«Yo los bautizo con agua, pero el que ha de venir después de mi es más poderoso que yo y no soy digno si quiera de desatar la correa de sus sandalias».
Por: Diego Rodarte
El Barrio de San Juan Bautista Tlalteuhchi es uno de los 17 barrios más antiguos que conforman el Centro Histórico de Xochimilco y que formó parte de los siete calpullis en los que se veneraba al dios Tláloc por lo que con la llegada de los españoles este culto fue reemplazado por la veneración a San Juan Bautista.
La capilla fue construida en el siglo XVII por los frailes franciscanos y se utilizaron restos del adoratorio prehispánico para su edificación y que se pueden apreciar en los muros exteriores de la capilla. En la plazuela se conserva un viejo ahuehuete que fue sembrado en 1519 por Cuauhtémoc como símbolo de la alianza que formó con los Xochimilcas para combatir a los españoles; este ahuehuete se ha convertido en uno de los distintivos más importantes del barrio de San Juan y que perdura a pesar de haber sufrido un incendio intencionado y de haberse partido casi por la mitad durante el terremoto de 1985.
A pesar de ser un espacio pequeño por componerse de callejones que alguna vez fueron canales de agua, el barrio de San Juan conserva una serie de festividades que forman parte de los usos y costumbres de los vecinos del barrio, como lo son la fiesta de la Candelaria en la que se celebra al Niño de San Juan y que se recorre para el día 5 de febrero para no «encimarse» con la fiesta del Niñopa.
La devoción al Niño de San Juan inició en 1958, cuando la Señora Eulalia Piedra donó a la capilla un Niño Dios que fue elaborado en Cholula, Puebla por los hermanos Casco y que fue hecho a semejanza del Niño Ciegüito que se venera en el Templo de las Capuchinas. Pero fue hasta 1989 cuando la familia Guevara Morales comenzó a celebrar al Niño de San Juan con una kermes en la plazuela con motivo del Día del Niño, además de las nueve posadas que se celebran del 16 al 24 de diciembre.
La Virgen de los Dolores de Xaltocán también es de gran arraigo por los vecinos del barrio de San Juan que cuentan con una mayordomía donde custodian la imagen de la Virgen que los acompaña durante todo el año. El domingo de la fiesta de la Virgen de Xaltocán y en la octava de la misma, los vecinos de San Juan ofrecen la portada interior que adorna el altar mayor del Santuario y que llevan en peregrinación a Xaltocán presididos por la Virgen que se venera en la mayordomía, a la que celebran con una misa y una comida en casa de los mayordomos.
La Semana Santa, la fiesta de la Santa Cruz, la misa en honor al Señor de Chalma, el Día de Muertos y la fiesta de la Virgen de Guadalupe son parte de las celebraciones que congregan a los vecinos del barrio de San Juan, pero es después de la fiesta de la Santa Cruz cuando las encargadas de la capilla convocan a una junta en la capilla en la que participan los mayordomos y vecinos del barrio para organizar la fiesta principal el 24 de junio en honor a su Santo Patrón, San Juan Bautista.
En esta junta se determina la cuota de cooperación para cubrir los gastos de la celebración y se designan los cargos y las funciones que cada voluntario aportará para la fiesta, que van desde la donación de la misa, la música, la pirotécnia, la comida para la banda y los elencos artísticos.
Un domingo antes del 24 de junio, la imagen de San Juan Bautista, elaborada en madera y que mide un metro de altura recorre las calles del barrio para invitar a los vecinos a ser partícipes de la fiesta, y a su vez, los vecinos reciben la imagen del santo patrón con algún refrigerio que comparten con las personas que acompañan la procesión.
El 23 de junio, vísperas de la fiesta de San Juan Bautista las calles se adornan con papel picado y se realiza nuevamente una procesión con la imagen del Santo Patrón a la casa del encargado de la portada, quien da la bienvenida a San Juan Bautista para entronizarlo en el altar familiar aunque sea por unos momentos, lo que es un honor para los que lo reciben en casa.
De regreso a la capilla se unen las imágenes del Niño de San Juan, la Virgen de los Dolores y el Señor de Chalma que acompañan a «San Juanito» para colocar la portada a la entrada de la capilla y comenzar los festejos con las tradicionales mañanitas. Esa misma tarde, en la sacristía de la capilla se realiza el cambio de vestimenta de la imagen y que es donada por alguno de los vecinos que le regalan ropa interior, huaraches y una túnica hecha con piel de borrego o tela que le colocan bajo la supervición de la encargada de la capilla.
El 24 de junio la fiesta se desarrolla en medio de música, pirotécnia y elencos artísticos, pero el momento central es la Santa Misa que preside el párroco de San Bernardino de Siena, a quien le corresponde la administración espiritual de las capillas de los barrios, y por la noche se realiza la quema de pirotécnia para concluir los festejos en honor a «El Profeta del Altísimo».
LA VENGANZA DE SAN JUAN BAUTISTA
Existe una leyenda que ha ido quedando en el olvido, pero cuentan los abuelos que hace muchos años, San Juan Bautista muy emocionado invitó a San Pedro para celebrar su cumpleaños y para festejarlo se daría un gran baño que inundaría al mundo entero para purificarlo de sus pecados. Para evitar esto, los oriundos del barrio de San Juan tocan música suave la noche del 23 de junio para arrullar a San Juan Bautista y dormirlo para que no provoque el diluvio.
Días después, el 29 de junio, San Juan despierta emocionado y acude nuevamente con San Pedro –Pedro, hoy es mi cumpleaños, ahora sí, a bañarme como siempre he querido– pero San Pedro lo detiene explicándole que el 24 de junio ya pasó –pero Juan, hoy es mi cumpleaños, el tuyo ya pasó-.
–Esos canijos de Xochimilco, ya me la volvieron a hacer, pero me las van a pagar– es por eso que el 29 de junio, día de San Pedro Apóstol, cae un fuerte aguacero como venganza de San Juan por dormirlo el día de su cumpleaños y dicen que cuando llueve muy fuerte el 24 de junio, es porque no lograron dormirlo y San Juan se baña muy a gusto, limpiando al mundo de sus pecados.
Y es que la fiesta de San Juan Bautista se lleva a cabo justo en el periodo de las lluvias más fuertes, por lo que los agricultores lo miran como un aliado que los proveé del agua que hará germinar sus cosechas. Pero más allá del misticismo y la fe popular, la figura de San Juan Bautista es pieza clave en la historia de la salvación, pues él es el profeta anunciado en las sagradas escrituras que vino a preparar el camino del redentor predicando el arrepentimiento y la penitencia, bautizando con agua y proclamando la verdad, lo que le costó la vida durante el reinado de Herodes Antipas, quien ordenó que fuera decapitado.
Por tanto, San Juan Bautista es uno de los santos que la Iglesia celebra con solemnidad el día de su nacimiento, el 24 de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo y en la fecha de su martirio el 29 de agosto. De él, Jesucristo dijo: «Entre los nacidos de mujer, nadie ha sido mayor que Juan el Bautista».