«Hosana al Hijo de David, bendito el que viene en el nombre del Señor»
En el año 1833 un fuerte epidemia de cólera mórbus azotó el Valle de México, causando la muerte de cientos de personas, principalmente en el pueblo de Iztapalapa. Fue tal el grado de mortandad de esta epidemia que el panteón fue insuficiente y tuvo que habilitarse otro en el barrio de San Miguel.
Ante esta situación, los habitantes de Iztapalapa reunieron a los niños que quedaron huérfanos y los llevaron ante el Señor de la Cuevita para rogar por la salvación de su pueblo. Durante tres días se realizaron misas, procesiones y jornadas de oración para implorar un milagro y el cuarto día el número de víctimas comenzó a disminuir, hasta que la peste cesó.
Como muestra de agradecimiento, los barrios de Iztapalapa comenzaron a celebrar año con año este prodigio y diez años después durante la Semana Santa, comenzaron las grandes procesiones del Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santos dedicadas al Señor de la Cuevita y más tarde comenzaron a escenificarse los pasajes del Evangelio.
175 años después, el pueblo de Iztapalapa vuelve a salir a las calles para representar la Pasión de Cristo. Este año, Iván Pedro Estrella Mosco presta su cuerpo, alma, mente y corazón para encarnar a Jesucristo, figura central de la Semana Santa y protagonista de esta representación.
Tras destacar en el proceso de selección que se llevó a cabo en el mes de enero, Iván se preparó física y espiritualmente para este momento, acudiendo a las charlas de preparación que organiza el Comité Organizador de la Semana Santa en Iztapalapa, participando en la Santa Misa y preparándose físicamente, haciendo ejercicio y caminando con una cruz en el Cerro de la Estrella.

Tras casi tres meses de entrenamiento, el día señalado llegó. El Domingo 25 de marzo, en punto de las 7:00 de la mañana, la procesión salió de la casa de los ensayos a la calle Aztecas, rumbo al barrio de San José, a la Mayordomía del Señor de Jerusalén para iniciar el recorrido por los ocho barrios del centro de Iztapalapa.
Jesús, acompañado por sus Apóstoles, la Virgen María, mujeres y niños del pueblo, así como de los sumos sacerdotes llegaron a la explanada del Jardín Cuitláhuac, donde el Obispo Antonio Lerma Nolasco, bendijo los ramos y presidió la procesión hasta el Santuario del Señor de la Cuevita.
Durante la celebración, el Obispo hizo un llamado a los actores de la representación a «hacer las cosas con responsabilidad, pues lo que ustedes van a representar es el Evangelio vivo, más allá de lo cultural», recordando que más allá de una representación reconocida como Patrimonio de la Humanidad, tiene su raíz en la fe de un pueblo católico que confió en Dios cuando la desgracia los azotaba.
Al término de la misa, los actores se dirigieron a la parroquia de San Lucas Evangelista, donde comenzó la representación de los pasajes bíblicos. La curación de un paralítico, el encuentro con la Samaritana, la conversión de María Magdalena y los milagros de Jesús de Nazareth fueron algunas de las escenas representadas, para concluir con la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en el atrio del Santuario del Señor de la Cuevita, dónde Jesús expulsó a los mercaderes del templo, perdonó a la mujer adultera y predijo la caída de la ciudad de Jerusalén.
Las actividades del día concluyeron con el recorrido de regreso a la mayordomía del Señor de Jerusalén para entregar la imagen que acompaño a los actores durante la procesión.