«Recobrando la tradición»
Por: Diego Rodarte
Como cada año, las calles de los ocho barrios del pueblo de Ixtapalapa se convirtieron en la Jerusalén Mexicana, escenario de la 176 Representación de la Pasión de Cristo en la que los participantes refrendan su amor y devoción al Señor de la Cuevita y muestran su orgullo por las tradiciones de su comunidad que en Semana Santa llegan a su máxima expresión.
Jesús de Nazareth, interpretado por José Antonio Reyes Reyes, originario del barrio de San Pedro, recorrió las calles acompañado de sus Apóstoles, su madre María, interpretada por Alma Darinka Pineda, las mujeres del pueblo, judíos, fariseos, romanos y nazarenos que caminaron junto a Él durante los días Santos.
Fuera del cuadro de la representación, miles de personas presenciaban los recorridos, algunos se acercaban a Jesús con sus niños pequeños para que los abrazara, los bendijera o bien, para tomarse la foto del recuerdo. Pero también, personas enfermas se le acercaban, mujeres ancianas que le daban la bendición y le daban palabras de aliento, personas en busca de una respuesta, de un aliento de fe también se acercaron al joven que prestó cuerpo, alma, mente y corazón para que Jesús se hiciera presente en medio del pueblo que lo seguía.
El Domingo de Ramos y el Jueves Santo, el obispo auxiliar de la VII Vicaría «San Pablo Apóstol», Mons. Jesús Antonio Lerma Nolasco, dio la bendición a los participantes de la 176 Representación en el Santuario del Señor de la Cuevita, renovando la promesa de continuar con esta tradición que ha pasado de generación en generación.
150 actores y más de 500 extras dieron vida a las diferentes escenas basadas en la novela de Enrique Pérez Escrich El Martír del Gólgota, obra inspirada en los Evangelios y en la leyenda dorada que narran la vida y obra de Jesucristo en la tierra. Más de dos millones de personas acudieron a Ixtapalapa para presenciar la representación, que desde la década de los 80’s es considerada el segundo evento masivo más grande en la Ciudad de México, después de la fiesta de la Virgen de Guadalupe en el mes de diciembre.
DOMINGO DE RAMOS
Después de participar en la Misa del Domingo de Ramos en la Parroquia de San Lucas Evangelista, dieron inicio las primeras escenas de la representación, en la que Jesús se despide de su Madre, María, quien lo acompañará llorosa y en silencio hasta el Calvario. En su andar, Jesús transformó el corazón de la Samaritana, se compadeció de la hija de la mujer cananea, perdonó los pecados de quienes se acercaban a Él implorando su perdón.
Algunos que fueron sanados anunciaban los milagros de Cristo, mientras el pueblo lo aclamaba «De flores y palmas sembremos el suelo, tejamos coronas de mirto y laurel; hoy que abre gozoso sus puertas al cielo, al Dios de Israel». Al llegar al santuario del Señor de la Cuevita, Jesús Expulsó a los mercaderes del templo, salvó la vida de la mujer acusada de adulterio y denunció la falsedad e hipocresía de los fariseos.
MARTES SANTO
Estando en el Monte de los Olivos, representado en un paraje del Cerro de la Estrella, Jesús oraba como de costumbre, cuando sus Apóstoles se percataron de que una multitud venía a ellos. En presencia de los ahí reunidos, Jesús pronunció las Bienaventuranzas y enseñó como se debe orar al Padre. Un niño se le acercó con cinco panes y dos peces con los que el Señor alimentó a los ahí reunidos.
La fe de un legionario romano que confió en la palabra del Maestro consiguió la sanación de su criado, un niño ciego recuperó la vista y el pueblo se maravillaba con los prodigios que Jesús obraba. Mientras todo esto ocurría, un mensajero de Bethania llegó para informar a Jesús que su amigo Lázaro estaba muy enfermo, a lo que el Maestro respondió que iría a verlo en cuatro días.
En el escenario ubicado a un costado del Santuario del Señor de la Cuevita, Marta y María lloraban la muerte de Lázaro. Jesús llega a consolarlas y les pide que lo conduzcan al sepulcro de su amigo. Ante el pueblo reunido y el reclamo de los sumos sacerdotes, es retirada la piedra del sepulcro de Lázaro, a quien Jesús le ordena que salga: «Lázaro, levántate y anda».
JUEVES SANTO
El Concilio se reúne para discutir la situación sobre Jesús de Nazareth, considerado un peligro por sus enseñanzas y temerosos de que el Imperio Romano aplaste a los judíos, el Sanedrín resuelve condenar a muerte a Jesús quedando en espera del momento propicio para aprehenderlo. De manera oportuna, Judas Iscariote se presenta ante el consejo y se ofrece para entregar a Jesús a cambio de 30 monedas de plata. El Concilio pacta el negocio con el Iscariote, que promete regresar para concretar la entrega.
Por otro lado, Jesús y sus Apóstoles llegan al cenaculo preparado por Leví para celebrar la Pascua. Jesús, visiblemente conmovido, anuncia que uno de los doce lo traicionará. Uno a uno, los Apóstoles preguntan quien de ellos será, hasta quedar al descubierto las intenciones de Judas. El Iscariote abandona la sala y Jesús instituye la Eucaristía: «Tomen y coman todos de él, este es mi cuerpo». Después, como signo de humildad lava los pies a sus discípulos, entrega sus últimas enseñanzas y anuncia las negaciones de Pedro.
Bajo la luz de la luna, comienza el recorrido al Cerro de la Estrella, al lugar dispuesto como el Jardín de Getsemananí, ahí, Jesús pide al Padre lo libre del cáliz de amargura, Satanás tienta por última vez al hijo de Dios para ponerlo a prueba, el humilde trébol de Judea dialoga con el nazareno. El Maestro despierta a sus discípulos y habla con ellos por última vez, hasta que llega Judas con el beso traidor que los pone en manos de sus enemigos.
Jesús es conducido ante el Concilio, que lo condena a muerte por proclamarse Hijo de Dios.
VIERNES SANTO
La mañana del Viernes, Jesús es conducido a casa de Poncio Pilatos, quien advertido por su esposa Claudia, busca en todo momento la libertad del justo. Al enterarse que Jesús es Galileo, lo remite ante Herodes Antipas que lo cuestiona y le ofrece la libertad a cambio de un milagro, pero Jesús guarda silencio. Herodes lo devuelve ante Pilatos; este, presionado por los fariseos manda azotar a Jesús.
Los sayoles humillan al nazareno y tejiendo una corona de espinas, se la colocaron en la cabeza como burla al Rey de los Judíos. Pilatos presenta a Jesús ante el pueblo que pide la libertad del asesino Barrabás y la crucifixión para el justo. Pilatos se lava las manos y entrega a Jesús para que sea crucificado.
En su camino al calvario, Jesús se encuentra con su madre, es humillado por el Judío errante a quien le advierte su triste destino; la Verónica se compadece del Maestro y limpia su rostro quedando impregnada la Santa Faz en el lienzo. La Samaritana ofrece agua al Señor que con sus palabras transformó su corazón y Simón de Cirene lo ayuda a cargar la pesada cruz bajo la que Jesús cayó tres veces.
En el Cerro de la Estrella, el Gólgota mexicano, Jesús es crucificado, el cielo nublado y el viento anuncian la muerte del redentor del mundo que inclina la cabeza entregando el espíritu.
SÁBADO SANTO
Los soldados romanos custodian el sepulcro de Jesús, mientras hablan sobre la locura de los sumos sacerdotes, un destello de luz los confunde y la piedra que cubre la tumba cae en tierra. Del sepulcro sale Jesús Resucitado, venciendo a la muerte y consumando la redención de la humanidad.
María, acompañada de las mujeres, acuden al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús. Al llegar encontraron la tumba vacía y el Arcángel Gabriel les anuncia la resurrección; Pedro y Juan acuden también y al ver el sepulcro recuerdan las palabras de su Maestro y corren a avisar a sus compañeros lo ocurrido. María Magdalena es la primera en ver a Jesús resucitado y recibe de Él su primer mensaje para los Apóstoles: «Subo a mi Padre que es vuestro Padre, a mi Dios que es vuestro Dios».
Tomás no da crédito a las palabras de las mujeres ni de sus compañeros, por lo que deciden acudir al sepulcro, ahí Jesús se presenta delante de todos, mostrando a Tomás las heridas de la Pasión, después, Jesús regresa a los cielos, terminando su misión entre los hombres.
Así es como se vive la Pasión de Cristo en Ixtapalapa, una semana llena de emociones y sentimientos encontrados para quienes participan, pues después de poner todo su corazón en la representación, solo quedará el recuerdo de la experiencia vivida y la esperanza de volver a participar el próximo año.