El Señor de las Misericordias regresa a su trono

«Ante una imagen, tenemos humildemente que reconocer lo siguiente: que probablemente nos sobrevivirá, que ante ella somos el elemento frágil, el elemento de paso, y que ante nosotros ella es el elemento futuro…la imagen a menudo tiene más memoria y más porvenir que el ser que la mira».

Por: Diego Rodarte

Tras permanecer más de una década bajo resguardo y cuatro meses de restauración, la imagen original del Señor de las Misericordias, venerado en la Catedral de Corpus Christi, Tlalnepantla, regresó a su trono en el retablo principal de catedral en las vísperas de la Solemnidad de la Ascensión del Señor.

Durante una misa solemne, el pasado 1 de mayo, la escultura de pasta de caña del siglo XVI, fue trasladada del claustro al templo para ser entronizada en el presbiterio y los fieles pudieran contemplar de cerca la imagen del Señor de las Misericordias. En aquella ocasión, el Rector de la Catedral, Pbro. Oscar Camacho Macías, promotor de la restauración de la escultura, recordó que la imagen del Señor de las Misericordias es una de las más antiguas venerada en Tlalnepantla y que su importancia trasciende, más allá de lo estético, por lo que representa para los fieles católicos:

“Las imágenes nos ayudan a reconocer que estamos delante del verdadero Jesús, de Dios Nuestro Señor. No porque esté en la imagen, sino a través de la imagen podemos encontrarnos verdaderamente con Jesús… porque nuestro espíritu y nuestra fe nos lleva al encuentro verdadero y personal con quien tenemos delante y contemplamos.

Al acercarnos al Señor de las Misericordias, nos estamos acercando a Jesucristo, Nuestro Señor y Nuestro Dios”, apuntó el Padre Óscar.

El proceso de restauración estuvo a cargo de la Mtra. Claudia Alejandra Garza Villegas, la Restauradora Náitza Santiago y su equipo de trabajo, quienes desde el mes de octubre de 2022 iniciaron las gestiones correspondientes ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, en el Estado de México, para obtener la licencia e iniciar la investigación para hacer la propuesta de restauración.

Proceso de Restauración del Señor de las Misericordias de Tlalnepantla

En una conferencia impartida en la Catedral de Tlalnepantla, la Mtra. Alejandra Garza explicó que el objetivo de la restauración del Señor de las Misericordias es devolver estabilidad a la obra y los valores estéticos, tecnológicos, funcionales e históricos que se vieron afectados con el deterioro.

La especialista en restauración señaló que la imagen del Señor de las Misericordias corresponde a un Cristo procesional ligero, hueco, elaborado a base de pasta de caña de maíz y madera de colorín, mide 2.25 metros y pesa alrededor de 8 kilos; destacó que esta clase de cristos son huecos y no requieren de ningún relleno, ya que esto cambiaría su estructura y la concepción misma de su creación.

Sin embargo, el cristo había sufrido una serie de intervenciones que se realizaron de manera inadecuada que lo mostraban de una manera distinta que no corresponde al original, ya que presentaba un repinte general en las encarnaciones, cabello y barba, no así en el paño de pureza que conserva su dorado y estofado original, pero que se encontraba sucio; además, la imagen tenía varios faltantes debido a que en algún momento fue lijada, tenía un dedo desprendido, fisuras en los hombros, suciedad y abrasiones en la zona del cendal.

Durante la valoración, se descubrieron vestigios de las ampollas que le salieron a la imagen tras el incendio de la catedral en 1666, y que le dieron el nombre de El Señor de las Ampollas, mismas que le fueron retiradas en una intervención anterior.

En su momento, la restauradora Náitza Santiago, explicó que, tras la evaluación, se decidió eliminar los repintes y retirar los materiales que no correspondían al original, haciendo pruebas con diferentes disolventes, quedando al descubierto los deterioros que tenía la policromía original.

Una vez retirado el repinte y la suciedad, se llevó a cabo la estabilización del soporte, realizando la reposición de materiales en la cabeza y los hombros utilizando caña de maíz y pasta. Para el resane se ocupó una pasta blanca con los materiales que componen la imagen original y solo se colocaron en las zonas donde hacía falta.

El proceso concluyó con la reintegración cromática, colocando color únicamente en las zonas donde hacía falta usando la técnica italiana del rigatino, que consiste en hacer líneas de manera vertical, lo que permite que esta reintegración pueda ser reconocida como algo que no es original, para que en estudios o restauraciones posteriores, los especialistas sepan con exactitud que zonas fueron restauradas y que zonas son originales.

El paño de pureza solo requirió de una limpieza mecánica para la que no se utilizaron disolventes, logrando recuperar el brillo del dorado, destacando los detalles que lo componen.

La noche del 20 de mayo, vísperas de la fiesta de las Ascensión del Señor, la réplica que se encontraba en el retablo, fue descendida para dar lugar a la imagen original del Señor de las Misericordias y presidir las celebraciones en su honor.

En este contexto, se contó con la participación de la La Dra. Rebeca López Mora, Historiadora y responsable del Archivo Histórico de la Catedral de Tlalnepantla, quien presentó la conferencia “Presencia, veneración e identidad. El Señor de las Misericordias en la historia de Tlalnepantla”, en la que habló sobre los orígenes de la imagen del Señor de las Misericordias registrados en los documentos resguardados en el Archivo de la Catedral de Tlalnepantla:

“Yo creo que tener la imagen original de este Cristo tan milagroso y tan querido, es de agradecerse, porque finalmente así lo vieron los artistas originales y así lo amamos, por lo que es, por lo que representa, por la identidad que nos da a todos”, manifestó la Dra. López Mora.

Imagen original del Señor de las Misericordias de Tlalnepantla.

Por: Lic. Humberto Raí Ramírez Jiménez

La fe del pueblo de Tlalnepantla hacia la milagrosa imagen del Señor de las Misericordias a lo largo de su historia ha sido de gran importancia para toda la población cristiana desde el siglo XVI, con la llegada de los frailes franciscanos a “la tierra de en medio” hacia 1555 y que permanecieron hasta la secularización en 1754. A su llegada, los franciscanos comenzaron el arduo trabajo de evangelización en toda la región que comprendía dos parcialidades, una de mexicanos y otra de otomíes y que se unificaron gracias a la labor de los padres de san Francisco. 

Las primeras representaciones de Cristo y de Nuestra Señora se hicieron de materiales muy rudimentarios, iniciados principalmente por Fray Pedro de Gante. En el caso de la bendita imagen del Señor de las Misericordias, corresponde al siglo XVI, fue elaborado en la técnica que se conoce como pasta de caña, aunque también de otros materiales como el papel amate y madera de colorín, entre otros.

Desde el siglo XVI, la doctrina de Tlalnepantla comprendía más de 24 pueblos de visita, los cuales se congregaban en la cabecera que después se convertiría en parroquia y actualmente en la Catedral de Corpus Christi. Para los franciscanos era de suma importancia la piedad popular que se caracterizaba por la celebración de procesiones, también conocidas como “pasos”, en las que se paseaban las imágenes de cristos ligeros, característica principal del Señor de las Misericordias de Tlalnepantla. Tanto Fray Gerónimo de Mendieta como fray Toribio de Benavente “Motolinia”, hablan de la elaboración y descripción de los Cristos de caña destacando la hermosura y perfección de dichas imágenes de las que se decía que hasta los niños eran capaces de cargarlas. 

El origen de la bendita imagen del Señor de las Misericordias es incierto, pero de acuerdo a sus características corresponde al siglo XVI. Sin embargo, las muestras de devoción han sido de gran relevancia para el bendito Cristo, sobre todo en la temporada de cuaresma. Los días viernes por la tarde eran pagadas misas cantadas al Santo Cristo de las Misericordias, dichas misas eran cantadas por los indios cantores de los pueblos. El primer viernes le correspondía a los del pueblo de Tepemaxalco, hoy San Pedro Barrientos, el segundo era por particulares, el tercero por los mexicanos de Tenayuca, el cuarto por los otomíes, el quinto viernes lo pagaban los fiscales de los pueblos que eran la autoridad de los indios. El viernes de dolores la pagaban los del pueblo de San Lucas. El Jueves Santo, las parcialidades de mexicanos y otomíes ponían petates en la capilla dedicada al Santo Cristo de las Misericordias y procesionaban con los otros cristos de los pueblos.

Detalle del Señor de las Misericordias de Tlalnepantla

Un hecho que acrecentaría la devoción del Señor de las Misericordias tanto en la región de Tlalnepantla y en pueblos vecinos, fue el incendio de 1666 que consumió la iglesia de Corpus Christi. La crónica del siglo XVIII dice que el santo Cristo sufrió durante el siniestro y su cruz quedó en cenizas, pero la imagen permaneció intacta, quedándole unas ampollas que parecieran de carne viva, lo que originó que se le llamara EL SEÑOR DE LAS AMPOLLAS, dando paso a que otros pueblos que ahora corresponden a la Ciudad de México como lo son Ticomán, Santa Isabel Tola y del norte como la Magdalena Cahuacán, San Francisco Magú, y peregrinos de otros lugares como Xochimilco, llegaran a rendirle culto a la imagen milagrosa, siendo así hasta que se entregara la doctrina a los padres seculares en 1754.

Estos datos se encuentran en un documento que se conoce como el Directorio de los Franciscanos que se encuentra en el Archivo Histórico de la Catedral de Tlalnepantla.

Después de la secularización y pasando ahora a ser curato del Arzobispado de México, siendo el primer párroco el bachiller don Antonio de Padilla y Rivadeneira, este retoma todas las costumbres heredadas por los frailes desde el siglo XVI y es quien sigue promoviendo la devoción con mayor fuerza.  Durante la etapa del padre Padilla, personaje de gran importancia en la Ciudad, además de abogado de la Real Audiencia, hace una petición al Arzobispo de México en la que solicita beneficios espirituales como la indulgencia a quien venere con devoción al santo Cristo al que el señor cura lo tenía de manera muy decente y le profesaba mucha devoción.

El arzobispo Alonso Núñez de Aro concede 80 días de indulgencia a todas las personas que devotamente rezaren un credo, un padre nuestro, ave María y Gloria, pidiendo la paz, la concordia entre los pastores de la iglesia y la erradicación de las herejías, lo cual se hizo así hasta 1786 a la muerte del primer cura.

Mons. Alonso Núñez de Haro y Peralta, Arzobispo de México

El segundo cura, don Sebastián de Yturralde, que era oriundo de Tlalnepantla y quien profesó mucha devoción al santo Cristo, fue el encargado de costear el retablo del Señor de las Misericordias para su capilla y es el encargado de organizar el solemne novenario en el que participaban los diferentes pueblos del curato, así como la procesión anual que se desarrollaba por el amplio atrio con el mayor respeto y veneración a la sagrada imagen. 

En el siglo XIX, en un documento de 1839, se menciona que el señor tenía un cendal de cambray, así como 50 milagros junto al retablo. En 1848, se dice que el párroco don Manuel Segura toma unos terrenos que se ceden a una señora del lugar y todo lo cultivado se daría para el culto del Señor, hasta la desamortización de los bienes de la iglesia.

El 13 de mayo de 1891, en una descripción de un periódico católico se señala que durante el periodo del padre José María Baca se llevaba a cabo una función solemnísima al Señor de las Misericordias y habla de la devoción de los pueblos de los alrededores a manera de gratitud ante el amparo y protección en todas las aflicciones de sus fieles devotos. La fiesta de ese año fue pagada por los pueblos de Santa María Calacoaya y de San Jerónimo Tepetlacalco.

Ya que mucha gente de la Ciudad de México venía a venerar al Señor, dada la devoción tan importante, se hizo una petición a la compañía de ferrocarril urbano para aumentar el número de vehículos que venían a Tlalnepantla para dar abasto a los visitantes, hubo bandas musicales, orquesta, cantantes y la misa fue de tres ministros. En esa ocasión, el padre Doctor Calderón en su sermón hizo una descripción de los inmensos beneficios que concedía a los fieles de Tlalnepantla el divino Señor de las Misericordias.

Procesión con la réplica del Señor de las Misericordias, Domingo de las Ascención 2023

En otra crónica de 1901, en el periódico católico llamado La vida religiosa dice que desde las cuatro de la mañana la gente se preparaba para las fiestas del Señor. Por la tarde se hacía una procesión con el Santísimo y la bendita imagen del Cristo de las Misericordias, entre olorosas flores, cantos e incienso del fervoroso pueblo.  Tras la guerra cristera el templo cierra, pero la devoción no se apaga de los corazones de los fieles de Tlalnepantla. En el libro de la Sociedad del Señor de las Misericordias que data de 1953 a 1956 dice que el novenario se sigue haciendo y habla de que el pueblo de Cuautepec continúa viniendo a rendir culto a la bendita imagen. 

Es hasta el 13 de enero de 1964 cuando se crea la Diócesis de Tlalnepantla y la parroquia es elevada a categoría de Catedral, siendo consagrada el 23 de agosto de ese mismo año. El primer obispo de Tlalnepantla fue Fray Felipe de Jesús Cueto OFM, quien modifica la decoración del templo y coloca en el altar principal la imagen del Señor de las Misericordias y durante los años siguientes se siguen las muestras de devoción hacia la bendita imagen con gran gozo y alegría de los fieles de Tlalnepantla y sus pueblos.  

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