«Porque Cristo está en todas las cosas de este revuelto e inverosimil rastro que es la vida»
Por: Diego Rodarte
Puede ser por su huella, puede ser por su filosofía, pero Cristo, Jesucristo es hoy razón de muchas representaciones sobre su vida y sobre su muerte. Desde los inicios del Séptimo Arte, su figura ha estado muy presente siendo incluso el personaje histórico que más veces ha sido llevado a la pantalla. Desde 1897 se aprecia una inclinación por mostrar en imágenes los últimos momentos de la vida terrenal de Jesucristo; porque, desde un principio, son éstos los que escogen los cineastas, los más dramáticos y desde luego, los más conocidos por cualquiera que fuese el espectador.
No se sabe con certeza cual fue la primera película sobre la vida de Cristo llevada a la pantalla, lo cierto es que los hermanos Lumière se interesaron por esta temática que les podría reportar buenas ganancias debido a la atracción del público, entusiasmado ante la visión en imágenes en movimiento de uno de los momentos más importantes de la historia.
Fue así como comenzaron a filmarse pequeñas secuencias compuestas por una serie de cuadros escenificados para narrar de esta forma la vida y pasión de Cristo. Los actores no eran profesionales y contaban con pocos medios para recrear a los personajes, además usaban telones pintados como escenografía, procurando una fidelidad hacia los personajes del evangelio y a lo que ellos creían era la apariencia de Jesús.
En 1912 surgió uno de los primeros filmes que trató de innovar el cine de la época: «Del pesebre a la cruz» dirigida por Sydney Olcott con la presencia de un Jesucristo suave y digno inspirado en las ilustraciones bíblicas realizadas con gran realismo por el artista francés Tissot (1836 – 1902), un film que acabará por provocar la aparición de la censura. Fue así como en 1913 se prohíbe la representación de Jesucristo en la pantalla grande.
A pesar de esta prohibición, hubo quien decidió correr el riesgo obteniendo grandes resultados, tal es el caso del episodio de la Pasión incluido en el filme Intolerancia (Intolerance), película rodada en 1916 por David W. Griffith con un espectacular despliegue de medios humanos y técnicos pero con un tratamiento frío y distante de la Muerte de Cristo en la Cruz. Es una visión de Cristo como un mártir y no tanto como un salvador, adaptada mediante una asimilación de las imágenes del arte renacentista.
Ese mismo año, Giulio Cesare Antamoro ofrece su propia visión de la Pasión de Cristo con el filme «Christus», grabado en Palestina y Egipto, compuesta por una serie de reproducciones de los clásicos del arte cristiano rodadas una detrás de la otra, entre las que destaca la Última Cena vista por Leonardo da Vinci.
Uno de los filmes más destacados de aquella época fue «Rey de Reyes» (King of kings) dirigida por Cecil B. DeMille en 1927, narración que incluye los tres últimos años de la vida de Jesucristo, además de los acontecimientos finales de la Pasión, Muerte y Resurrección, con una estética colosalista y un gran despliegue de medios. Aunque contaron con la ayuda del jesuita Daniel A. Lord como asesor, la espectacularidad de la puesta en escena resta realismo a una historia que está mostrada con ciertas inexactitudes históricas.
En 1935 se estrena la primera película sobre la vida de Cristo con voz titulada «Golgota», dirigida por Julien Duvivier, un filme cuyo guión, inspirado en el texto del Evangelio de San Mateo, es una adaptación de una obra escrita por el canónigo Joseph Reymond, en la que el actor francés Robert Le Vigan fue el encargado de interpretar a Jesús de Nazareth.
En la década de los cuarenta, al quedar atrás la tensión de la persecución religiosa en México y con una célebre declaración del Presidente Manuel Ávila Camacho, la industria del cine mexicano alentó la idea de hacer cine religioso. Fue así como en marzo de 1942 comenzó el rodaje de la película «Jesús de Nazareth», dirigida por José Díaz Morales. Protagonizada por el actor argentino José Cibrián en el papel de Jesucristo, Adriana Lamar, José Baviera, José Pidal, Aurora Walker, Carmen Collado y Amparo Morillo, esta cinta, basada en los textos bíblicos, se enfocaba principalmente al punto de vista del director.
Tres años después, el cineasta Miguel Contreras Torres dirige la película «María Magdalena», protagonizada por Medea de Novara, filme que narra la conversión de María Magdalena al encontrarse con Jesús de Nazareth. Ese mismo año y bajo la misma dirección , Miguel Contreras aborda la vida de la Virgen María en «Reina de Reinas», en la que la actríz Luana Alcañiz encarna a la Virgen María en un filme con diálogos poéticos basados en pasajes del evangelio. En ambas producciones, el actor español Luis Alcoriza interpreta a Jesús de Nazareth.
Durante la década de los cincuenta, la figura de Jesús no destaca dentro de las historias del cine, más bien toma un papel secundario en películas como Quo Vadis de Mervin LeRoy (1951), en el cual la única aparición de Jesús es en una reconstrucción de la Última Cena; El manto sagrado (The robe, Henry Koster, 1953), primer film rodado en Cinemascope; o Ben – Hur de William Wyler (1959), todos ellos excelentes exponentes del denominado cine de romanos y por este motivo, apenas consideran la aparición de Jesucristo mediante sombras o vistas de su figura desde la espalda para preservar su figura divina.
En 1952, el cine mexicano volvió a llevar la vida de Cristo a la pantalla con «El mártir del Calvario», con un texto de Gonzálo Elvira y Sánchez de Aparicio, dirigida por Miguel Morayta, cineasta que después de esta producción dedicó sus trabajos a los géneros populares y musicales. «El mártir del Calvario» es quizá la cinta más representativa de la Semana Santa por su alto impacto dramático y realismo en su producción, aunque contó con pocos recursos para su realización; en ella participaron Enrique Rambal en el papel de Jesús de Nazareth, Consuelo Frank como la Virgen María, Manolo Fábregas en el papel de Judas Iscariote, además de Miguel Ángel Ferriz, Armando Sáenz, Carmen Molina, Luis Beristáin, Antonio Bravo y Alfredo Varela, entre otros.
En 1961, el cineasta Nicholas Ray llevó a la pantalla «Rey de Reyes» (King of kings) con Jeffrey Hunter en el papel de Cristo. La película basada en la vida pública de Jesús de Nazaret contó con un amplio reparto, con estrellas de varios países, incluyendo a Robert Ryan, Siobhán McKenna, Frank Thring, Hurd Hatfield, Rip Torn, Harry Guardino, Viveca Lindfors y Rita Gam, así como el actor mexicano Rubén Rojo como Mateo y la actriz española Carmen Sevilla en el papel de María Magdalena.
Con guion de Philip Yordan y producida por Samuel Bronston y Metro-Goldwyn-Mayer, la película fue rodada completamente en España y contó con la colaboración de equipo técnico y artístico español, como el decorador Enrique Alarcón, el actor Félix de Pomés o el debut en cine de Frank Braña y Aldo Sambrell.
El italiano Pier Paolo Pasolini presenta en 1964 «El Evangelio según San Mateo» (Il Vangelo secondo Matteo), una visión totalmente revolucionaria de un Jesucristo que elige la opción de la lucha para tratar de cambiar la sociedad judía. Basándose exclusivamente en el texto de San Mateo, Pasolini puso su mayor empeño en destacar el mensaje que transmitió Jesucristo, por lo que la imagen está supeditada a la palabra en este caso.
Pasolini nos muestra a un Jesús totalmente distinto a lo visto anteriormente. La intención del director era mostrar al verdadero Cristo de Mateo, una figura inquietante, dura, que apenas sonríe, un Cristo cuyo rostro expresase fuerza, decisión, un rostro como el de los Cristos de los pintores medievales que correspondiese a los lugares áridos y pedregosos en los que tuvo lugar la predicación.
«La historia más grande jamás contada» (The great story ever told, George Stevens, 1965) es una superproducción que busca la belleza de las imágenes por encima de cualquier otro objetivo y que contó con un gran actor como intérprete del papel de Jesucristo, el experimentado Max von Sydow que, si bien recrea el personaje con solvencia aportándole credibilidad, resulta un Jesús un tanto particular por su aspecto nórdico que se presta perfectamente a las adaptaciones de las escenas reflejadas en las pinturas que se toman como base.
En 1969, el cine mexicano vuelve a retomar el tema de la Pasión con el filme «El Proceso de Cristo» dirigida por Julio Bracho y protagonizada por Enrique Rocha; esta historia se subdivide en cuatro episodios y recurrió al recurso del flash back para conocer más a fondo la vida y enseñanzas del Hijo de Dios en la tierra. La película narra el encuentro del Apóstol Pedro con Poncio Pilatos cuando es arrestado 20 años después de ocurrida la muerte y resurrección de Cristo, en la que los personajes recuerdan el proceso al que Cristo fue sometido para concluir con la crucifixión.
Es en la década de los setenta, tras los distintos movimientos de rebeldía juvenil, se realizan películas distintas y tal vez más radicales a la hora de retratar a un Jesucristo diferente, más acorde con los nuevos aires que refrescan la sociedad. «Jesucristo Super Estrella» (Jesus Christ Superstar) de Norman Jewison, filmada en 1973, es uno de los paradigmas del cambio. Se trata de una adaptación de un musical del mismo nombre, una ópera rock de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice que había cosechado un gran éxito en Broadway. Con Jesucristo Super Estrella, las nuevas generaciones se ven fascinadas por un Jesús hippie, contestatario, airoso y hasta sexy, un musical que tuvo muchos detractores pero que acabó por demostrar que la gente ansiaba aires de renovación.
Con una música excelente mediante la cual se va hilando la historia, con un Jesús que es interrogado por sus seguidores y un Judas afroamericano que permanece en todo momento como su brazo derecho, resulta ser una historia plagada de anacronismos temporales, ya que los protagonistas visten con atuendos contemporáneos, que remata de una manera un tanto peculiar cuando el resto de los personajes abandona a Jesucristo, crucificado y solo, como si su mensaje no hubiera sido comprendido, o peor todavía, como si su sacrificio no hubiera servido de nada. Pese a todas estas novedades originales, la imagen del Nazareno, interpretado por Ted Nelly, no se ve modificada.
Para reparar el «daño moral» provocado por este tipo de películas, el productor mexicano Miguel Zacarías crearía una trilogía sobre la vida de Cristo: «Jesús el Niño Dios», «Jesús María y José» protagonizadas por Guillermo Murray y Gayle Bedall y los niños Jorge España y David Bravo interpretando al niño Jesús a los 5 y doce años respectivamente. Basadas en la llamada «Leyenda dorada», ambos filmes narran los primeros milagros del niño Jesús y algunos aspectos de su vida oculta en Egipto y Nazareth. La trilogía sería completada con la película «Jesús Nuestro Señor» en la que se narran algunos pasajes del Evangelio desde el Bautismo de Jesús en el Jordán hasta su Ascención al cielo. Claudio Brook interpreta a Jesús de Nazareth, mientras que la actríz Rita Macedo representa a la Virgen María.
Sin duda, uno de los filmes que dejaría huella fue la producción Italiana «Jesús de Nazaret» (Gesù de Nazaret, Franco Zeffirelli, 1977), una mini – serie de cuatro capítulos hecha para ser televisada en la RAI. Es una obra que pretende ser un reflejo literal de los Evangelios, pero con una estética preciosista y muy cuidada que se preocupa por mostrar con verosimilitud la época en que tiene lugar la historia. Para ello se contó con la presencia del actor norteamericano Robert Powell, cuya interpretación ha sido considerada como la mejor de todos los tiempos. Es más, se dice que tuvo que retirarse una época de las pantallas ya que sufría un constante acoso por parte de aquellos que veían en él al verdadero Jesucristo.
En la década de los ochenta surge la que sería una de las películas más polémicas y al mismo tiempo la más importante del momento, «La última tentación de Cristo» (The Last Temptation of Christ), una adaptación de la novela homónima de Nikos Kazantzakis que fue llevada a la gran pantalla por Martin Scorsese en 1988.
Por primera vez se trataba de la adaptación de una novela, no de las fuentes evangélicas, lo que conllevó una serie de problemas. Scorsese presenta un personaje dual en el que prima la parte humana; Jesús no desea ser el Hijo de Dios y no se considera preparado para ofrecerse en sacrificio, de modo que se deja tentar ansiando una vida normal. Para mostrar este conflicto, el cineasta contó con la actuación de Willem Dafoe, cuya expresión facial le daba un aire distinto a su personaje.
A pesar de que en la mayor parte de la película su rostro es de angustia o miedo, en muchos momentos pasa de una expresión alegre y sonriente a otra que refleja una ira profunda. Estas expresiones se van alternando y reproducen su estado de ánimo, porque es un Jesús completamente humano. A partir de este hecho es cuando se iniciaron las polémicas porque Scorsese, al igual que Kazantzakis en su novela, muestra exclusivamente una de las dos naturalezas de Jesucristo, del cual nos propone un retrato totalmente humano, siendo así un Jesús que peca, que es vencido por la tentación y lo que podría ser más grave, que duda de su condición divina y más aún, que tiene miedo de aceptarla porque sabe de antemano cuál va a ser su final.
Incluso los creadores de películas animadas sienten la necesidad de contar esta historia, y de esta forma tan adecuada para el público más joven la vida de Jesucristo se adapta a la pantalla mediante la técnica de stop motion, con figuras de plastilina, en el film «El hombre que hacía milagros» (The Miracle Maker, Stanislav Sokolov y Derek Hayes, 2000). El productor de la cinta no es otro que Mel Gibson, católico convencido que años más tarde rodaría una de las películas más polémicas de los últimos tiempos.
En 2004 se estrenó en la pantalla grande «La Pasión de Cristo» (The Passion of the Christ) que recrea las últimas doce horas de vida de Cristo con una puesta en escena en la que destacan la fotografía y el trabajo de los actores, el cineasta y actor propone una visión espeluznante de las últimas horas de Jesucristo, en las que prima la muestra del dolor. físico.
Protagonizada por Jim Caviezel como Jesús de Nazaret y Maia Morgenstern como la Virgen María, La Pasión de Cristo fue rodada íntegramente en Italia. Los exteriores se rodaron en las ciudades de Matera y Craco, en la sureña región de Basilica, los interiores se rodaron en los estudios de Cinecittà, en Roma y tuvo la peculiaridad de que fue grabada en latín, hebreo y arameo.
Los guionistas Mel Gibson y Benedict Fitzgerald comentaron que leyeron muchos documentos de la Pasión para inspirarse, incluyendo devocionarios católicos. Una fuente principal fue La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, el reporte (aún en disputa) de las visiones de la estigmatizada alemana Anna Katharina Emmerick (1774–1824).
Entre los muchos elementos tomados de la Dolorosa Pasión hay escenas como la suspensión de Jesús de un puente tras su arresto por los guardias del Templo, el tormento de Judas por los demonios tras entregarlo al Sanedrín, el hecho de limpiar la sangre de Jesús tras su flagelación y la dislocación del hombro de Jesús para que la mano alcanzara el agujero taladrado en la madera para el clavo. No obstante, una lectura cuidadosa del libro de Emmerich muestra la alta independencia de la película con la obra.
Esta producción generó polémica debido a las escenas violentas que componen el filme, incluso hubo protestas junto con las supuestas acusaciones de antisemitismo, ya que para muchos espectadores no era necesario mostrar tanta sangre y carne desgarrada para comprender el sufrimiento de un hombre. Por el contrario, la Iglesia se ha mostrado totalmente satisfecha con el resultado y se ha sabido que incluso el Papa San Juan Pablo II afirmó: “así debió ser”.
En la actualidad han surgido nuevas producciones sobre la vida de Cristo, o bien abordando su figura desde la perspectiva de quienes vivieron con Él. Sin embargo, algunas historias han caído en la ficción, exagerando incluso la imagen divina del Hijo de Dios. No obstante, la vida de Cristo seguirá siendo por mucho tiempo el centro de nuevas producciones.
Es el rostro de la Semana Santa, el más doloroso, pero también el que da paso a la luz.