El Señor de la Palma

«Hoy te acompañamos con ramos en las manos y cantos en el corazón…»

Por: Diego Rodarte

San Pablo de las Salinas, Tultitlán, Edomex.

Cada Domingo de Ramos, el pueblo de San Pablo de las Salinas, perteneciente al municipio de Tultitlán, en el estado de México, se viste de fiesta para celebrar la Entrada Triunfal de Cristo a Jerusalén, pero contrario a lo que se pensaría, la festividad no gira en torno a una imagen de Jesús montado en el burrito, sino en una hermosa imagen de Jesús coronado de espinas o Ecce Homo, que el pueblo de San Pablo venera con especial devoción.

De acuerdo con la investigación de Alberto Guzmán Sandoval, integrante del proyecto San Pablo de las Salinas a través del tiempo, la imagen del Señor de la Palma, conocido anteriormente como Señor de la Caña, fue donada por el señor Raymundo González a un habitante de San Pablo de las Salinas llamado Fidel Juárez, de oficio albañil, en el año de 1936.

Como la llegada del Señor de la Caña coincidió con el Domingo de Ramos de aquel año, don Fidel, junto con varios vecinos, organizó una procesión recreando la Entrada Triunfal de Jesús a Jerusalén para recibirlo en la población.

Dicha imagen, cuyo origen se puede situar en el siglo XVIII debido a su manufactura en madera y ojos de vidrio, fue colocada en el templo de San Pedro y San Pablo, donde permaneció por varios años, ocupando un nicho propio adosado a uno de los muros del templo, y durante su fiesta ocupaba el espacio central del retablo mayor de la parroquia.

Tal fue el cariño y la devoción a esta sagrada imagen, que los vecinos decidieron construirle un templo propio, y fue hacia la década de los setenta, cuando iniciaron las obras de construcción gracias al apoyo y los donativos de la propia comunidad, en un terreno donado por el señor Benjamín Valeriano.

Finalmente, el Domingo de Ramos de 1977, la imagen fue trasladada de la parroquia de San Pedro y San Pablo a su nuevo templo, que consistía en una capilla con dos torres y una cúpula, y cambió su título original por el “Señor de la Palma”, llevando como atributo que lo identifica una palma en la mano en lugar de una caña.

En esa misma fecha, don Fidel Juárez hizo la donación formal de la imagen a la comunidad, en la que participaron como testigos el señor Agustín Luna, quien se desempeñaba como delegado de San Pablo de las Salinas, y el señor Juan Sánchez.

A partir del los años ochenta, la capilla del Señor de la Palma se fue ampliando hasta adquirir sus nuevas dimensiones, al tiempo que fue subiendo de rango, pasando de capilla a Rectoría y actualmente a Cuasiparroquia.

Gracias a fotografías proporcionadas por la comunidad al proyecto San Pablo de las Salinas a través del tiempo y a la tradición oral que ha pasado por generaciones, se sabe que cada año la imagen del Señor de la Palma salía en procesión solemne del templo de San Pedro y San Pablo para recorrer las calles de la comunidad el Domingo de Ramos.

Es así que la fiesta se empezó a consolidar, y actualmente, cada Domingo de Ramos, los fieles de San Pablo de las Salinas inician la Semana Santa con las celebraciones en honor al Señor de la Palma.

Los festejos inician con un novenario de preparación que consiste en el rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia y una misa en casa de diferentes familias que ofrecen el novenario. Durante las vísperas, el templo se adorna para la ocasión y se hace el cambio de vestimentas a la sagrada imagen, a la que se le retira la palma dorada que lleva durante el año y se le coloca una palma natural tejida y adornada, y que puede llegar a medir algunos metros de alto.

El Domingo de Ramos inicia con las tradicionales Mañanitas en honor al Señor de la Palma y la fiesta se desarrolla entre los oficios propios del día, eventos culturales, una Kermés, sin pasar por alto la bendición de las palmas con las que se marca el inicio de la Semana Santa.

Por la tarde, el Señor de la Palma desciende de su altar y es llevado en procesión por las calles del pueblo, acompañado por los patrones de las capillas del pueblo: La Inmaculada Concepción, San Judas Tadeo y San Isidro Labrador, en medio de vivas y cantos que evocan la realeza de Cristo, finalizando con la misa de clausura de la fiesta patronal.

Con este sencillo festejo, los pobladores de San Pablo de las Salinas agradecen al Señor de la Palma los favores recibidos, y aunque no existen milagros documentados atribuidos a esta advocación, son muchas las bondades que el Señor concede a quien se las pide desde el corazón.

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