa Imagen.
Más tarde se llevó acabo rezo solemne de Vísperas y tuvo lugar una Solemne Concelebración Eucarística encabezada por Mons. Fr. Juan Manuel Curiel O.F.M., culminando con la tradicional quema de fuegos pirotécnicos.
Datos tomados de: La verdadera historia de un Cristo Franciscano: Señor del Sacromonte de la Basílica de Zapopan, obra de Fr. Oscar G. Villalobos Avedaño O.F.M.
Fotografías: Héctor Josué Quintero López
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