«Padre de Misericordia, en tus manos pongo mi vida: todos los trabajos emprendidos, todas las penas soportadas, toda mi miseria que clama tu bondad».
Fotografías: Omar Ramírez
Celebres por sus grandes festividades, los pueblos originarios de Coyoacán conservan una serie de tradiciones para celebrar a sus santos patronos, entre las que destacan la elaboración de hermosas andas enfloradas y tapetes de aserrín que adornan el paso de las procesiones con la que los moradores enaltecen la dignidad de aquellos que forman parte del espíritu del pueblo.
Uno de los más queridos y celebrados es el Señor de las Misericordias o de la Misericordia del pueblo de los Reyes, un Cristo que evoca el momento de la coronación de espinas y que bajo su mirada dulce congrega a los pueblos de Coyoacán en un ambiente colorido y lleno de devoción.
Cuentan que hacia mediados del siglo XVII, un grupo de personas provenientes de Zapotitlán llevaban hacia la Ciudad de México una imagen de Cristo coronado de espinas para ser restaurada. En el camino, por la zona de Taxqueña, los encargados del traslado se detuvieron a beber alcohol, lo que provocó el enojo del Señor y desapareció frente a los ojos de aquellos caminantes. Días después, una familia del Pueblo de los Reyes descubrió entre los matorrales la imagen del Señor y la llevaron con los frailes de la Parroquia de San Juan Bautista, Coyoacán, para que ellos decidieran qué hacer con el Cristo.
Los padres franciscanos dijeron: “Vaya la imagen a donde el Señor quiera estar”, y uno a uno fueron pasando fieles de los pueblos cercanos para llevarse la imagen, pero ninguno pudo cargarla ya que estaba demasiado pesada, hasta que los habitantes del pueblo de los Reyes pasaron y cargaron fácilmente al Señor. Así se decidió que la imagen fuera al templo de los Santos Reyes.
Años después, los habitantes de Zapotitlán se enteraron que la imagen que habían perdido se encontraba en el pueblo de Los Reyes y fueron por ella para llevarla de regreso a la iglesia de Zapotitlán, pero al intentar moverlo, el Cristo se puso pesado nuevamente.
Tristes por aquel suceso, los “zapotecos” regresaron a Zapotitlán y comenzaron a peregrinar al pueblo de Los Reyes el tercer miércoles de Cuaresma de cada año para honrar al Señor de la Misericordia y pedirle perdón por la ofensa que le hicieron sus antepasados.
EL TERCER MIÉRCOLES DE CUARESMA
La Fiesta del Tercer Miércoles de Cuaresma marca el inicio del ciclo festivo entorno al Señor de las Misericordias y comienza la tarde del martes con la colocación de la portada enflorada a la entrada de la Parroquia de los Santos Reyes y la preparación de algunos alimentos que se cocinan en fogones encendidos en la plazuela.
Entrada la noche se realiza el cambio de vestimenta de la sagrada imagen, que consiste en un cendal y una capa que cubren el cuerpo flajelado de Jesús y es ornamentado con una corona de espinas y una caña entre las manos.
El miércoles por la mañana, los peregrinos de Zapotilán saludan al Señor de las Misericordias con las tradicionales mañanitas al son de la banda que lo acompañará durante la festividad. A las 10:00 de la mañana, entre porras, aplausos, el replique de las campanas y el estruendo de cohetes, el Señor de las Misericordias sale de su templo para ser colocado en un anda enflorada y recorrer las calles de aquel pueblo que eligió como nuevo hogar.
Concluida la procesión, el Señor de las Misericordias descansa por un momento en la Plazuela de los Reyes antes de entrar a la misa en la que se lleva a cabo el cambio de mayordomía, momento en que los nuevos mayordomos de Zapotitlán reciben una cruz y una vela asumiendo el compromiso de organizar la peregrinación del año siguiente y de recibir en su hogar la llamada «Demandita del Señor de las Misericordias» que consiste en una pequeña imagen del Señor que acompaña en las diferentes festividades y visita los hogares de quienes han asumido un compromiso con la comunidad.
EL NOMBRE DEL SEÑOR
A ciencia cierta no se sabe cuál era el nombre de esta advocación, aunque se sabe que por algunos era conocido como el Justo Juez, pero se cree que fueron los frailes los que decidieron llamarlo Señor de las Misericordias, pues Jesúscristo, antes que juez es un Dios lleno de misericordia que perdona y ayuda a quien se lo pide de corazón, olvidando aquella ofensa que recibió en el pasado y acogiendo con el corazón a aquellos peregrinos que lo celebran hermanando a dos comunidades bajo la misma devoción.
El ciclo festivo del Señor de las Misericordias continua con la fiesta del «Santo del Señor» en la que se recuerda su llegada a los Reyes para continuar con las visitas anuales que realiza a los pueblos vecinos de mayo a agosto, culminando con la gran fiesta del recibimiento el primer domingo de septiembre.