«Virgen Santa de las Nieves, en ti pongo mi esperanza, tu poder todo lo alcanza por ser la Reina del Cielo y por salvar ese anhelo en quien tu nombre confía…»
Por: Diego Rodarte
Templo de San Felipe Neri, Ciudad de México
Con una Misa Solemne y una lluvia de pétalos blancos se celebró la Solemnidad de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri en la Ciudad de México.
Esta devoción fue traída a México a finales del siglo XVI por los Jesuitas y tiene su origen en uno de los íconos más antiguos de la Virgen María que según la tradición fue pintado por el Evangelista San Lucas y descubierto por Santa Elena, quien lo llevó a Roma junto con otras reliquias sagradas encontradas en Jerusalén.
El ícono de la «Madonna» representa a la Virgen María con el Niño Jesús en brazos que a su vez sostiene un libro en la mano izquierda, mientras bendice con la derecha. La Virgen sostiene un pañuelo para enjugar las lágrimas de quienes se acercan a Ella para pedir su ayuda y las letras griegas que tiene en la parte superior son las iniciales del título «Madre de Dios» dado a la Santísima Virgen en el Concilio de Éfeso en el año 431.
En el siglo IV, vivía en Roma un matrimonio piadoso que había sido bendecido con una gran fortuna pero que no había podido tener hijos. Durante muchos años rogaron a Dios para que les concediera un heredero, pero al ver que su oración no daba frutos, decidieron nombrar heredera a la Virgen María y le rezaron con devoción para que los guiara con la persona que haría buen uso de sus bienes.
En respuesta, la noche del 4 de agosto, la Virgen se le apareció en sueños a aquel matrimonio, al mismo tiempo que al Papa Liberio, y a ambos les reveló que deseaba que se le construyera un templo en el lugar que Ella señalara. Al día siguiente, 5 de agosto, los habitantes de la ciudad quedaron sorprendidos al ver que comenzaba a nevar sobre la cumbre del Monte Esquilino en pleno verano. Los esposos, al ver aquella señal fueron al lugar de la nevada, al mismo tiempo que el Papa emprendió una procesión hacia el sitio del milagro.
La nieve cubrió el terreno exacto que debía abarcar el templo que más tarde se convirtió en la Basílica de Santa María la Mayor. La obra quedó concluida un año después con el financiamiento del matrimonio y el apoyo eclesial. El Papa Liberio pensó en que imagen podía ocupar aquel templo y decidió donar el ícono de la Madonna, que históricamente es considerado el más importante de la Virgen María en Roma por encontrarse en el primer santuario dedicado a la Virgen en occidente.
Se le dio el título de «Salus Populi Romani» (Salud del pueblo Romano) pues cada que la ciudad de Roma enfrentaba alguna peste o calamidad, los fieles acudían al auxilio de la Madre de Dios que siempre les demostró ser su poderosa protectora, pero también se le llamó Nuestra Señora de las Nieves por aquella señal concedida a aquel matrimonio que supo confiar en Ella.
La primera copia de la imagen se hizo con autorización del Papa Pío V a petición de San Francisco de Borja, General de la Compañía de Jesús y posteriormente se realizaron otras copias que acompañaron a los Misioneros Jesuitas que la trajeron a la Nueva España.
En 1659, la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri fundado en México, a ejemplo de su fundador, San Felipe Neri, confiaron su misión a la Virgen María eligiendo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves como Tutelar y Patrona de la Venerable Unión. Desde entonces, cada 5 de agosto, se celebra en «La Profesa» una Misa Solemne para honrar a la Virgen de las Nieves, que ocupa un lugar especial en este emblemático templo de la Ciudad de México.
Cabe señalar que este año, el altar dedicado a la Virgen de las Nieves fue levantado con un óleo sobre tabla de finales del siglo XVII que forma parte de la pinacoteca y el tema fue dedicado a la Virgen María como intercesora de las almas. La celebración concluyó con el canto de la Salve y una lluvia de pétalos de rosas blancas evocando la caída de nieve en el Monte Esquilino aquel glorioso día de verano.