El Santo de los milagros

«San Antonio, flor de los cielos, suave perfume para Jesús, blanco lirio, llama constante, cual tierno infante fiel arrulló».

Por: Diego Rodarte

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El 13 de junio se celebra la memoria litúrgica de San Antonio de Padua, quien fuera franciscano con características de gran predicador. Dicen que los corazones se conmovían al oírlo predicar, que la gente renunciaba a sus actitudes de maldad, los que estaban peleados se reconciliaban y los ladrones devolvían lo robado y las iglesias no se daban abasto para contener a la cantidad de gente que acudía a escuchar sus predicas.

Nació en Lisboa, Portugal en 1195 y fue bautizado con el nombre de Fernando. A los 17 años ingresó al monasterio de los Padres Agustinos con el deseo de ser misionero y se dedicaba a la oración y al estudio de las sagradas escrituras. Cuando tenía 25 años el ejemplo y martirio de un grupo de franciscanos en Marruecos lo entusiasmó para ingresar a la orden recién fundada por San Francisco de Asís y a los 27 años se hizo franciscano tomando el nombre de Antonio en recuerdo de San Antonio Abad y pronto se caracterizó por el don de la palabra.

San Francisco le dijo que su oficio sería el de predicador y por obediencia recorría pueblos y ciudades predicando el evangelio conmoviendo los corazones y transformando las voluntades. Su incansable predicación en Francia e Italia  atraía multitudes. En 1221 el superior le encargó predicar un sermón ante los religiosos que serían ordenados sacerdotes y brilló de tal manera su saber en aquel sermón que el provincial decidió dedicarlo simplemente a predicar.

Antonio poseía las cualidades de un buen predicador: ciencia, elocuencia, un formidable poder para conmover, gran deseo de salvar almas y una voz sonora y agradable que llegaba  hasta muy lejos. Horas antes de que empezaran sus sermones las iglesias estaban repletas de fieles y muchas veces tuvo que predicar en las plazas porque en las iglesias no cabía la gente.

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En cierta ocasión, San Antonio se encontraba predicando en Rímini, Italia tratando de convertir a una multitud de herejes, pero ellos no aceptaron sus razonamientos basados en las sagradas escrituras y endurecidos ignoraron sus palabras, por lo que Antonio se dirigió a la desembocadura del río, junto al mar Adriático y colocándose en la orilla comenzó a predicar a los peces. Para sorpresa de todos, una gran cantidad de peces se acercaron a la orilla y asomaban la cabeza fuera del agua para escuchar atentos las palabras de Antonio quien los exhortaba a alabar a Dios, a lo que los peces respondieron abriendo la boca e inclinando la cabeza como gesto de reverencia.

Ante tal hecho, la gente del pueblo y los herejes acudieron a la orilla del río para contemplar el milagro y todos cayeron de rodillas dispuestos a escuchar las palabras de Antonio quien comenzó a predicar sobre la fe católica y lo hizo con tanta nobleza que logró convertir a los herejes de aquella región.

Otros muchos milagros se le adjudican en vida, uno de los más conocidos fue cuando una mula se inclinó ante una hostia consagrada para mostrar a su incrédulo amo que Cristo está presente en la Eucaristía. En otra ocasión un hombre rico y avaro murió y cuando lo llevaban a sepultar, Antonio gritó que aquel cuerpo no tenía corazón porque siempre había estado apegado a las riquezas. Admirados los asistentes abrieron el cuerpo  y comprobaron que  no tenía corazón, más tarde encontraron el corazón en el cofre de sus riquezas mal habidas, a lo que el Antonio les recordó las palabras del evangelio: “Donde tengan su tesoro ahí estará su corazón”. Por esta razón se le invoca para encontrar los objetos perdidos.

En Padua todos lo amaban y luchó para que los que prestaban dinero  no cobraran intereses demasiado altos y obtuvo que a los pobres no los metieran a la cárcel por sus deudas.

EL SANTO DEL AMOR

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Es considerado el Santo del Amor porque en su tiempo las mujeres debían de dar una dote a su esposo para poderse casar, esto hacía que las más pobres se quedaran solteras, por lo que San Antonio les ayudaba a conseguir el dinero para la dote. Se le pide que ayude a resolver problemas de pareja porque en cierta ocasión un hombre dudaba que  su hijo recién nacido fuera suyo, la madre angustiada pidió que Antonio hablara  con su esposo y en su presencia sucedió un milagro: el pequeño balbuceó y le dijo al hombre “tú eres mi padre”. Antonio lograba que mediante la oración y el diálogo las parejas resolvieran sus diferencias.

Murió de agotamiento el 13 de junio de 1231  a  la edad de 35 años y durante cuatro días fue venerado por una gran multitud, siendo sepultado el 17 de junio. Un año después fue canonizado por Gregorio XI gracias a su fama de santidad y sus milagros convirtiéndolo en uno de los santos más populares.

El 8 de abril de 1263, cuando sus restos fueron trasladados a la Basílica construida en su honor, el Ministro General de los Franciscanos, Buenaventura de Bañoregio, al examinar los restos mortales de San Antonio, se dio cuenta de que la lengua permanecía incorrupta, lo que se tomó como señal  de su don de predicar las grandezas de su Creador.

Poco después de su muerte, una joven fue a la iglesia donde se veneraba su cuerpo para pedirle ayuda para conseguir la dote y mientras hacía oración escuchó en lo alto del templo la voz del Antonio. Ella miró hacia arriba y vio que San Antonio descendía cabeza abajo para bendecirla y pedirle que fuera a una dirección, ella fue al lugar indicado y ahí recibió la ayuda que esperaba, así surgió la costumbre en la religiosidad popular de colocar la imagen de cabeza para hacerle una petición en recuerdo de aquel milagro.

Fue declarado Doctor Evangélico de la Iglesia Católica por el Papa Pío XII el 16 de enero de 1946, esto gracias a su profundo conocimiento en las sagradas escrituras plasmado en sus sermones, pero también por sus conocimientos científicos, teológicos y filosóficos que adquirió durante su formación con los Monjes Agustinos.

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La iconografía cristiana representa a San Antonio de Padua desde el siglo XVII con el niño Jesús en sus brazos, esto se debe a que cierto día, estando Antonio en casa de un amigo entró a una habitación para reflexionar y escribir alguno de sus sermones. En un momento dado, su amigo  se asomó por la ventana y vio como Antonio sostenía en sus brazos a un hermoso niño resplandeciente. Cuentan que era el niño Jesús quien lo acompañaba y lo inspiraba en su estudio de las sagradas escrituras. Antes del siglo XVII, San Antonio era representado con un libro y en ocasiones con un lirio en las manos, símbolo de pureza.

San Antonio es conocido por conseguir un buen esposo a quien con devoción se lo pide pero además es un poderoso intercesor ante Dios para conseguir milagros, hacer cumplir los Derechos Humanos, encontrar lo perdido, proteger a los huérfanos y desamparados y ablandar los corazones endurecidos.

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